Informe Anual de la Directora - 2011
La salud y los Objetivos de Desarrollo del Milenio: del compromiso a la acción
 

Capítulo 1. Progreso regional en la consecución de los ODM relacionados con la salud

La prominencia de la salud en el marco de los ODM refleja el reconocimiento generalizado de los sólidos vínculos que existen entre la salud y el desarrollo socioeconómico y la necesidad de reducir las inequidades en ambos campos para lograr un progreso sostenido en el mundo.

La salud influye en todas las economías y sociedades a causa de los costos económicos directos de las enfermedades y discapacidades, así como por sus efectos en el desarrollo individual, la productividad y la creatividad. De igual manera, ciertos determinantes sociales, como la pobreza, el nivel de escolaridad, la discriminación y otras formas de exclusión social, repercuten en la salud durante toda la vida por medio de variables tales como la nutrición prenatal y en la niñez, las condiciones de vida y de trabajo, los conocimientos y los comportamientos en relación con la salud, y el acceso a los bienes y servicios sanitarios. Por consiguiente, en cierta medida es necesario impulsar todos los ODM para facilitar y mantener el progreso de los resultados en materia de salud, creando cohesión social y reforzando el civismo individual.

Mientras que en el capítulo 2 de este informe se pone de relieve la cooperación técnica de la OPS/OMS en relación con casi todos los ODM, el presente capítulo se centra en el progreso realizado en la Región con respecto a los objetivos y las metas que están más directamente relacionados con la salud: meta C del ODM 1, ODM 4, ODM 5, ODM 6, metas C y D del ODM 7 y meta E del ODM 8.

ODM 1. Erradicar el hambre

Meta e indicadores del ODM 1 relacionados con el hambre

Meta C: Reducir a la mitad, entre 1990 y el 2015, el porcentaje de personas que padecen hambre

Indicadores:
Prevalencia del peso inferior al normal en los menores de 5 años
Proporción de la población cuyo consumo de energía alimentaria es inferior al mínimo


Más de la mitad de los países y territorios de América Latina y el Caribe sobre los cuales hay datos parecen estar encaminados a nivel nacional para lograr las metas oficiales de los ODM en relación con el hambre, según el informe de la CEPAL del 2010 titulado El progreso de América Latina y el Caribe hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Desafíos para lograrlos con igualdad. Estas metas se centran en las necesidades calóricas mínimas, que en la Región de las Américas se definen como 1.800 kcal por día por persona, y la desnutrición de los niños, que se define como peso bajo para la edad.

Ocho países y territorios ya han alcanzado la meta en relación con las necesidades calóricas mínimas: Cuba, Guyana, Jamaica, Antillas Holandesas, Nicaragua, Perú, San Vicente y las Granadinas y Uruguay. Ocho países más estarían en condiciones de lograr esa meta: Bahamas, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Honduras y Suriname (CEPAL/FAO).

En cambio, siete países han avanzado menos de lo necesario para alcanzar la meta de las calorías mínimas para el 2015: Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), Haití, Panamá, Paraguay, República Dominicana, y Trinidad y Tabago. Otros siete no han avanzado en absoluto o están en condiciones inferiores de satisfacer las necesidades nutricionales mínimas de su población que hace 20 años: El Salvador, Granada, Guatemala, México, Santa Lucía, Saint Kitts y Nevis, y Venezuela (República Bolivariana de) (CEPAL/FAO).

Es importante observar que, en varios países que han logrado progresos, 20% o más de la población todavía no consume las necesidades calóricas mínimas. Entre ellos se encuentran Haití (58%), Bolivia (23%), República Dominicana (21%) y Nicaragua (21%), así como el Caribe en su totalidad (23%) (CEPAL/FAO).

Por el contrario, en seis países, menos del 5% de la población no consume las necesidades calóricas mínimas: Argentina, Chile, Costa Rica, Cuba, México y Uruguay (CEPAL/FAO).

Según los datos obtenidos sobre la desnutrición en la niñez (peso bajo para la edad), América Latina y el Caribe en su totalidad han reducido este indicador un 20% más de lo que se necesitaría a fin de alcanzar esta meta para el 2015.

Sin embargo, el progreso varía mucho de un país a otro. Doce países están adelantados: Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Nicaragua, Perú, República Dominicana y Venezuela. Por su parte, Belice y Jamaica han avanzado desde 1990, pero menos de lo necesario para alcanzar la meta para el 2015. A su vez, Argentina, Costa Rica y Uruguay tienen tasas de desnutrición en la niñez de menos del 5% (2005), de modo que es muy probable que reduzcan esta tasa a menos del 2% para el 2015, erradicando así la desnutrición (CEPAL/OMS/UNICEF).

También vale la pena examinar algunos indicadores de desnutrición que pueden resultar tanto o más útiles en el contexto regional que los indicadores oficiales de los ODM para evaluar el progreso en la erradicación del hambre. Los niveles de desnutrición aguda, definida como peso bajo para la talla, se han mantenido estables en la mayor parte de la Región durante los dos últimos decenios. Pero el problema ha reaparecido en varios países, entre ellos Bolivia, Guatemala, Haití y Honduras, con tasas de letalidad altas cuando no se lo trata adecuadamente.

Por otro lado, la desnutrición crónica, definida como talla baja para edad (retraso del crecimiento), sigue siendo un problema de salud grave en la Región, que afecta a unos 9 millones de niños y contribuye en gran medida a la mortalidad en la niñez. En toda América Latina y el Caribe, la prevalencia del retraso del crecimiento es mucho mayor que la prevalencia del peso inferior al normal. Sin embargo, también en este caso la tendencia es principalmente positiva: en todos los países sobre los cuales hay datos representativos, las tasas de retraso del crecimiento han descendido en los últimos años. Seis países de América Latina (Brasil, Colombia, El Salvador, México, Nicaragua y República Dominicana) están en camino de reducir el retraso del crecimiento a la mitad para el 2015, en tanto que a Bolivia, Costa Rica y Haití están dentro de 3 puntos porcentuales de alcanzar ese nivel. El retraso del crecimiento sigue siendo un problema sumamente grave en Centroamérica y en los países andinos: afecta a la mitad de los guatemaltecos y entre un cuarto y un tercio de los bolivianos, ecuatorianos, haitianos, hondureños y peruanos.

Las carencias de micronutrientes (hierro, vitamina A y yodo, por ejemplo) también constituyen problemas nutricionales considerables en la Región, aunque no son indicadores de los ODM. La prevalencia de la anemia en los niños pequeños ha disminuido muy poco, de 34 a 33% en un período de 10 a 12 años, en los 16 países sobre los cuales hay datos en relación con esta tendencia. En las mujeres en edad fecunda que no están embarazadas, la anemia bajó solo levemente, de 21 a 20% durante un período similar. La tendencia es mejor en las embarazadas: la prevalencia de anemia en este grupo disminuyó de 43 a 28% en 15 países en un período de 10 años. También se han observado mejoras en los trastornos por carencia de yodo. No hay datos para evaluar el progreso con respecto a la carencia de vitamina A.

Aunque no se han recopilado datos sobre el hambre en relación con los ODM en Estados Unidos y Canadá, los indicadores muestran que, en el 2007, en 0,8% de las familias estadounidenses con niños, uno o más de esos niños estaban en una situación de “seguridad alimentaria muy baja”, o sea, comidas irregulares e ingesta alimentaria inferior a los niveles considerados adecuados por las personas a cargo de su cuidado (USDA). En el 2007 y el 2008, 2,7% de las familias canadienses sufrían una “grave inseguridad alimentaria”, o sea, ingesta reducida de alimentos y perturbación de los hábitos alimentarios como consecuencia de la falta de dinero para comprar alimentos (CCHS/Salud Canadá).

ODM 4. Reducir la mortalidad de los menores de 5 años

Meta e indicadores del ODM 4

Meta A: Reducir en dos terceras partes, entre 1990 y el 2015, la mortalidad de los menores de 5 años

Indicadores:
Tasa de mortalidad de los niños menores de 5 años
Tasa de mortalidad de los niños menores de 1 año
Proporción de los niños de 1 año que han sido vacunados contra el sarampión


Los países de las Américas han avanzado mucho con la reducción de la mortalidad de lactantes (menores de 1 año) y niños pequeños (menores de 5 años). En Canadá y Estados Unidos, donde la tasa de mortalidad ya era baja, los cambios recientes han sido pequeños. La mortalidad en la niñez bajó el 4% en Canadá entre el 2001 y el 2006 (de 5,2 a 5,0 por 1.000 nacidos vivos). En Estados Unidos, durante el mismo período, la mortalidad en la niñez bajó el 7,4% (de 6,8 a 6,7 por 1.000).

Al 2009, América Latina y el Caribe tenían la tasa de mortalidad en la niñez más baja de cualquier región en desarrollo, de 19 por 1.000 nacidos vivos, así como la tasa de disminución más rápida (55%) desde 1990. Para lograr la meta de los ODM de reducir la mortalidad infantil para el 2015, era necesario que los países hubieran logrado para el 2009 una reducción del 50,2% como mínimo desde 1990, lo cual significa que, en general, la Región está encarrilada para cumplir el ODM 4.

Este progreso refleja varios factores, entre ellos mejoras en intervenciones cruciales de atención primaria de salud y el mayor acceso a ellas, como la inmunización, el apoyo a la lactancia materna, la atención de niños sanos y la terapia de rehidratación para las enfermedades diarreicas, así como la ampliación de los servicios básicos de agua potable y saneamiento. Otros factores importantes son el aumento del nivel de educación, especialmente de las mujeres, la disminución de las tasas de fecundidad y la reducción de la pobreza.

Sin embargo, estos promedios regionales ocultan grandes diferencias entre los países. Además de Canadá y Estados Unidos, varios países y territorios, entre ellos Chile, Costa Rica, Cuba y Uruguay en América Latina, así como Anguila, Guadalupe, Guayana Francesa y Martinica en el Caribe, han logrado tasas de mortalidad en la niñez de 10 por 1.000 o menores, comparables a las de muchos países desarrollados o incluso mejores. Por el contrario, Bolivia y Haití tienen tasas hasta ocho veces mayores, de 50 a 80 defunciones por 1.000 nacidos vivos. Guyana, Suriname y Trinidad y Tabago tienen tasas de 20 a 40 por 1.000, según diversos cálculos.

También hay grandes disparidades dentro de los países de la Región en lo que se refiere a la mortalidad en la niñez. En Estados Unidos, la mortalidad en la niñez entre los bebés de mujeres negras no hispanas es casi el doble del promedio nacional (13 en comparación con 6,7 por 1.000 nacidos vivos) y la tasa entre los bebés de mujeres puertorriqueñas es 44% mayor que entre los bebés de mujeres blancas no hispanas (CDC, 2006). En América Latina, los cálculos de las defunciones de niños nacidos de mujeres de 25 a 39 años de edad varían sorprendentemente entre divisiones administrativas pequeñas de varios países, de menos del 3% a más del 25% en diferentes áreas de México, Guatemala, Nicaragua y Panamá (CELADE, 2000). También hay disparidades entre las zonas urbanas y periurbanas de las principales zonas metropolitanas y entre los grupos indígenas o étnicos y la población general, aunque las diferencias son mucho mayores en algunos países que en otros.

En cuanto a la mortalidad en la niñez (menores de 5 años), en América Latina y el Caribe en conjunto se observó una disminución del 79,1% entre 1991 y 2009 y casi todos los países presentaron una disminución muy superior al 50%, suficiente para lograr la reducción prevista para el 2015 (CELADE y División de Población de las Naciones Unidas). Del mismo modo que la mortalidad en la niñez, sin embargo, las tasas reales siguen variando mucho entre países y territorios, de más de 50 por 1.000 nacidos vivos en Haití, Bolivia y Guyana a menos de 10 por 1.000 en Chile, Cuba y Guadalupe.

ODM 5. Mejorar la salud materna

Metas e indicadores del ODM 5

Meta A: Reducir un 75% la tasa de mortalidad materna entre 1990 y el 2015

Indicador:
Porcentaje de los partos atendidos por personal de salud capacitado

Meta B: Lograr, para el 2015, el acceso universal a la salud reproductiva

Indicadores:
Tasa de prevalencia del uso de anticonceptivos
Tasa de natalidad en la adolescencia
Cobertura de la atención prenatal
Necesidades no atendidas en lo que se refiere a la planificación familiar


La mortalidad materna varía extraordinariamente entre los países de las Américas, de menos de 50 defunciones por 100.000 nacidos vivos en Argentina, Canadá, Chile, Costa Rica, Cuba, Estados Unidos y Uruguay a 630 por 100.000 en Haití. En el Caribe, los tres países con la mortalidad materna más alta son Suriname (184,3 defunciones por 100.000 nacidos vivos en el 2007), Guyana (112,5 defunciones en el 2007) y Jamaica (95 defunciones en el 2001-2003) (indicadores básicos de la OPS).

Según los datos de la OPS/OMS, la mortalidad materna disminuyó el 40% en las Américas entre 1990 y el 2008, de 140 a 84 defunciones por 100.000 nacidos vivos. Sin embargo, es difícil dar seguimiento al progreso en este indicador debido a problemas con la calidad y la cobertura de los datos. Algunos países han mejorado la notificación de las muertes maternas, lo cual puede ocultar mejoras reales en la mortalidad. Se cree que otros países subestiman las defunciones maternas hasta en un 50%. Aunque los datos muestran que 15 países de la Región presentaron una disminución entre 1990 y el 2008, eso no ocurrió con muchos otros y la mayoría de los países tienen poca probabilidad de alcanzar la meta de los ODM para el 2015.

Entretanto, los cálculos recientes indican que se producen poco más de 10.000 defunciones maternas en la Región cada año, muchas de las cuales podrían prevenirse con intervenciones comunes.

Los principales factores que contribuyen a la mortalidad materna son causas obstétricas directas tales como trastornos hipertensivos (preeclampsia y eclampsia), hemorragias y abortos, así como septicemia y otras infecciones del puerperio. Las causas indirectas incluyen la infección por el VIH y las enfermedades transmitidas por vectores, como la malaria, que son factores que contribuyen a las muertes maternas.

Uno de los factores más estrechamente relacionados con las enfermedades y las muertes maternas es la ausencia de personal de salud capacitado en el parto. En 1999, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció un umbral de 90% de los partos con atención profesional como meta para el 2015. Varios países de la Región, entre ellos Bolivia, Guatemala, Haití y Perú, han quedado muy a la zaga con respecto a este indicador; Honduras, Nicaragua y Paraguay también están rezagados, pero en menor grado (CEPAL). Sin embargo, la atención calificada del parto de por sí no puede garantizar la reducción de la mortalidad materna; igualmente importantes son la eficacia y la calidad de la atención, junto con la demora de la búsqueda de atención médica más especializada.

La meta del acceso universal a la salud reproductiva se agregó al ODM 5 en el 2005, lo cual refleja la preocupación por este aspecto esencial para la mejora de la salud materna y la reducción de las muertes maternas. Los indicadores correspondientes a esta meta son la prevalencia del uso de anticonceptivos, la cobertura de la atención prenatal, las tasas de natalidad en la adolescencia y las necesidades no atendidas en lo que se refiere a la planificación de la familia.

En términos generales, la cobertura de la atención prenatal es relativamente alta en América Latina y el Caribe: más de tres de cada cuatro mujeres realizan cuatro o más consultas prenatales en siete de 11 países que proporcionan datos sobre este indicador (CEPAL). Sin embargo, el acceso tanto a la atención prenatal como a la atención durante el parto es mucho menor en zonas rurales y en las poblaciones indígenas y de ascendencia africana.

En cuanto a fecundidad en la adolescencia, la tasa de natalidad entre las mujeres de 15 a 19 años sigue siendo alta en América Latina y el Caribe, y bajó solo el 7,2% desde 1990 (CEPAL). África subsahariana es la única región que presentó una disminución menor de la fecundidad en la adolescencia (5,7%) durante ese período.

Se cree que los embarazos no deseados contribuyen a cerca de un cuarto de las defunciones maternas (Objetivos de desarrollo del Milenio. Informe de 2007. Naciones Unidas). En varios países de América Latina, el uso de métodos anticonceptivos en las mujeres en edad fecunda sigue siendo bajo, aunque la diferencia entre las zonas rurales y urbanas se ha reducido en la mayoría de los países sobre los cuales hay datos (CEPAL). Además, la mayoría de los países han reducido la demanda no atendida de servicios de planificación de la familia y las disparidades del acceso entre diferentes sectores sociales (CEPAL). Todavía queda mucho que hacer para que cada persona de la Región tenga acceso a servicios de salud sexual y reproductiva integrales y de buena calidad.

ODM 6. Combatir la infección por el VIH/sida, la malaria y otras enfermedades

Metas e indicadores del ODM 6 relacionados con la infección por el VIH/sida

Meta A: Haber detenido y comenzado a reducir la propagación de la infección por el VIH/sida para el 2015

Indicadores:

Prevalencia de la infección por el VIH en los habitantes de 15 a 24 años
Uso de condón en la última relación sexual de alto riesgo
Proporción de los habitantes de 15 a 24 años con un conocimiento completo y correcto de la infección por el VIH y el sida
Asistencia escolar de los niños de 10 a 14 años que son huérfanos comparada con la asistencia escolar de los niños de esa edad que no son huérfanos

Meta B: Lograr, para el 2010, el acceso universal al tratamiento del VIH/sida de todas las personas que lo necesiten

Indicador:
Proporción de los habitantes con una infección avanzada por el VIH que tienen acceso a medicamentos antirretrovíricos


La epidemia de la infección por el VIH ha tenido efectos diferentes en las distintas subregiones de las Américas. Con casi el 1% de los adultos (de 15 a 49 años) infectados, el Caribe tiene la prevalencia de infección por el VIH más alta de cualquier región del mundo excepto África subsahariana. En América del Norte, Central y del Sur se calcula que la prevalencia es del 0,5% (ONUSIDA).

Las tendencias recientes en lo que se refiere a las infecciones nuevas también varían según la subregión. Entre el 2001 y el 2009, las infecciones nuevas disminuyeron el 15% (de 20.000 a 17.000) en el Caribe y el 7% (de 99.000 a 92.000) en América Central y del Sur. En cambio, durante el mismo período, los casos nuevos aumentaron el 6% en América del Norte (de 66.000 a 70.000). A nivel regional, esto resultó en una disminución del 3% de los casos nuevos durante ese período.

Los cambios en la mortalidad han variado mucho en la Región de las Américas. En Estados Unidos y Canadá, las muertes por sida disminuyeron extraordinariamente tras la introducción del tratamiento con antirretrovíricos de gran actividad (TARGA). El número de defunciones atribuible a la infección por el VIH en Canadá bajó el 76% de 1995 a 1999 y el 16% del 2000 al 2006, el último año sobre el cual hay datos (PHAC). La tasa de mortalidad por la infección por el VIH ajustada según la edad en Estados Unidos disminuyó el 28% de 1995 a 1996, el 46% de 1996 a 1997 y el 18% de 1997 a 1998. A partir de 1998, la disminución anual fue del 3% al 8% (CDC). No obstante, el sida sigue siendo una de las causas principales de muerte en personas de 25 a 44 años de edad en Estados Unidos, en particular entre los afroestadounidenses y los hispanos.

En varios países de América Latina, entre ellos Argentina, Brasil, Chile y Costa Rica, la mortalidad por la infección por el VIH/sida es mucho menor como consecuencia del acceso ampliado al tratamiento antirretrovíricos. En otros, como Colombia, Venezuela y Ecuador, la mortalidad por la infección por el VIH permanece estable o ha aumentado.

Los grupos más afectados por la epidemia en la Región de las Américas siguen siendo los hombres que tienen relaciones homosexuales, los consumidores de drogas inyectables y los profesionales del sexo. La proporción de mujeres infectadas por el VIH se ha estabilizado en un 34% de todas las personas infectadas por el VIH en América Latina y el 48% de las personas infectadas por el VIH en el Caribe (ONUSIDA/OPS/UNICEF).

En cuanto al uso de condones, algunos estudios muestran que más hombres (69%) que mujeres (40%) que tuvieron más de un compañero sexual durante los 12 meses anteriores dicen haber usado condones. En América Latina y el Caribe, solo tres países señalaron que los adolescentes pueden conseguir condones en la escuela (ONUSIDA/OMS). Los estudios también revelan un uso creciente de condones por los profesionales del sexo y sus clientes, pero subsisten lagunas en las medidas de prevención, en particular entre los hombres que tienen relaciones homosexuales y los consumidores de drogas inyectables (ONUSIDA/OMS).

El conocimiento de la transmisión y prevención de la infección por el VIH también varía mucho entre los países de la Región. La proporción de mujeres jóvenes de 15 a 24 años de edad que poseen conocimientos integrales y correctos acerca del VIH varía del 9% en Guatemala al 89% en Argentina, mientras que la proporción de hombres jóvenes con tales conocimientos se sitúa entre el 10% en Guatemala y el 82,3% en Argentina (ONUSIDA/OMS). En el Caribe, el porcentaje de jóvenes con conocimientos integrales y correctos era inferior al 60% en el 2007, con un máximo del 56% en Trinidad y Tabago y un mínimo del 5,2% en Aruba (PNUD/MND Belice).

En cuanto al progreso hacia el acceso universal al tratamiento para la infección por el VIH, al 2009 el 50% de las personas de América Latina y el Caribe que necesitaban tratamiento con antirretrovíricos estaban recibiéndolo, lo cual representa el nivel más alto entre las regiones de la OMS de ingresos bajos y medianos. La cobertura era mayor para las mujeres (55%) que para los hombres (49%) y aun mayor (58%) para los menores de 15 años que necesitaban tratamiento con antirretrovíricos. Sin embargo, se calcula que la cobertura de los niños en el Caribe era de solo el 29%, en comparación con el 68% de los niños de América Latina. El porcentaje de embarazadas infectadas por el VIH que recibían tratamiento con antirretrovíricos para prevenir la transmisión maternoinfantil de la infección por el VIH aumentó del 19% en el 2004 al 54% en el 2009, con una cobertura algo mayor en el Caribe (59%) que en los países latinoamericanos (53%).

Del mismo modo que ocurre con otros indicadores de los ODM, hay grandes diferencias entre los países en lo que se refiere a la cobertura del tratamiento con antirretrovíricos. Cuba y Guyana son actualmente los únicos países de América Latina y el Caribe que han logrado una cobertura del 80%, el punto de referencia para el “acceso universal” al tratamiento con antirretrovíricos (OMS, 2009). Otros siete países (Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, El Salvador, México y Suriname) tenían una cobertura situada entre el 50% y el 80% al 2009. Otros tenían una cobertura inferior al 50% o carecían de los datos necesarios para calcularla.

Argentina, Brasil, Ecuador, Guyana y Jamaica se encuentran entre los únicos 11 países en desarrollo del mundo que han alcanzado la meta de una cobertura del 80% con tratamiento con antirretrovíricos para prevenir la transmisión materna e infantil del VIH. La mitad de los 14 países en desarrollo del mundo que han alcanzado una cobertura de los niños con tratamiento con antirretrovíricos del 80% se encuentran en la Región: Argentina, Brasil, Guyana, Jamaica, Panamá, Paraguay y Uruguay.

Es difícil evaluar las tendencias de la cobertura con tratamiento con antirretrovíricos en América Latina y el Caribe durante el último decenio debido a los problemas con los datos y a los cambios en los criterios de la OMS con respecto a quiénes necesitan tratamiento y cuándo. A nivel mundial, la recomendación hecha por la OMS en el 2010 de cambiar el umbral del recuento de células CD4 para iniciar el tratamiento con antirretrovíricos dio lugar a un aumento del 45% en el número de personas que se calcula que la necesitaban en el 2009 en los países de ingresos bajos y medianos.

Más fácil de comparar es el número absoluto de personas que necesitan tratamiento con antirretrovíricos y el acceso a dicho tratamiento con el transcurso del tiempo. En América Latina y el Caribe, este número aumentó de 192.000 en el 2002 a 478.000 en el 2009, o sea, el 149% (no hay datos comparables sobre la cobertura de tratamiento con antirretrovíricos en Canadá y Estados Unidos).

Metas e indicadores del ODM 6 relativos a la malaria y la tuberculosis

Meta C: Haber detenido y comenzado a reducir, en el 2015, la incidencia de la malaria y otras enfermedades graves

Indicadores:

Tasas de incidencia y de mortalidad relacionadas con la malaria
Proporción de niños menores de 5 años que duermen con mosquiteros tratados con insecticida
Proporción de niños menores de 5 años con fiebre que reciben tratamiento con medicamentos antimaláricos apropiados
Tasas de incidencia, prevalencia y mortalidad relacionadas con la tuberculosis
Proporción de los casos de tuberculosis detectados y curados en el marco del tratamiento acortado directamente observado


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En la Región de las Américas, la malaria sigue siendo endémica en la mayoría de los países (todos excepto Canadá, Chile, Estados Unidos, Uruguay y las islas del Caribe excepto La Española1). En los 21 países con endemicidad, la acción coordinada de control y tratamiento ha contribuido a una reducción del 52% en los casos de malaria desde el 2000 y a una disminución del 69% en la mortalidad. La incidencia disminuyó en 18 países entre el 2000 y el 2009, y en nueve de ellos (Argentina, Belice, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Paraguay y Suriname) la disminución excedió del 75%, con lo cual se alcanzó la meta de los ODM en relación con la malaria.

En otros cuatro países (Bolivia, Brasil, Honduras y México), la incidencia de la malaria bajó entre el 50 y el 75%. En Haití, República Dominicana y Venezuela hubo un aumento de la incidencia de la malaria durante el último decenio; sin embargo, desde 2005 ha habido una tendencia a la disminución en todos los países donde la malaria sigue siendo endémica, con excepción de Haití.

Gran parte de este progreso se debe al éxito de la vigilancia de la aparición de resistencia a los medicamentos antimaláricos y a los ajustes consiguientes en las pautas de tratamiento (esta labor se describe con más detalles en el capítulo 2). Por ejemplo, en Suriname, tras el cambio de la política de tratamiento en el 2004 como consecuencia de los estudios de la eficacia de los medicamentos, se produjo una reducción del 82% en los casos de malaria en los cuatro años siguientes. Se han observado tendencias similares en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú.

La incidencia de tuberculosis ha estado disminuyendo en la Región de las Américas desde los años ochenta, según los datos de la OMS, y esta disminución se aceleró tras la implantación generalizada del tratamiento acortado directamente observado (DOTS) a mediados de los años noventa. Según los cálculos de la OMS, en las Américas la prevalencia de la tuberculosis se redujo de 97 casos por 100.000 habitantes en 1990 a 38 por 100.000 en el 2009 (o sea, el 60%) y el número de muertes por la tuberculosis bajó de 8 por 100.000 en 1990 a 2 por 100.000 en el 2008 (o sea, el 75%). Como en ambos casos la disminución fue superior al 50%, la Región en conjunto ya ha alcanzado la meta de haber detenido y comenzado a reducir la incidencia de la tuberculosis.

No obstante, el progreso de los países considerados individualmente ha sido desigual. Chile, Costa Rica y Cuba, junto con Canadá y Estados Unidos, han llevado a cabo planes de eliminación de la tuberculosis que han reducido la incidencia a menos de 10 por 100.000 habitantes, alcanzando de esta forma las metas de los ODM relacionadas con la tuberculosis. En otros 14 países, la prevalencia de la tuberculosis y la mortalidad por esta enfermedad bajaron más del 50% entre 1990 y el 2009, mientras que en 10 países la disminución fue moderada. En seis países (Antigua y Barbuda, Belice, Jamaica, Paraguay, Suriname y Trinidad y Tabago) se observó un aumento de la incidencia o la mortalidad, o de ambos, y es poco probable que estos países alcancen la meta de los ODM para el 2015. Varios de ellos tienen epidemias concurrentes de infección por el VIH. De hecho, la coinfección por el bacilo de la tuberculosis y el VIH constituye un reto difícil de superar, junto con la tuberculosis multiresistente y la tuberculosis en las poblaciones marginadas en zonas de difícil acceso. Aunque todos los países de América Latina llevan a cabo una tarea de diagnóstico y tratamiento de la tuberculosis en las poblaciones marginadas, su acción en general es insuficiente para alcanzar la meta de la alianza Alto a la Tuberculosis de tratar el 85% de los casos como mínimo.

ODM 7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente

Metas e indicadores del ODM 7 relacionados con el agua y el saneamiento

Meta C: Reducir a la mitad, para el 2015, la proporción de personas sin acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento

Indicadores:
Proporción de la población que usa una fuente de agua mejorada
Proporción de la población que usa instalaciones de saneamiento mejoradas


El acceso al agua y el saneamiento, junto con la vivienda, se consideran como derechos humanos y son indispensables para alcanzar una norma básica de calidad para el medio vital de la gente, que a su vez es uno de los principales determinantes sociales de la salud.

La Región de las Américas ha ampliado considerablemente el acceso al agua potable y el saneamiento desde 1990 y está en condiciones de alcanzar las metas correspondientes de los ODM. La proporción de la población sin fuentes mejoradas de agua potable bajó de alrededor del 16 al 9% entre principios de los años noventa y mediados del año 2000, lo cual representa una reducción del 44% en un decenio, aproximadamente. La proporción de personas sin instalaciones de saneamiento mejoradas disminuyó del 32 al 22% durante el mismo período, lo cual representa una reducción de poco más del 30% en un período de 10 años (CEPAL). Este ritmo de progreso es más que suficiente para alcanzar la reducción del 50% necesaria para el 2015.

También se ha avanzado en la disminución de las disparidades del acceso entre los habitantes urbanos y rurales. El porcentaje de habitantes urbanos con acceso a fuentes de agua potable mejoradas aumentó del 95% en 1990 al 97% en el 2008, en tanto que la proporción de habitantes rurales pasó del 63 al 80%. No obstante, en el 2008 alrededor de 40 millones de personas en la Región todavía no tenían acceso a fuentes de agua potable mejoradas y unos 115 millones de personas no contaban con instalaciones de saneamiento mejoradas (OMS/UNICEF), lo cual deja margen para un progreso considerable incluso después que se alcancen los ODM.

ODM 8: Fomentar una alianza mundial para el desarrollo

Meta e indicador del ODM 8 relacionados con el acceso a los medicamentos

Meta E: En cooperación con las empresas farmacéuticas, proporcionar acceso a los medicamentos esenciales en los países en desarrollo a precios asequibles

Indicador:
Proporción de la población que tiene acceso sostenible a medicamentos esenciales asequibles


Acceso a medicamentos asequibles

No hay muchos datos sobre el acceso a los medicamentos en la Región de las Américas, lo cual dificulta la evaluación del progreso en la consecución de los ODM en esta área. En un estudio reciente de la OPS/OMS realizado en Guatemala, Honduras y Nicaragua se observó que, en término medio, 80% de los hogares tenían acceso a medicamentos para problemas de salud comunes, entre ellos enfermedades crónicas y agudas y el embarazo. Los gastos en efectivo en medicamentos representaban en promedio el 58% de los gastos familiares relacionados con la salud.

En cuanto al gasto nacional en productos farmacéuticos, según los cálculos de la OPS/OMS basados en los datos de 21 países correspondientes al 2008, el 78% consiste en gastos en efectivo de las familias, mientras que el 22% consiste en gastos de instituciones públicas. Esta situación contrasta notablemente con las recomendaciones de la OMS sobre el financiamiento de los sistemas de salud, según las cuales los pagos directos realizados por las familias no deben exceder del 15 al 20% del total de los gastos sanitarios a fin de evitar que un número considerable de familias sufran una catástrofe económica.

Los principales obstáculos para ampliar el acceso a los medicamentos esenciales y productos de salud pública son la escasez de recursos, los sistemas financieros inadecuados y la capacidad insuficiente para evaluar productos, reglamentar el sector y manejar los suministros, incluidas las proyecciones, la programación y la planificación. Además, muchos países carecen de la capacidad de reglamentación necesaria para el registro rápido de medicamentos genéricos nuevos y pocos ofrecen incentivos para el desarrollo de mercados de medicamentos genéricos o promueven su uso racional. Por otro lado, la falta de transparencia en las prácticas de prescripción y dispensación a menudo lleva a los consumidores a pagar más de lo necesario para conseguir medicamentos esenciales.

Un área importante del progreso en el acceso a los medicamentos esenciales en América Latina y el Caribe es el uso creciente del Fondo Rotatorio Regional para Suministros Estratégicos de Salud Pública y el Fondo Rotatorio del Programa Ampliado de Inmunización para la Compra de Vacunas para la adquisición de insumos (véase también el capítulo 2). Ambos fondos han ayudado a reducir los costos de los medicamentos y los suministros para los Estados Miembros de la OPS/OMS por medio de la cooperación técnica para la planificación y el manejo de suministros, las compras mancomunadas y la negociación de los precios directamente con los fabricantes de productos farmacéuticos.

Alianzas regionales

Aunque la Región de las Américas ha experimentado una disminución de la asistencia oficial para el desarrollo, ha forjado o participado en numerosas alianzas, asociaciones e iniciativas conjuntas que promueven el desarrollo equitativo y la salud. Las iniciativas regionales formadas específicamente para promover los ODM son la Alianza de Salud Neonatal para América Latina y el Caribe2, el Grupo de Trabajo Regional para la Reducción de la Mortalidad Materna3 (GTR), la Iniciativa para una Maternidad Segura4 y la Alianza Panamericana por la Nutrición y el Desarrollo5.

Estas alianzas y otras similares de organismos de las Naciones Unidas y otras organizaciones activas en la Región han aumentado la visibilidad y el compromiso político, han creado sinergia y han reducido la duplicación de tareas de aquellos que trabajan para alcanzar metas similares. También han ayudado a los países de ingresos medianos y bajos de la Región, así como a los pequeños estados insulares en desarrollo, a obtener acceso a recursos de las principales fuentes de financiamiento internacionales, entre ellas la Alianza GAVI, el Fondo para el Logro de los ODM, de España, y el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria.

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1Los países de las Américas donde la enfermedad no es endémica han notificado recientemente a la OPS/OMS un promedio de 1.825 casos de malaria (importados e introducidos) al año, en su mayoría en Estados Unidos (1.414) y Canadá (385).

2Los miembros son la OPS/OMS, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (AID), ACCESS, BASICS, CORE Group, Plan USA, University Resarch Co./Center for Human Services (URC/CHS), Save the Children/Saving Newborn Lives, la Asociación Latinoamericana de Pediatría (ALAPE), la Confederación Internacional de Matronas y la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología (FLASOG).

3 Entre sus miembros se encuentran la OPS/OMS, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, USAID, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Consejo de Población, Family Care International, la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología (FLASOG), la Federación Panamericana de Profesionales de Enfermería (FEPPEN) y la Confederación Internacional de Matronas.

4Entre sus miembros se encuentran el Grupo de Trabajo Regional para la Reducción de la Mortalidad Materna (GTR), la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Fundación La Caixa de España.

5Los miembros son la OPS/OMS, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el UNICEF, la CEPAL, el FNUAP, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNDOC), el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida (ONUSIDA), el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) y la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS).