Rueda de prensa sobre COVID-19: Palabras de apertura de la Directora, 21 de septiembre de 2022
Buenos días y gracias por participar en la rueda de prensa de hoy. Antes de comenzar, permítanme manifestar mi tristeza por la devastación provocada por el huracán Fiona y expresar nuestra solidaridad con los pueblos de las Islas Turcas y Caicos, Puerto Rico y República Dominicana. La OPS está lista para apoyarlos para que puedan volver a la normalidad. Hoy brindaré información actualizada sobre la COVID-19 y la viruela símica en la Región, además de analizar la situación de la poliomielitis dado que se acaba de confirmar que, por primera vez en décadas, está circulando en la Región de las Américas. La carga de la COVID-19 en nuestra Región sigue siendo demasiado alta. A casi 1.000 días del inicio de la pandemia, cada semana perdemos más de 4.000 personas por COVID-19 en la Región de las Américas. No podemos aceptar esto como la nueva normalidad. Si bien ha disminuido el número de casos y de muertes, la COVID-19 aún está entre nosotros y no hay indicios de que vaya a desaparecer pronto. Si nos limitamos a dejar que el virus se siga propagando sin control, los riesgos son importantes. La transmisión activa puede llevar a que surjan nuevas variantes, y es necesario que extraigamos enseñanzas del pasado y estemos preparados para responder a nuevos aumentos en los casos. Aun cuando la mayoría de los casos de COVID-19 son leves, esta enfermedad puede tener consecuencias a largo plazo para los pacientes y nuestros sistemas de salud. Si mantenemos nuestro compromiso, podemos mantener a la COVID-19 bajo control. No ignorándola, sino haciendo uso constantemente de las numerosas herramientas que tenemos a nuestra disposición para rastrear y, más importante aún, prevenir, las infecciones. En primer lugar, las vacunas siguen siendo nuestra herramienta principal para prevenir las hospitalizaciones y muertes por COVID-19. Los países deben seguir haciendo todo lo posible para llegar a las personas que no están vacunadas, especialmente en el caso de las personas mayores, las embarazadas y las personas con comorbilidades o inmunodeficiencias. Esto es especialmente cierto en el Caribe, donde varias islas siguen rezagadas en la cobertura vacunal. En segundo lugar, es importante que sigamos rastreando e informando tanto de los casos de COVID-19 como del avance de la vacunación. Los Estados Miembros deben actualizar sus paneles nacionales de información de forma regular o transmitir esta información a la OPS, para que así podamos dirigir nuestros esfuerzos hacia donde más se necesitan. En las últimas semanas, hemos visto que los países se han relajado en la notificación de los datos de vacunación. Esto me recuerda mi tercer punto: las medidas de salud pública. Los Estados Miembros deben actuar con prudencia y seguir promoviendo estas prácticas en aquellos lugares donde muchas personas siguen sin vacunarse o donde los casos están aumentando. Además de la COVID-19, los casos de viruela símica siguen aumentando en algunas partes de nuestra Región. Si bien en las últimas dos semanas se ha visto un lento descenso de la transmisión en Estados Unidos, Canadá y Brasil, otros países con grandes poblaciones urbanas están viendo un aumento en el número de casos. En términos generales, en este período hemos visto un aumento de más de 23% de los casos confirmados en la Región de las Américas. La OPS ha apoyado la ampliación de la capacidad para realizar pruebas y, ahora, 31 países y territorios pueden detectar y notificar casos de viruela símica. Hasta el momento, nuestra Región ha registrado cinco muertes por este virus. Estas muertes siguen siendo extremadamente raras, pero es fundamental recordar que las personas con sistemas inmunitarios debilitados corren el riesgo de sufrir complicaciones derivadas de esta enfermedad. Desde luego, los países deben actuar ahora para controlar la propagación de la viruela símica. La participación activa de las comunidades afectadas, la realización de pruebas y el rastreo de contactos pueden tener una repercusión considerable a la hora de reducir la transmisión, especialmente mientras que las existencias de vacunas sigan siendo muy limitadas. Por último, me gustaría hablar sobre un tema igualmente serio, una enfermedad que nunca esperé ver nuevamente en nuestra Región. Me refiero a la poliomielitis. En julio, se notificó que un hombre no vacunado había quedado paralizado por poliovirus en Estados Unidos. En las semanas siguientes, se encontró el virus de la polio en muestras de aguas residuales en varios condados, incluida la ciudad de Nueva York, lo que provocó una declaración de desastre por parte del Gobernador del Estado de Nueva York. Y la semana pasada, se descubrió que el virus circulaba en estas comunidades, con lo que se constituyó oficialmente en un brote en la Región. Han pasado casi 30 años desde que la Región de las Américas se convirtió en la primera región del mundo en eliminar la poliomielitis por poliovirus salvajes gracias a campañas de vacunación integrales y coordinadas. Sin embargo, la disminución progresiva de las tasas de vacunación, agravada por la pandemia de COVID-19, ha dejado sin protección a muchas de nuestras poblaciones. Seamos muy claros: la poliomielitis no es una enfermedad tratable. La prevención es la única opción. Y la prevención solo es posible con vacunas. Como vimos en el Estado de Nueva York, el poliovirus puede aparecer y propagarse rápida y silenciosamente en las comunidades con una cobertura vacunal insuficiente. Y hoy en día, la cobertura vacunal contra la poliomielitis está por debajo de 80% en casi toda América del Sur. Doce países de nuestra Región presentan un riesgo alto o muy alto de sufrir un brote. No hace falta que insista en que este es un problema grave, uno para el cual tenemos una solución clara: la vacunación con una vacuna antipoliomielítica proporciona protección completa contra la poliomielitis. Permítanme felicitar a Estados Unidos por su rápida respuesta de salud pública. Se ha redoblado la vigilancia de la enfermedad. Las campañas de vacunación contra la poliomielitis se están centrando en las personas que pueden no haber recibido un esquema de vacunación completa contra la poliomielitis. Y los mensajes de salud pública están llegando a las comunidades más expuestas en sus propios idiomas. La OPS está en contacto directo con Estados Unidos, y hemos emitido varias alertas a los Estados Miembros para que se mantengan atentos. Realmente quisiera ser muy firme al afirmar esto: instamos a todos los países de la Región a fortalecer la vigilancia y poner en marcha medidas proactivas para llegar a las personas que no estén vacunadas contra la poliomielitis. La OPS ha alertado a todos los jefes de Estado de la Región sobre este riesgo y su amenaza, así como sobre la necesidad de ponerse al día de forma urgente con la vacunación contra la poliomielitis. No debemos dar por sentado el poder de las vacunas para salvar vidas. Por otra parte, la próxima semana, tendré el honor de reunirme con los ministros de salud de toda la Región en la 30.ª Conferencia Sanitaria Panamericana, un evento histórico que cada cinco años reúne a las autoridades de salud de nuestra Región. Esta es una oportunidad para tener una mirada retrospectiva y extraer las enseñanzas de los retos a los que se ha visto enfrentada la Región de las Américas en los últimos años. Pero, lo que es más importante, es una oportunidad para mirar hacia el futuro y para fortalecer nuestra visión de una Región más equitativa, en la que trabajemos juntos para mejorar la salud de todos. Gracias. |