Foto: 2008, Costa Rica.

La lactancia materna es una de las formas más eficaces de asegurar la salud y la supervivencia de los niños. Combinada con la alimentación complementaria, la lactancia materna óptima previene la malnutrición y puede salvar la vida a cerca de un millón de niños. La investigación indica que cerca de 20% de las defunciones neonatales  podrían evitarse si se empezara a amamantar a todos los recién nacidos durante la primera hora de vida. La lactancia exclusivamente materna se recomienda durante los primeros seis meses de vida. Después debe complementarse con otros alimentos hasta los dos años.

La leche materna es ideal para los recién nacidos y lactantes, pues les aporta todos los nutrientes que necesitan para un desarrollo sano. Además es inocua y contiene anticuerpos que ayudan a proteger al lactante de enfermedades frecuentes como la diarrea y la neumonía, que son las dos causas principales de mortalidad infantil en todo el mundo. La lactancia materna también ayuda a las madres a adelgazar y reduce su riesgo de cáncer mamario y ovárico, así como de diabetes de tipo 2.

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