Por otro lado, para hablar de lo que hemos hecho con esta pandemia, tengo que referirme a la Red de Laboratorios de Biología Molecular. En diciembre de 2019 Cuba tenía cuatro laboratorios que hacían diagnóstico molecular, dedicados básicamente a la vigilancia de zika. El de los Centros Provinciales de Higiene, Epidemiología y Microbiología de La Habana, Villa Clara, Santiago de Cuba y el Laboratorio Nacional de Referencia del IPK. En este último comenzó la labor de diagnóstico relacionada con la COVID-19, para lo cual la OPS fue muy importante, porque organizó las primeras capacitaciones y donó los reactivos con los que empezamos a trabajar.
En una segunda etapa, las capacidades para el diagnóstico del SARS-CoV-2 se extendieron a Villa Clara y Santiago de Cuba; y en una tercera etapa entró el laboratorio de La Habana, el del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), el de investigaciones del sida (LISIDA), y el del Hospital “Hermanos Ameijeiras”. Paulatinamente, durante el pasado año, se fueron abriendo laboratorios en todas las provincias del país, y llegamos a la cifra de 27 laboratorios con condiciones para realizar diagnóstico molecular.
Los primeros días no llegábamos ni a 100 muestras procesadas y hoy superamos las 20 000 muestras diarias. Eso ha permitido mayor vigilancia, y es una capacidad que ya tiene Cuba para enfrentar otros patógenos. Se puede decir que es una ganancia ante una contingencia muy negativa. A la par, las investigaciones han sido muy importantes.
Nuestro personal en estos momentos está dirigido básicamente a enfrentar la COVID-19, tanto para la vigilancia en todas las provincias, como para la referencia, las evaluaciones, las visitas constantes a los laboratorios y los estudios de evaluación de los candidatos vacunales cubanos. Ello forma parte de la actividad en la que he estado involucrada este año y el pasado.
Asimismo, tendría que incluir el estudio de la caracterización genética del virus, lo que se llama vigilancia genómica, algo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó prácticamente desde que empezó la pandemia. Es normal que los virus cambien, y esos cambios pueden implicar un incremento en la trasmisión o una asociación a mayor severidad.
A todas estas funciones me he dedicado junto con un grupo de especialistas de diferentes instituciones. Personal del IPK coordina el grupo y lidera todos los análisis, pero también colabora el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), el CIGB, la Universidad de La Habana (UH), LISIDA y la red de laboratorios de biología molecular en general.