Rueda de prensa semanal sobre covid-19: Palabras de apertura de la Directora, 18 de agosto de 2021

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Situación epidemiológica

Buenos días y gracias por participar en la rueda de prensa de hoy.

La semana pasada se notificaron 1,4 millones de casos de COVID-19 y casi 20.000 muertes conexas en la Región de las Américas.

El número de casos de COVID-19 aumenta con rapidez en toda América del Norte, donde la vigilancia sistemática ha permitido confirmar que la variante delta es la variable predominante, con base en la secuenciación de variantes de preocupación notificada el mes pasado. En Estados Unidos, el número de casos ha aumentado en más de un tercio, y en Canadá ha aumentado en más de la mitad. En México, el riesgo es "alto" o "crítico" en más de dos tercios de los estados, y los hospitales se están llenando de pacientes con COVID-19.

El número de casos de COVID-19 y de muertes conexas también está aumentando en Centroamérica, sobre todo en Costa Rica y Belice.

En cambio, el número de casos nuevos está disminuyendo en la mayoría de los países de América del Sur. En todo Brasil, por primera vez desde noviembre, la ocupación hospitalaria es inferior al 80% en todos los estados. Sin embargo, el nivel de transmisión sigue siendo elevado, por lo que no es momento de bajar la guardia.

El número de casos de COVID-19 y de muertes conexas se está incrementado con rapidez en todo el Caribe. Continúa la tendencia al alza en el número de casos y de muertes en Puerto Rico, Jamaica y Cuba, y en Trinidad y Tabago el número de muertes semanales siguió aumentando. En Jamaica, el número de casos subió 49%; el número de muertes, 70%. El incremento es especialmente pronunciado en Dominica, Martinica y Guadalupe.

La situación en Haití es especialmente grave tras el devastador terremoto ocurrido el pasado fin de semana. La OPS y la comunidad internacional han enviado equipos de apoyo a Haití para ayudar en todos los aspectos de la respuesta de salud. El compromiso de la OPS para ayudar a Haití durante estos momentos tan difíciles es total.

Lamentablemente, entre los miles de víctimas del terremoto se encontró el doctor Ousmane Touré, un epidemiólogo que brindaba apoyo a la repuesta de la OPS en Haití. Queremos enviar nuestro más sincero pésame a su familia y seres queridos.

La pérdida del Dr. Touré pone de manifiesto los peligros que enfrentan los trabajadores de la salud y los extraordinarios sacrificios que han hecho durante esta pandemia.

Lamentablemente, la llegada de tormentas tropicales y fuertes lluvias ha supuesto un desafío adicional para los trabajadores de salud de primera línea de Haití, y ha dificultado los esfuerzos de búsqueda y rescate en curso, así como la entrega de suministros.

La situación en Haití, al igual que la situación que enfrenta toda la Región, subraya la necesidad acuciante de controlar esta pandemia en el menor tiempo posible.

Sin embargo, en toda América Latina y el Caribe, solo una de cada cinco personas ha sido completamente vacunada contra la COVID-19, y en algunos países la proporción de la población completamente vacunada es inferior al 5%. 

Si bien la OPS está trabajando sin descanso para rectificar esta disparidad, pasarán meses hasta que la Región tenga acceso a las vacunas que desesperadamente necesita.

Mientras tanto, debemos abordar las numerosas consecuencias de esta prolongada crisis.

Por eso hoy quisiera aprovechar esta rueda de prensa para reconocer el daño que ha supuesto la COVID 19 para nuestra salud mental y bienestar.

Impacto en la salud mental

A lo largo de la pandemia, el estrés y el miedo han invadido nuestra vida cotidiana y un número sin precedentes de personas han perdido sus empleos y tienen serias dificultades para mantener a sus familias.

Transcurridos 16 meses desde la llegada del virus a la Región, hemos comenzado a generar datos que muestran la verdadera dimensión del impacto de la COVID-19 en la salud mental en la Región de las Américas.

Permítanme decirles que los resultados son nefastos: la demanda de servicios de salud mental y apoyo psicosocial nunca ha sido mayor, y sin embargo el acceso a estos servicios nunca ha sido tan difícil.

Tres cuartas partes de los países participantes notificaron interrupciones parciales o totales de sus servicios de salud mental durante la pandemia.

Más de la mitad de los programas escolares de salud mental y más de tres cuartas partes de los programas de salud mental generales han sido interrumpidos de manera parcial o total en un momento en el que más del 15% de los jóvenes sufren de depresión.

Y casi el 90% de los países participantes notificaron interrupciones en los servicios de asesoramiento sobre salud mental y psicoterapia, cuando hasta el 60% de la población de la Región sufre de ansiedad o depresión. 

Como resultado de estas interrupciones generalizadas, muchas personas que quizás tienen problemas de salud mental por primera vez, incluidos nuestros trabajadores de salud de primera línea (que han estado trabajando en modo de crisis durante más de un año), carecen del apoyo que necesitan para manejar su situación de la manera adecuada.

Y aquellas personas que ya tenían trastornos de salud mental han tenido dificultades para acceder a medicamentos o terapias esenciales, lo que puede empeorar su salud mental y dejarlas vulnerables ante una crisis.

Llamado a la acción

Nos enfrentamos a una crisis de salud mental que, de no ser abordada, tendrá graves consecuencias. No solo empeorará la carga regional de la salud mental, sino que también prolongará el impacto de la pandemia.

Muchos países han considerado la salud mental una prioridad y han integrado el apoyo a la salud mental en sus planes de respuesta a la COVID-19, pero pocos han dado seguimiento a estas promesas con financiamiento o han aplicado estos planes.

Por eso instamos a los países a cumplir sus promesas e invertir en programas de salud mental. Algunos países ya lo están haciendo con éxito y sirven como modelo a seguir para la Región.

Chile ha puesto en marcha una campaña de salud mental que cuenta con el apoyo de su presidente con el objetivo de fortalecer los servicios de apoyo psicosocial durante la pandemia. Dicha campaña incluye la ampliación de la fuerza laboral que presta servicios de salud mental, ofrecer apoyo de salud mental a los trabajadores de la salud y fortalecer la atención a nivel comunitario para llegar a más personas cerca de sus hogares.

En una encuesta reciente entre los trabajadores de la salud en 30 países, el 35% de los encuestados afirmaron necesitar ayuda psicológica, pero solo un tercio de ellos la había recibido.

Trinidad y Tabago también ha reorganizado los servicios de salud mental para ofrecerlos directamente en las comunidades. Ha creado líneas de ayuda, servicios de telesalud y directorios en línea de profesionales de la salud mental para garantizar que su población siempre pueda acceder al apoyo que necesita en el ámbito de la salud mental. 

En Costa Rica también se están realizando estudios para comprender mejor el impacto de la pandemia de COVID-19 en la salud mental, con miras a guiar mejor su respuesta y a servir como referencia para otros países de la Región.

Con el objetivo de apoyar a nuestros Estados Miembros, la OPS ha actualizado su orientación para garantizar que los trabajadores de la salud puedan satisfacer las necesidades cambiantes de los pacientes durante las continuas interrupciones causadas por la COVID-19. También estamos trabajando con los países para reducir el estigma en nuestra Región, porque todas aquellas personas que necesitan apoyo de salud mental deben sentirse cómodas y seguras al pedir ayuda.

En síntesis

Los servicios de salud mental son una parte fundamental de nuestra respuesta a la COVID-19 y, en última instancia, de nuestro proceso de reconstrucción. Los países deben invertir en salud mental ahora para protegerse de la amenaza implacable de la pandemia y limitar sus repercusiones en los próximos años. Esta pandemia es un recordatorio de que la buena salud mental es una pieza clave de la salud de nuestra Región y el bienestar de nuestra sociedad.