La eSalud, también conocida como Salud Digital, se define como el uso costo-efectivo y seguro de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en apoyo de la salud y los ámbitos relacionados. No solo los servicios de atención sanitaria, sino también la vigilancia de la salud, capacitación, comunicación, conocimiento e investigación.
La incorporación de la Salud Digital, a través de diferentes herramientas, aporta numerosos beneficios a los sistemas sanitarios. Entre ellos, se destaca la mejora en el acceso a los servicios de atención, promoviendo la equidad independientemente de la ubicación geográfica. Además, contribuye a elevar la calidad asistencial y la eficiencia organizativa. Permite afrontar retos socioeconómicos propios del siglo XXI, como el aumento de la demanda, el envejecimiento poblacional, la transición epidemiológica, la movilidad y la gestión de grandes volúmenes de información, todo dentro de contextos de restricción presupuestaria. También reduce los tiempos de espera en diagnóstico y tratamiento, facilita consultas remotas entre atención primaria y hospitales de referencia, disminuye derivaciones innecesarias y refuerza la formación y competencia de los profesionales de la salud. Puntualmente, respecto al tratamiento, proporciona mayor seguridad y trazabilidad mediante la utilización de receta electrónica. Asimismo, apoya modelos organizativos centrados en la continuidad asistencial y el paciente, fomentando redes integradas de atención. El uso de aplicaciones específicas, como la prescripción electrónica, puede reducir reacciones adversas a medicamentos y generar ahorros económicos, además de brindar herramientas para la toma de decisiones clínicas y el bienestar general. Más información en el siguiente documento de la OPS.
En el año 2011, la Organización Panamericana de la Salud publicó la Estrategia y Plan de Acción sobre eSalud de la (OPS) (2012-2017) para América Latina con la finalidad con el propósito de contribuir al desarrollo sostenible de los sistemas de salud en la región.
La receta electrónica (o prescripción electrónica) es una aplicación específica dentro del ámbito de la Salud Digital y los sistemas de información para la salud. En Estados Unidos, se estima que la extensión de la prescripción electrónica evitaría alrededor de 2 millones de eventos de reacciones adversas a medicamentos anualmente en los Estados Unidos, que en gran parte son consecuencia del mal uso de medicamentos. Esto generaría un ahorro estimado de 3,5 mil millones de dólares anuales. La receta electrónica ligada a los registros electrónicos de salud y a la interoperabilidad de los sistemas de información sanitaria, son fundamentales para mejorar la respuesta de salud pública y garantizar un intercambio eficaz y seguro de datos médicos. Más información en el siguiente documento de la OPS.
En Argentina, la Ley N° 27.5534 (2020) de Recetas Electrónicas o Digitales estableció que los medicamentos prescritos en recetas electrónicas o digitales deben ser dispensados en cualquier farmacia del territorio nacional, acorde a las disposiciones vigentes, así como en los servicios de farmacia de establecimientos de salud habilitados (art. 2°), asegurando de este modo el acceso a los tratamientos.
A partir del 1° de enero de 2025, la receta electrónica es la única modalidad vigente para la prescripción y dispensa de medicamentos. A través del Decreto 345/20245, la normativa establece la necesidad de cambiar la modalidad de las prescripciones, indicadas en papel, a recetarios de plataformas digitales. La reciente Resolución 2214/2025 profundiza y amplía aspectos operativos para su implementación en todo el país. En este contexto, las distintas provincias del país han implementado múltiples soluciones, encontrando barreras y facilitadores en el proceso de la cuál es posible establecer aprendizajes y lecciones que pueden ser de utilidad en otros contextos.