Gastos directos de bolsillo en salud: la necesidad de un análisis de género

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El objetivo principal de esta publicación es defender la necesidad de comprender la naturaleza de género de las vulnerabilidades a la mala salud. La igualdad de género en la salud es una dimensión integral del desarrollo sostenible, por lo que es fundamental aplicar una perspectiva de género a todos los aspectos del sistema de salud, incluidos los mecanismos de financiamiento de la salud. El impacto de los gastos directos de bolsillo relacionados con la salud en la pobreza de los hogares ha sido un factor importante que ha impulsado el avance hacia la cobertura universal de salud en gran parte de América Latina y en otros países. Sin embargo, no solo los usuarios de la atención de salud siguen enfrentándose a una amplia gama de gastos directos de bolsillo relacionados con la salud que pueden contribuir al empobrecimiento de los hogares, sino que las dimensiones de género de estos gastos han recibido muy poca atención. Basándose principalmente en datos de Bolivia (Estado Plurinacional de), Guatemala, Nicaragua y Perú, en este informe se ofrece un análisis en profundidad de las dimensiones de género que tienen los gastos directos de bolsillo relacionados con la salud en América Latina. Se destacan las limitaciones de los datos de las encuestas a la hora de determinar los niveles de gasto de los hogares en salud, así como la posible imposibilidad de que los indicadores capten los efectos de las estrategias de afrontamiento que adoptan los hogares para pagar por los gastos directos de bolsillo. En esta publicación se hace un llamamiento a aplicar un análisis interseccional para comprender con más matices las formas en que otros marcadores de identidad social, como la raza y la etnia, junto con el género, determinan la capacidad de las personas y los hogares para responder a los diferentes gastos directos de bolsillo que puedan encontrar. Hasta que los responsables de las políticas no consideren la cuestión desde una perspectiva de género, los gastos directos de bolsillo seguirán limitando el potencial de la cobertura universal de salud para abordar eficazmente las desigualdades de salud.