En Perú, Maximiliana ha pastoreado ovejas y cabras desde que era muy pequeña, pero en los últimos 60 años muchas cosas han cambiado. Cuando ella era joven, el pasto abundaba. En la actualidad, sin embargo, tiene que caminar 15 kilómetros por las praderas secas de los Andes peruanos para lograr que sus animales encuentren alimento suficiente. Hace poco, Maximiliana y su marido se afiliaron a un grupo de personas mayores que ayudan a trabajar las tierras de la comunidad. "Me gusta mucho caminar por las montañas con mis animales", declara Maximiliana, "pero tengo que encontrar otra forma de ganar dinero porque no podré seguir haciendo esto para siempre".