El impacto de la automedicación en animales de compañía y mascotas

Mascotas

15 Ago 2023 Como sucede con las personas, el fenómeno de la automedicación también afecta a los animales de compañía y a las mascotas, repitiendo algunas constantes: omitir la consulta veterinaria, utilizar medicinas de fórmulas anteriores o administrarles medicamentos utilizados por sus cuidadores, por ejemplo, antibióticos, para infecciones comunes o, lo peor, recibir los consejos de amigos sin pensar que los síntomas no son iguales o que la molestia es por otra razón.

Estas costumbres no sólo ponen en riesgo la salud de los animales, sino que contribuyen al incremento de la problemática de la resistencia antimicrobiana (RAM) a nivel global, porque, por ejemplo, “al dar antibióticos que no necesitan, se genera una presión selectiva sobre las bacterias, y ocasionamos que algunas se vuelvan más resistentes o que hagan mutaciones, y esta resistencia no solo va a pasar de animal a animal, sino a los humanos”, explica el doctor Juan Carlos Mancipe Vargas, docente e investigador del programa de Medicina Veterinaria de la Universidad de La Salle.

Múltiples formas

La automedicación en pequeños animales tiene múltiples causas, como “la humanización de las mascotas, lo que conlleva que las familias piensen en darles antibióticos y otras medicinas que utilizan en casa, a veces sin llevarlos primero al veterinario”, señala la doctora Pilar Donado, médica veterinaria de la Universidad Nacional e investigadora de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (AGROSAVIA).

Así, se encuentran quienes no tienen problema en tomar una cápsula de ampicilina, por ejemplo, y echar su contenido sobre la comida del perro o del gato para que ‘se mejore’; quienes intentan llamar a la veterinaria primero, para preguntar si pueden darle determinado medicamento que tienen en casa, y quienes siempre acuden a un veterinario.

El panorama también incluye propietarios de mascotas que pagan la consulta con el veterinario y exigen que les prescriba un antibiótico, y desconfían si no se lo formulan, por lo que deciden no volver a este especialista, sino buscar otro, comenta la doctora Donado.

De igual forma, “lo que se percibe en la clínica es que hay automedicación de las mascotas a veces después de llevarlos a una primera consulta y recibir una fórmula médica”, explica Mancipe Vargas. Luego, empiezan a repetir esas recetas o a recomendar esas fórmulas a sus conocidos, porque de pronto hay signos que son similares, y como el animal mejoró con ese antibiótico, entonces piensan que esa es la opción.

“Algunas personas cuando llegan a consulta nos dicen la verdad: que les han administrado a sus mascotas otros medicamentos, incluidos antibióticos; otras, solo cuando ven que su animalito recae o no se puede controlar la patología, comentan sobre el tema y, algunos más, los llevan al veterinario únicamente cuando los ven muy enfermos”, complementa el doctor Mancipe.

Perro en el cesped

Desde la formulación

Dentro de esta problemática, los expertos Donado y Mancipe hacen un llamado a los médicos veterinarios para que solo formulen antimicrobianos cuando sea requerido, y para que a la vez contribuyan con la concientización de las personas sobre la problemática de la resistencia antimicrobiana para evitar la automedicación de las mascotas.

También el llamado es extensivo a las farmacias veterinarias, porque en algunas de ellas se pueden comprar libremente medicamentos antimicrobianos que solo deberían venderse con fórmula médica. Por ello, los expertos rechazan la llamada ‘consulta de mostrador’ y aconsejan visitar siempre al veterinario, sea para controles regulares o cuando el animal muestre signos o síntomas de infección, y se puedan realizar exámenes, entre ellos, un cultivo y antibiograma, para definir el diagnóstico y el tratamiento.

Experimentar o pretender adivinar qué tiene la mascota no debe ser nunca una opción. Es el veterinario quien puede diagnosticar cada caso en particular y diferenciar clínicamente una enfermedad del tracto respiratorio, de una cistitis, común en caninos, o reacciones por un cambio brusco de comida.

De igual forma, habrá casos en que se requiere un antibiótico de uso tópico por un problema de la piel, y no uno sistémico, que puede ser más fuerte e innecesario en ese momento, entre muchos otros casos de la práctica clínica diaria. Y hay situaciones en las que basta un cambio de comida, y seguir estilos de vida sanos, como con las personas, en temas de nutrición, vacunación, ejercicio e higiene.

Bacterias resistentes

Es una realidad que la resistencia antimicrobiana (RAM) en mascotas existe. Un estudio publicado en el Journal of Antimicrobial Chemotherapy (2005), realizado en el Instituto RobertKoch, en Alemania, permitió caracterizar aislamientos de Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA) en animales de compañía y compararlos con los aislados humanos de los complejos clonales más prevalentes en Europa Central.

Dentro de las conclusiones, los investigadores señalaron que “según las características de sus cepas, los aislamientos de MRSA de mascotas investigados se parecían mucho a los aislamientos de ST22 MRSA ampliamente diseminados en los hospitales alemanes, lo que indica que podría haber ocurrido una transmisión cruzada de MRSA entre animales domésticos y humanos”.

Investigadores de la Universidad Zhongshan School of Medicina (Guangzhou, China) y de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos), entre otros, informaron, en una publicación de la revista científica Emerging Infectious Diseases (septiembre de 2016) sobre la “detección de mcr-1 en E. coli resistente a colistina aislada de los animales de compañía y la posible transmisión de mcr-1 entre animales de compañía y un trabajador de una tienda de mascotas”.

Entre tanto, en el Brazilian Journal of Microbiology (2016) se publicaron los resultados de un estudio multicéntrico en Brasil, en donde se detectó “la presencia simultánea de E. coli multirresistente en perros y sus dueños, aunque con diferentes perfiles fenotípicos de resistencia a los antibióticos” y concluyeron que en algunos casos “había altos grados de homología y, por lo tanto, la posibilidad de que circulen clones de E. coli resistente entre individuos y animales en el mismo entorno”, lo que motivó que sugirieran realizar más investigaciones al respecto.

Finalmente, citemos el trabajo ‘Uso y resistencia a los antimicrobianos en animales de compañía: un estudio transversal en tres países europeos’, realizado por investigadores epidemiólogos y veterinarios de Bélgica, Italia y Países Bajos, quienes describieron el uso de antimicrobianos (AMU) en perros y gatos en estas tres naciones, encontrando resistencia de E. coli al menos un agente antimicrobiano en el 27% de los aislados.

“La resistencia más común fue a la ampicilina (18%) y un 13% se identificaron como aislados multirresistentes”, por lo que indicaron que “el tema a abordar, en cuanto a UMA en animales de compañía se encuentra dentro de la calidad de uso, no la cantidad. Especialmente desde la perspectiva de Una salud, concluyeron que los animales de compañía podrían ser una fuente de transmisión de genes de resistencia y/o bacterias resistentes a los humanos”.

Por eso, el llamado de los especialistas colombianos es a no automedicar a las mascotas y remitirse al médico veterinario de confianza. Es la persona más idónea para diagnosticar, monitorear y supervisar la infección o la patología que esté padeciendo la mascota; no hay que correr riesgos para el animal y el núcleo familiar, concluye el doctor Mancipe.

Y, señalan, sería importante que entidades y organizaciones de médicos veterinarios, reforzaran este tipo de educación para los propietarios, para que, así como se hace en medicina humana, se hable de automedicación y de resistencia antimicrobiana de manera mucho más amplia.

Esto refleja muy bien el concepto actual de ‘Una salud’ y demanda un trabajo integral, porque es claro que lo que se diga o suceda en la parte humana, también puede impactar la sanidad animal y, al contrario. “No es una problemática independiente, por un lado, de humanos y, por otro, de animales, dado que siempre estamos interactuando”, y es el eje del proyecto ‘Trabajando juntos para combatir la resistencia a los antimicrobianos’, del que hace parte Colombia, y que cuenta con el apoyo económico de la Unión Europea (UE) y la coordinación y orientación de la OMS/OPS, la FAO, la OMSA, el PNUMA, y un trabajo inter y multisectorial de diversas entidades del país.