Rueda de prensa semanal sobre COVID-19: Palabras de apertura de la Directora, 12 de enero de 2022

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Buenos días. Permítanme desearles a cada uno de ustedes un feliz año nuevo y darles las gracias por participar en la primera conferencia de prensa que ofrecemos en el 2022.

Desde el inicio de esta pandemia, casi 300 millones de personas han contraído la COVID-19 en todo el mundo.

La transmisión del virus se aceleró en la temporada de las fiestas y alcanzó niveles nunca antes vistos en la pandemia. 

La semana pasada, el número de casos de COVID-19 en la Región de las Américas casi se duplicó, al pasar de 3,4 millones el 1 de enero a 6,1 millones el 8 de enero. En comparación con el año pasado, en la semana que terminó el 8 de enero del 2021 se habían notificado 2,4 millones de casos en la Región, lo que representa un aumento de 250% de un año al otro. 

El número de infecciones está aumentando de manera acelerada en todos los rincones de la Región, lo que una vez más pone en jaque a nuestros sistemas de salud debido al incremento en el número de consultas en las salas de urgencias y de hospitalizaciones. Sin embargo, gracias a la protección que ofrecen las vacunas, la actual ola de infecciones no se ha traducido en un aumento de la cifra de muertes por COVID-19.

La mayor parte de los casos nuevos notificados se ha registrado en Estados Unidos, donde se observa un repunte acelerado en los estados de las regiones norcentral y este del país. También se ha observado un alza acelerada en las provincias del este de Canadá.

En el Caribe, Puerto Rico y República Dominicana están notificando el mayor número de nuevas infecciones, aunque también se han registrado alzas significativas en otras islas como Jamaica, Aruba, Curaçao y Martinica.

Mientras tanto, Belice y Panamá están registrando la mayor incidencia de COVID-19 en Centroamérica.

Más al sur, Bolivia, Ecuador, Perú y Brasil están registrando aumentos importantes en el número de casos nuevos. El total de pacientes hospitalizados por COVID-19 también ha aumentado en todo Brasil, particularmente en estados densamente poblados del centro y el este del país. En Argentina y Paraguay, el número de casos de COVID-19 ha aumentado en casi 300% en la última semana.

Hoy en día, por supuesto, todos los ojos están puestos en la variante ómicron, que ha llegado a casi todos los países del mundo. Esta variante se ha detectado en 42 países y territorios en todas las subregiones de las Américas: América del Norte, Centroamérica, América del Sur y el Caribe. En algunos países ya hay transmisión comunitaria generalizada, debido a que ómicron se propaga más rápidamente que otras variantes detectadas y a que hay mayores probabilidades de transmisión aérea en espacios cerrados.

Aunque la variante delta sigue causando nuevas infecciones en la Región las Américas, las tendencias actuales indican que ómicron se va a convertir en la cepa dominante en la Región.

Además, ómicron ha generado un aumento en el número de reinfecciones, incluso en las personas que ya tenían el esquema de vacunación completo. Esta nueva ola de casos no será "leve" para nuestros sistemas de salud, dado que la variante ómicron ya representa un desafío para el personal de salud y está limitando la atención de otras enfermedades. En los pequeños Estados insulares, algunos hospitales ya estaban bajo presión por la cantidad de casos generados por la variante delta, y ahora más hospitales enfrentan la posibilidad de verse desbordados debido a la COVID-19.

Una de las características que distingue a la variante ómicron parece ser que causa síntomas menos graves. Sin embargo, la infección por ómicron puede causar la muerte, especialmente en las personas inmunodeprimidas y las no vacunadas. Por consiguiente, el momento de actuar es ahora, utilizando las numerosas herramientas que ahora tenemos a mano.

A fin de detectar casos de manera rápida y temprana es esencial dar prioridad a las personas sintomáticas en las pruebas y usar este recurso de manera racional. Además, es primordial mantener y reforzar las medidas de salud pública a fin de frenar la transmisión.

Las pruebas mediante PCR y las pruebas rápidas de antígenos recomendadas por la OPS siguen siendo efectivas para detectar la variante ómicron; por lo tanto, los países deben seguir utilizando los protocolos existentes, con un uso racional de las pruebas.

El Fondo Estratégico de la OPS permite adquirir pruebas de COVID-19 a precios bajos, por lo que los países deben aprovechar este recurso.

Las vacunas están cobrando particular importancia a medida que la variante ómicron gana terreno.

Los países de la Región han estado trabajando diligentemente para conseguir las vacunas que necesitan a fin de proteger a su población. Gracias a sus esfuerzos, casi 60% de las personas de América Latina y el Caribe tienen el esquema completo de vacunación con dos dosis.

Muchos países de nuestra Región —como Chile, Cuba y Argentina— tienen algunas de las tasas de cobertura de vacunación más altas del mundo.

Las vacunas están ayudando a salvar vidas, y expandir la cobertura de forma equitativa en todas partes sigue siendo nuestra prioridad. Además, el Grupo de Expertos de la OMS en Asesoramiento Estratégico en materia de inmunización (SAGE) ha instado a adoptar estrategias de vacunación optimizadas para prevenir cuadros graves de la enfermedad, incluido el uso selectivo de las dosis de refuerzo. Esto se aplica a las personas con alto riesgo de sufrir complicaciones y al personal de salud, que está más expuestos al virus.

Debemos seguir protegiendo al personal de salud.

La capacidad de nuestra Región para responder a esta pandemia y superarla depende de los hombres y las mujeres que trabajan en los centros de atención primaria de salud, las clínicas y los hospitales. Ahora que donde quiera que se encuentren los profesionales de salud deben hacer frente a la afluencia de casos nuevos que requieren atención inmediata, debemos asegurarnos de que estén protegidos de las peores consecuencias de este virus.

Siempre que haya suficientes vacunas disponibles, el personal de salud debe tener prioridad en la aplicación de una dosis adicional de la vacuna contra la COVID-19. Las dosis adicionales son seguras y efectivas, y ayudarán a reforzar la capacidad del personal de salud para soportar la exposición al virus, especialmente ahora que el número de casos está en alza. En la Región, 39 países y territorios están aplicando dosis adicionales de las vacunas a fin de mantener protegida a su población, en especial al personal de salud.

Sin embargo, los esfuerzos por proteger a nuestros profesionales de la salud no pueden detenerse allí. Instamos a los países a asegurarse de que cuentan con el equipo de protección adecuado para que el personal de salud pueda hacer su trabajo de manera segura.

Con un virus tan transmisible como este, disponer de mascarillas efectivas que queden bien ajustadas nos ayuda a protegernos a todos, por lo que instamos a los países a proporcionar a sus trabajadores de salud el equipo de protección recomendado por la OPS/OMS, incluidas mascarillas con la máxima capacidad de filtración.

Queremos recordar a todos que, mientras el virus de la COVID-19 continúe propagándose en nuestra Región, nuestro objetivo seguirá siendo como siempre protegernos unos a otros de los síntomas más graves para que podamos salvar vidas y prevenir muertes por esta enfermedad.

Salvar vidas sigue siendo nuestra máxima prioridad.

Una vez más, debemos frenar el aumento en el número de nuevas infecciones para evitar que nuestros sistemas de salud se vean desbordados.

Los gobiernos deben actuar, guiados por la evidencia, para limitar el número de nuevas infecciones.

Todos tenemos la responsabilidad personal de protegernos unos a otros siguiendo las medidas de salud pública de eficacia comprobada, como usar mascarillas, mantener el distanciamiento social y evitar las reuniones grandes, vacunándonos cuando sea nuestro turno y haciéndonos la prueba si sospechamos que estamos enfermos.

Nuestra acción colectiva contra este virus puede cambiar su curso.

Ya sea luchando por la equidad en la vacunación, apoyando al personal de salud o haciendo nuestra parte para reducir el riesgo de transmisión, la solidaridad allanará el camino para salir de la pandemia.