Rueda de prensa semanal sobre COVID-19: Palabras de apertura de la Directora, 6 de abril de 2022

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Buenos días y gracias por participar en la rueda de prensa de hoy.

En las últimas semanas, el número de casos y muertes por COVID-19 ha disminuido en la mayoría de los países y territorios de la Región de las Américas.

No obstante, se siguen registrando más de 620.000 casos nuevos por semana en nuestra Región y, en algunos lugares, el número de infecciones está aumentando una vez más.

En América del Norte, el número de casos en Canadá aumentó un tercio con respecto a la semana anterior, y la cantidad de hospitalizaciones aumentó en 10%.

En todo el Caribe, hay 15 países y territorios en los que también se registró un aumento del número de casos nuevos. Además, el número de muertes ha aumentado en algunos países de la Región. Sin embargo, el ajuste de los datos podría explicar esos aumentos en parte, dado que algunos países están reclasificando algunas muertes como causadas por la COVID-19.

Estas nuevas olas que estamos viendo llegan solo unas semanas después de los grandes aumentos de casos que se registraron en Europa y Asia Oriental como resultado de la propagación del sublinaje BA.2 de la variante ómicron en la población de estas regiones.

Sabemos que lo que ha sucedido en otras partes del mundo presagia lo que podría ocurrir en nuestra propia Región.

Una y otra vez hemos visto cómo la dinámica de la infección en Europa se reflejaba en nuestra Región unas cuantas semanas después.

De hecho, el sublinaje BA.2 de la variante ómicron ya se ha detectado en 8,7% de las secuencias notificadas por los países de América del Sur en las bases de datos a nivel mundial.

En el Caribe y en toda América del Norte, la variante ómicron se está convirtiendo en la variante principal que circula en nuestras comunidades. Además del aumento del turismo y los viajes y la relajación de las medidas de salud pública, la circulación de esta variante es el motivo que explica los aumentos que estamos observando del número de casos nuevos de COVID-19.

No podemos cerrar los ojos ante el riesgo de que aumenten nuevamente los casos de COVID-19 en otras partes de la Región.

Debemos enfrentar este riesgo juntos, con cautela pero también con confianza, porque sabemos lo que hace falta para proteger a nuestra población.

En primer lugar, es importante que continuemos fortaleciendo la vacunación para proteger a las personas más vulnerables.

Las personas mayores y las inmunodeprimidas siguen siendo las que tienen más probabilidades de ser hospitalizadas como consecuencia de la COVID-19.

La variante ómicron ha puesto de relieve que las vacunas son el mejor instrumento para proteger a estas personas y a todas las demás de presentar cuadros graves y de morir.

Más de 685 millones de personas en nuestra Región han recibido el esquema completo de vacunación contra la COVID-19, y 50 países y territorios ya han comenzado a administrar dosis adicionales y de refuerzo a la población que cumple los criterios para recibirlas. La administración de dosis de refuerzo una vez completado el esquema primario es esencial para las personas con mayor riesgo de presentar un cuadro grave de COVID-19, puesto que en muchos casos necesitan recibir una dosis más que el resto de la población para estar igual de protegidas.

Sin embargo, las brechas que aún existen harán que nuestra Región siga estando en riesgo frente a nuevas olas. A pesar de todos nuestros esfuerzos y de las iniciativas de los Estados Miembros, 240 millones de personas en la Región aún no han recibido ni una sola dosis de alguna vacuna contra la COVID-19.

Ya hemos asegurado los suministros de vacunas necesarios. Ahora debemos redoblar nuestros esfuerzos para garantizar que la población vulnerable reciba las dosis que necesita para mantener la protección contra la COVID-19, y debemos hacerlo lo antes posible.

Los países también deben continuar dando seguimiento a este virus, a fin de estar preparados para lo que se pueda venir.

Durante toda la pandemia, las pruebas han sido una herramienta fundamental para hacer un seguimiento de la propagación de la COVID-19.

Sin embargo, algunos países han cambiado sus estrategias de realización de pruebas, lo que torna más difícil obtener un panorama completo de la propagación del sublinaje BA.2 en nuestra Región.

Los países deben mantener vigente la capacidad de realización de pruebas para evitar que entremos en la próxima ola a ciegas.

Esto significa que todas las personas, estén donde estén, deben tener fácil acceso a las pruebas, para así prevenir nuevos brotes y preparar nuestros sistemas de salud si aumenta el número de casos.

Y la tercera y última prioridad es que los países continúen tomando decisiones sobre la base de la evidencia.

En las últimas semanas, muchos países y territorios de la Región han dado marcha atrás en las medidas de salud pública; en algunos casos, la decisión ha sido prematura.

A medida que se han relajado las restricciones de viaje, el número de casos ha aumentado en lugares que dependen del turismo, sobre todo en algunas partes de América del Norte y el Caribe donde la cobertura de la vacunación es baja.

Es importante que, a medida que avanza la pandemia, los datos sigan siendo nuestros ojos y oídos. Y, tal como lo hicimos antes, debemos adaptar nuestras estrategias cuando los casos aumentan, para así salvar vidas.

Mañana, cuando celebremos el Día Mundial de la Salud, cuyo lema este año es “Nuestro planeta, nuestra salud”, queremos hacer un llamamiento urgente a trabajar juntos a favor de un futuro más saludable y sostenible, para que podamos resistir frente a esta próxima fase de la pandemia y otras crisis de salud.

Es innegable que el cambio climático ha planteado importantes amenazas para la salud en nuestra Región.

El aumento de la temperatura y la contaminación del aire han llevado a un incremento de las enfermedades cardiovasculares y respiratorias.

Los fenómenos meteorológicos extremos, las sequías y los incendios forestales han provocado malas cosechas y desplazado a las personas de su hogar, lo que ha traído aparejadas la desnutrición y la migración forzada.

Nuestros sistemas de salud también están en riesgo, ya que hay demasiados hospitales en nuestra Región que se construyeron en lugares vulnerables a inundaciones, huracanes, deslizamientos de tierra y otros fenómenos extremos.

Estamos trabajando para abordar este problema en toda la Región, pero todos tenemos que avanzar con mayor rapidez.

La resiliencia de los sistemas de salud no es solo una necesidad para superar la COVID-19, sino que es una inversión para nuestro futuro.

Mientras nos preparamos para la próxima emergencia, contamos con que los países de la Región continúen haciendo de la salud una prioridad colectiva.