Rueda de prensa semanal sobre COVID-19: Palabras de apertura de la Directora, 23 de febrero de 2022

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Buenos días y gracias por participar en la rueda de prensa de hoy.

La semana pasada, se registraron 2,2 millones de casos nuevos de COVID-19 en la Región, es decir, una disminución de 28% respecto de la semana anterior. Después de seis semanas consecutivas de aumentos, vimos disminuir el número de muertes por primera vez desde la aparición de la variante ómicron: se notificaron 29.000 muertes nuevas en nuestra Región, lo que representa una disminución de 9%.

Sin embargo, en muchos lugares todavía se está transitando el punto máximo de esta ola de infecciones.

Aunque los casos se redujeron en un tercio en América del Norte, México informó un aumento de 70% de los casos nuevos. Y si bien el número de muertes se redujo en Estados Unidos, las cifras todavía se encuentran entre las más altas que hemos visto en toda la pandemia.

En toda Centroamérica, hubo una reducción en el número de muertes de 17%. Sin embargo, en Nicaragua el número de casos aumentó en un tercio. En Honduras, continuaron aumentando los ingresos en la UCI y las muertes.

Si bien en promedio hubo una disminución de 13% de las muertes en América del Sur, algunos lugares continúan notificando números de casos sin precedentes. En Chile, por ejemplo, el número de ingresos en la UCI aumentó en una cuarta parte y el número de muertes tuvo un incremento de 37%. 

Aunque en promedio hubo una disminución de 44% de los casos nuevos en todo el Caribe, allí se concentra más de la mitad de los 13 países y territorios que notificaron un aumento del número de muertes en nuestra Región. En Bahamas, el virus continúa afectando a los grupos vulnerables: se estima que alrededor de 10% de los trabajadores de salud está en cuarentena en este momento porque estuvieron expuestos a la COVID-19.

Granada notificó un aumento de 50% de los ingresos en la UCI, mientras que en Jamaica hubo un aumento de 23% y en Guadalupe, de 9% respecto de la semana anterior.

Estas tendencias muestran que en muchos lugares continúa el aumento de casos debido a la variante ómicron, por lo que debemos mantenernos alertas y continuar aplicando las medidas que, según ha quedado demostrado, pueden salvar vidas.

Hoy quisiera brindarles información actualizada sobre una región que continúa siendo especialmente vulnerable a la COVID-19: el Caribe, mi hogar.

El Caribe es el hogar de más de 44 millones de personas. Es una parte de nuestra Región con mucha diversidad, donde hay muchas desigualdades y donde ha habido muchas dificultades a causa de la pandemia.

Hasta ahora, hemos podido administrar las vacunas contra la COVID-19 que salvan vidas a 63% de la población que reúne los criterios, gracias al esfuerzo incansable de los gobiernos, los trabajadores de salud y las comunidades.

Sin embargo, en este panorama abundan los contrastes: mientras que 91% de la población de las Islas Caimán ha recibido el esquema completo, lo mismo puede decirse de menos de 1% de los haitianos.

De hecho, de los 13 países y territorios de la Región de las Américas que aún no han alcanzado la meta de la OMS de lograr la cobertura de 40% de la población, 10 se encuentran en el Caribe.

En consecuencia, hoy el Caribe continúa siendo especialmente vulnerable a la COVID-19.

Esta cobertura baja se debe a distintas razones.

A pesar de que el suministro limitado de vacunas ya no constituye un obstáculo significativo, todavía no se cumplen dos condiciones que son necesarias para ampliar el alcance de las campañas a fin de llegar a los rincones más lejanos: en algunos países, los centros de vacunación están ubicados en zonas centrales, que en ocasiones están lejos de las personas que más los necesitan.

Además, algunos países cuentan con poco personal, y el personal médico y de enfermería tiene un alto grado de desgaste.

Por otro lado, hay personas que eligen no vacunarse.

Para entender por qué ocurre esto, nuestros equipos han estado estudiando la actitud de las personas hacia las vacunas.

En un estudio de la OPS publicado en la revista The Lancet, llegamos a la conclusión de que la gran mayoría de los trabajadores de salud espera con ansias recibir la vacuna para protegerse y que están haciendo su mejor esfuerzo para llegar a la mayor cantidad posible de personas.

Sin embargo, hay personas que necesitan aún más información.

Tienen dudas sobre los posibles efectos secundarios o sobre la duración de los beneficios de la vacuna. Estas son inquietudes legítimas que deben ser reconocidas y abordadas, para que podamos proteger mejor a nuestros trabajadores de salud y a todas las demás personas.

Hay personas que no se han vacunado porque ya no creen que la COVID-19 represente un riesgo para ellas.

Sin embargo, en vista de la propagación de la variante ómicron y del número de muertes que ha causado, ha quedado demostrado que subestimar este virus no hace más que prolongar la pandemia y generar un mayor sufrimiento.

Tenemos las herramientas para cambiar radicalmente la situación de la vacunación en el Caribe.

Casi 700 millones de personas en toda nuestra Región ya han recibido el esquema completo de vacunación, de las cuales 21 millones son habitantes del Caribe, lo que demuestra con datos reales que las vacunas son seguras y efectivas contra la COVID-19.

Y hay mucho que podemos hacer para llegar a las personas que no están vacunadas.

En primer lugar, debemos adaptar nuestras intervenciones a las necesidades de la población vulnerable de cada país.

En Jamaica, por ejemplo, debemos llegar a los trabajadores ocasionales y a los hombres jóvenes, que tienen las tasas de vacunación más bajas del país.

En Trinidad y Tabago, debemos lograr la colaboración del personal de enfermería, que es una fuente confiable de información médica, pero también de los trabajadores de salud con más probabilidades de no estar vacunados.

Y en Barbados, país que tiene uno de los porcentajes más altos de población centenaria en todo el mundo, debemos proteger a aquellos que están a punto de cumplir 100 años para que puedan continuar llevando una vida saludable.

En segundo lugar, debemos hacer que las personas puedan recibir las vacunas cerca de su casa de manera más sencilla.

Para ello, una opción es invertir en el personal y la infraestructura necesarios, lo que permitirá garantizar que los centros de vacunación estén más cerca de las personas que más los necesitan y que los horarios de atención sean convenientes para la población económicamente activa. Estamos colaborando con los gobiernos de toda la Región para lograr precisamente eso.

En Haití, que continúa siendo un país con una de las menores tasas de vacunación del mundo y un país prioritario para la OPS, estamos trabajando incansablemente con nuestros asociados para abrir al menos un centro de vacunación en cada comuna, lo que nos permitirá por fin ampliar la cobertura y superar los bajísimos niveles que tenemos hoy.

Y, por último, también debemos crear espacios de diálogo abierto para atender las preocupaciones de nuestras comunidades.

En una encuesta realizada por la OPS y el UNICEF que recibió el apoyo de USAID, 51% de los encuestados renuentes a la vacunación en el Caribe oriental estaban abiertos a cambiar de opinión si recibían más información médica y científica.

En consecuencia, debemos trabajar con las voces que inspiran confianza y los líderes comunitarios para llevar a las personas la información correcta, estén donde estén.

El diálogo, la confianza y la difusión de información son los medios que debemos emplear para vacunar a más personas y, en consecuencia, salvar más vidas.

Como médica caribeña que ha dedicado su vida a la salud pública, quiero hacer un llamamiento especial a las personas de la Región.

En este momento, la mejor decisión que pueden tomar para proteger su salud es vacunarse contra la COVID-19. La pandemia no ha terminado y en cualquier momento puede surgir una nueva variante.

Si ya han recibido la vacuna, pero conocen a alguien que no, hablen con esas personas, escuchen sus inquietudes e intercambien información con ellas. Ayúdenlas a encontrar un centro de vacunación.

Tenemos en nuestra comunidad la capacidad de superar estos obstáculos y reducir los estragos que causa este virus en nuestra población.