Menos IAAS, menos resistencia antimicrobiana

Trabajadora de salud se pone guantes

10 Jun 2022 Las Infecciones Asociadas a la Atención en Salud (IAAS) son el primer evento adverso más frecuente y uno de los mayores problemas para la seguridad del paciente. Solo en los países de altos ingresos llegan a afectar a 7 de cada 100 pacientes que ingresan a un hospital, y en los de bajos o medianos ingresos, 15 de cada 100 pueden presentar IAAS durante su hospitalización.

Así lo reseña el Primer Informe Mundial sobre Prevención y Control de Infecciones, presentado en mayo de 2022 y que reúne datos procedentes de publicaciones científicas y de diversos análisis y estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y en el que se afirma también que “programas adecuados de prevención y control de infecciones pueden reducir las IAAS en un 70%”.

Destaca la OMS que se han realizado progresos alentadores en algunas esferas, y se observa un aumento significativo del porcentaje de países que cuentan con directrices, presupuesto y un programa o plan nacional para la vigilancia de las IAAS. Una tarea que en Colombia se viene adelantando de manera multisectorial, rigurosa, continua y con mejores resultados cada año, aunque aún existen barreras y desafíos que atender.

Paciente en hospital recibe atención médica

Para comenzar, el país ya cuenta con el Programa de Prevención, Vigilancia y Control de Infecciones Asociadas a la Atención en Salud (IAAS), en el que se resalta la participación de diversos actores, el trabajo multisectorial y los aportes desde la academia, “con grupos de investigación que, movilizados por el interés de conocer el comportamiento de estos eventos en el ámbito hospitalario, han realizado estudios para analizar y caracterizar los mecanismos de resistencia, así como evaluar el impacto clínico de la resistencia bacteriana y con el tiempo, incluyendo e integrando las IAAS”.

Desde la implementación del sistema de vigilancia en el país, el Instituto Nacional de Salud (INS) se encarga de promover la vigilancia integrada de las infecciones asociadas a dispositivos invasivos (IAD), infecciones asociadas a procedimientos médico quirúrgicos (IAPMQ), resistencia a los antimicrobianos (RAM) y consumo de antibióticos (CAB).

De igual forma, cada día más instituciones consolidan acciones en la lucha contra las IAAS y la resistencia antimicrobiana, incluyendo también la implementación de los Programas de Optimización de Antimicrobianos  (PROA).

“Es una especie de matrimonio, en el cual ambos programas deben estar fortalecidos y funcionar. De nada sirve evitar la formulación y el uso indiscriminado de antimicrobianos, si no estamos evitando la diseminación por transmisión cruzada de microorganismos. Entonces, si alguno de los dos falla, vamos a perder la batalla contra la resistencia bacteriana en el sitio que estemos”, afirma el doctor Christian Pallares, médico epidemiólogo, coordinador del Comité de Infecciones y Vigilancia en Salud Pública de la Clínica Imbanaco - Grupo Quirón Salud, ubicada en Cali (Colombia).

La evidencia muestra una clara conexión entre las IAAS y la resistencia a los antimicrobianos, que explica así el especialista: “Entre menos prevención y control de infecciones exista en el hospital, más probabilidad de que los microorganismos a través de transmisión cruzada colonicen y después infecten a otros pacientes, y así mismo, entre más uso indiscriminado de antibióticos se presente, más consumo, más resistencia”.

Además, hay que tener en cuenta que estas infecciones generan costos. Solo en Colombia, las infecciones del torrente sanguíneo asociadas a catéter pueden costar  entre 10 y 30 mil dólares, y para infección del sitio operatorio, en algunas partes en Latinoamérica el costo puede ser superior a los 25 mil dólares, señala el doctor Pallares.

A esto se suman, mayores estancias hospitalarias, en promedio entre 7 y 14 días adicionales a los que normalmente un paciente que lo necesite estaría hospitalizado, y la mortalidad puede elevarse entre un 20 y 25%.

Adopción de guías, la clave

Casos como el de la Clínica Imbanaco reflejan las bondades de la implementación de las mejores prácticas que la evidencia científica ha demostrado, mediante guías de manejo de las sociedades científicas, como las de la Sociedad Americana de Epidemiología Hospitalaria (SHEA, por sus siglas en inglés) y la Sociedad Americana de Infectología (IDSA, por sus siglas en inglés); también, con los consensos de la Asociación Colombiana de Infectología (ACIN).

“Hemos adoptado paquetes de prevención y control para las infecciones más relevantes, como son: infecciones del sitio operatorio; infecciones asociadas a dispositivos invasivos; neumonía asociada a ventilación mecánica; infección del torrente sanguíneo asociada al catéter e infección del tracto urinario asociada a sonda vesical”, dice el doctor Pallares.

Para infección de sitio operatorio, agrega, el paquete de medidas hace parte de la lista de chequeos de la cirugía segura, que es una iniciativa de la OMS para disminuir accidentes y eventos adversos en pacientes que se operan.

De igual forma, resulta determinante el control de las condiciones de limpieza y desinfección, temperatura, humedad y aire de los quirófanos; control de la glucemia y la temperatura de los pacientes; la profilaxis antimicrobiana ubicada en el tiempo de administración, el tipo de antibiótico y la duración pertinente; la antisepsia prequirúrgica de la piel y la oxigenación de los tejidos, principalmente.

En cuanto a los riesgos asociados a los dispositivos invasivos, estos paquetes de medidas se dividen en dos momentos: inserción y mantenimiento. En la inserción de los dispositivos, la técnica aséptica o estéril incluye el uso de guantes de protección personal y una buena higiene de manos, que son fundamentales. Esto también aplica para el mantenimiento.

Estas y otras estrategias, apoyadas desde la gerencia, han sido muy útiles en el marco de controlar los indicadores de resultado del programa, como son la tasa de infección asociada a cuidado a la atención en salud, el uso de elementos de protección personal y la adherencia a la higiene de manos. “El balance es muy positivo hacia la disminución de las infecciones y el control de la emergencia de la resistencia antimicrobiana”, comenta el especialista.

Acciones poderosas

Otro logro fundamental ha sido estandarizar el uso correcto de los antibióticos en el paciente correcto, a la dosis correcta y con los esquemas de duración correctos; esto, porque tienen claro que al fenómeno de la resistencia antimicrobiana hay que prestarle mucha atención, ya que “el incremento exagerado de la incidencia de bacterias resistentes no solo limita las opciones de tratamiento, sino que también genera muchísima más diseminación cruzada al interior de los hospitales, causando comorbilidad en los pacientes, mayores días de estancia hospitalaria, disminución de la eficiencia administrativa en las instituciones, y mayor mortalidad”.

Finalmente, insiste el doctor Pallares, se debe garantizar la seguridad del paciente y hacerle frente a problemáticas como la resistencia antimicrobiana, para no terminar con súper bacterias que generan un incremento indiscriminado de infecciones para las que no se tienen muchas opciones terapéuticas.

“Estamos frente a una incidencia importante de resistencia antimicrobiana; que no solamente se ve a nivel de bacilos gramnegativos no fermentadores, como Pseudomonas y Acinetobacter, sino también en Enterobacterales, cuya resistencia, por ejemplo, a los carbapenémicos genera una limitación en términos de la formulación, es decir, no podemos formular muchas opciones antibióticas que se pierden por estos mecanismos de resistencia y nos vemos presionados a usar cada  vez más antibióticos de mayor espectro”, señala el especialista de la Clínica Imbanaco. Su llamado es “Luchemos todos contra la resistencia antimicrobiana”.