Rueda de prensa semanal sobre COVID-19: Palabras de apertura de la Directora, 16 de febrero de 2022

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Buenos días y gracias por participar en la rueda de prensa de hoy.

El número de casos nuevos de COVID-19 continuó disminuyendo en toda nuestra Región: hubo una disminución de 31% respecto de la semana anterior, aunque las cifras continúan siendo altas.

El número de muertes continúa aumentando: esta semana, hubo un incremento de 5,6%.

La semana pasada, se notificaron casi 3,3 millones de casos nuevos y más de 34.000 muertes conexas en la Región. Las muertes vienen aumentando desde hace ya seis semanas consecutivas.

En América del Norte, Estados Unidos registró 17.000 muertes, el número más alto de la subregión.

En toda Centroamérica, se observó un aumento del número de muertes después de que aumentaran las hospitalizaciones y los ingresos en la UCI.

En América del Sur, Brasil registró el mayor número de muertes y alcanzó una cifra récord en lo que va de esta ola.

Además, 15 países del Caribe informaron un aumento del número de muertes relacionadas con la COVID-19. Las hospitalizaciones tuvieron un aumento de 19% en algunos países y territorios del Caribe oriental.

Estas tendencias muestran que, cada vez que aumenta el número casos nuevos, nuestras familias y comunidades pagan un costo muy alto. El número sin precedentes de casos de hace tres semanas ahora se traduce en un número sin precedentes de muertes.

La COVID-19 es una enfermedad prevenible y, en este momento, estamos perdiendo demasiadas vidas.

De hecho, la COVID-19 ha sido más letal en la Región de las Américas que en cualquier otra región.

Hemos perdido más de 2,5 millones de vidas en el transcurso de la pandemia.

Y solo en el primer mes del 2022, murieron más de 100.000 personas a causa de este virus.

Hoy quisiera aclarar un poco por qué se produjo un aumento del número de casos y de la mortalidad a dos años del comienzo de la pandemia.

Sin lugar a duda, la variante ómicron nos sobrepasó.

Esta variante se propagó con mayor rapidez que las anteriores, por lo que ahora nos encontramos frente a un número mayor de casos que nunca antes.

Por desgracia, ante la llegada de la variante ómicron no recurrimos a todas las herramientas que habíamos desarrollado para ralentizar la propagación y prevenir las infecciones, que siguen nuevos patrones de transmisión con esta variante.

Fueron demasiados los lugares de nuestra Región en los que se mantuvieron las cosas tal como estaban antes de la llegada de esta nueva ola: las personas relajaron las precauciones, viajaron y se reunieron, incluso en espacios interiores y, a menudo, sin mascarilla. Todo esto propició la transmisión del virus.

Lo cierto es que la relajación de las medidas de salud pública las tornó insuficientes para reducir la magnitud de esta ola.

Y ahora estamos viendo las consecuencias: un aumento del número de casos que, a su vez, impulsa un aumento del número de muertes.

Como vimos a lo largo de la pandemia, las personas mayores y las personas con comorbilidades son quienes corren el mayor riesgo.

En todos los países de la Región, más de la mitad de las personas que murieron en esta ola tenían más de 65 años.

Sin embargo, la edad no es el único factor relevante.

Muchas personas en nuestra Región continúan desprotegidas frente a la COVID-19 y aún no han recibido las vacunas que salvan vidas.

Las personas no vacunadas de todas las edades continúan llenando nuestros hospitales y ocupando las camas de las UCI, y son demasiadas las que están sucumbiendo frente a este virus.

No obstante, hoy tenemos mejores herramientas para combatir la COVID-19 y los países tienen la experiencia necesaria para controlar las infecciones.

La variante ómicron ha demostrado que las vacunas que tenemos a disposición pueden proteger a la mayoría de nosotros de los cuadros graves de la enfermedad y la muerte.

En 14 países y territorios de nuestra Región, más de 70% de la población que reúne los criterios para recibir la vacuna ya está vacunada. Estamos en buen camino para ayudar a otras naciones a alcanzar esa cifra y debemos continuar esforzándonos por lograr un acceso equitativo, a fin de que podamos llegar a todos.

Ya hemos entregado 100 millones de dosis de las vacunas contra la COVID-19 a 33 países de la Región, gracias al trabajo del Fondo Rotatorio de la OPS en coordinación con el Mecanismo COVAX. También estamos agradecidos por las donaciones de vacunas recibidas de nueve países, las cuales correspondieron a 30% de esta cifra de 100 millones de dosis que marcó un hito.

Además de promover la vacunación, los países también saben cómo ajustar los sistemas hospitalarios para que puedan hacer frente al aumento repentino del número de casos, al tiempo que garantizan que los trabajadores de salud tengan la protección y el conocimiento suficientes para tratar de manera segura a los pacientes con COVID-19.

Y sabemos que las medidas de salud pública, como el distanciamiento físico, la limitación de las grandes reuniones y la promoción del uso de mascarillas, son útiles para ralentizar la propagación.

Lo difícil es poner en práctica estas medidas con rapidez.

Será necesario que aceleremos nuestra respuesta para no dejarnos superar por el ritmo de la ola actual, y para adelantarnos a futuras olas de este virus tan rápido y grave.

Por eso instamos a los países a centrarse en cubrir las principales brechas relacionadas con la cobertura de vacunación.

Para cumplir con el objetivo de lograr la cobertura de 70% de la población establecido por la OMS para todos los países, nuestra Región debe asegurarse de que al menos 20 millones más de personas reciban el esquema completo.

Los países deben centrarse en ampliar la cobertura en los grupos de alto riesgo, como los trabajadores de salud y las personas mayores, para así salvar vidas y aliviar la presión en los hospitales.

No podremos superar esta pandemia si no protegemos a estos grupos y si, una vez logrado este objetivo, no seguimos trabajando para cubrir a todas las personas que reúnan los criterios para recibir la vacuna.

También debemos recordar la importancia de aplicar las medidas sociales y de salud pública eficaces para reducir la transmisión.

Todavía estamos sintiendo el peso de la variante ómicron. Por lo tanto, es más importante que nunca mantener las medidas de salud pública que sabemos que funcionan para detener este virus.

Y es esencial responder con premura, porque esta variante nos muestra lo rápido que puede cambiar la situación.

La inacción no es una opción cuando cada semana han muerto unas 34.000 personas en la Región a causa de este virus en los últimos tiempos. Y eso significa que unas 202 personas han muerto por hora en esta Región.

Sabemos cómo frenar la transmisión, cómo brindar protección mediante la vacunación y cómo proporcionar una mejor atención a las personas enfermas.

Debemos actuar con rapidez y determinación para salvar vidas. Esta no será la última variante, y el futuro de la pandemia aún es extremadamente incierto.

Las decisiones que tomemos hoy pueden generar repercusiones que se sientan durante meses e incluso años.