El consumo de tabaco es la causa de muerte más prevenible en el mundo actual, y mata a casi un millón de personas en la región de las Américas cada año, ya sea por consumo directo o por exposición al humo de tabaco ajeno. Es responsable del 15% de las muertes por enfermedades cardiovasculares, del 24% de las muertes por cáncer y del 45% de las muertes por enfermedades respiratorias crónicas.
"La lucha contra el tabaco comenzó en la década de 1950, cuando la comunidad médica empezó a reunir pruebas de que fumar causa enfermedades graves, en particular cáncer", dijo Adriana Bacelar Gomes, especialista en vigilancia del tabaco de la OPS. "Fue entonces cuando empezaron las primeras iniciativas para limitar a la industria y regular los productos del tabaco y su consumo, y ahí empezó nuestro trabajo", agregó.
Sin embargo, 70 años después, el tabaco sigue siendo el único producto de consumo legal que mata hasta a la mitad de sus consumidores.
En los últimos 20 años, la labor de la OPS en materia de control del tabaco se ha centrado principalmente en apoyar a los países en sus esfuerzos por adoptar y aplicar el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, un tratado internacional jurídicamente vinculante que promueve medidas costo eficaces de control del tabaco. Entre ellas figuran la protección contra el humo de tabaco ajeno en todos los lugares de trabajo interiores y espacios públicos; advertencias sanitarias gráficas de gran tamaño en los paquetes de los productos de tabaco; una prohibición completa de la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco; y el aumento de los impuestos al tabaco.
Aunque estas medidas tienen todo el sentido del mundo en términos de protección de la salud pública y reducción del impacto en los sistemas de salud, la fuerte resistencia de la industria ha provocado retrasos en su aplicación, a menudo durante muchos años.
"En lo que respecta al control del tabaco, hay una industria muy poderosa y con muchos recursos que trabaja directamente contra la salud pública. Y están dispuestos a utilizar todo su arsenal para impedir que se reduzca la demanda de sus productos, que es un objetivo clave de la salud pública", afirmó Bacelar Gomes.
En el caso de México, la primera acción concreta tras la ratificación del CMCT de la OMS, fue la aprobación de la ley general de control del tabaco en 2008.
"Esta ley adoptó las medidas del Convenio Marco, pero sólo parcialmente", dijo Sabines. "Por ejemplo, aunque proponía lugares públicos libres de humo de tabaco, seguía permitiendo zonas designadas donde se podía fumar en interiores, lo que no protege al público del humo de tabaco ajeno".
Los esfuerzos de la OPS durante los 13 años siguientes fueron cruciales para conseguir la modificación de la ley. Esto incluyó el apoyo técnico continuo a la Secretaría de Salud de México; la creación de capacidad; el desarrollo y la difusión de pruebas científicas para respaldar las medidas; así como campañas de comunicación para informar al público de los daños del consumo de tabaco.
Más recientemente, la cooperación técnica ha incluido esfuerzos para ayudar a evitar que los jóvenes utilicen productos novedosos, como los cigarrillos electrónicos y los productos de tabaco calentado, que se comercializan agresivamente como "alternativas más saludables".
Entre 2008 y 2021, cuando se modificó la ley, hubo más de un centenar de proyectos en el Congreso para actualizar la ley de control del tabaco. "Entre ellos había iniciativas para mejorar la legislación sobre empaquetado y publicidad, lugares públicos libres de humo de tabaco", explicó Sabines. Pero ninguna llegó a buen puerto.
Durante este tiempo, la oficina de la OPS en el país organizó reuniones con socios nacionales e internacionales, expertos técnicos y funcionarios de la Secretaría de Salud para diseñar una estrategia que permitiera al país avanzar en la enmienda de la ley de control del tabaco. Esto incluyó el trabajo con los medios de comunicación nacionales para publicar artículos y editoriales sobre la importancia del control del tabaco.