Palabras del director de la OPS, Dr. Jarbas Barbosa, Reunión del Diálogo de Economía y Salud de las Américas (EHA, por su sigla en inglés), Ciudad de Panamá (Panamá), 20 marzo 2023

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Excelentísimo Subsecretario José Fernández,

Estimado Secretario General Luis Almagro,

Respetado Ferdinando Regalia, representante del BID,

Distinguidos Ministros, representantes de los Estados Miembros y colegas:

Me complace estar aquí en Panamá y sumarme al diálogo de esta mañana sobre la intersección entre la salud y la economía.

Quisiera agradecer al Gobierno de Estados Unidos por haber convocado esta importante reunión y por haber sido el país anfitrión de la reciente Cumbre de las Américas en torno al tema de construir un futuro más resiliente, equitativo y sostenible para nuestra Región.

La pandemia de COVID-19 es el mejor ejemplo posible de los vínculos inextricables entre la salud y la economía.

En los últimos tres años, hemos sido testigos de la manera en que el virus causante de esta enfermedad generó una "crisis triple" que llevó a nuestras economías, nuestras redes de seguridad y nuestros sistemas de salud al límite, e intensificó las desigualdades en toda nuestra Región.

De hecho, en la Región de las Américas se registraron más casos de COVID-19 y de muertes por esta enfermedad que en cualquier otra región, y más de 34 millones de personas perdieron su empleo en América Latina y el Caribe solo en el primer año de la pandemia.

Antes de la pandemia, los sistemas de salud estaban subfinanciados y poco preparados para lo que se avecinaba, por lo que no pudieron sobreponerse a las deficiencias sistémicas de larga data, al resultado de reformas del sector de la salud mal concebidas, ni a las décadas de falta de atención política a la salud.

Nunca antes habían quedado tan claros los argumentos a favor de invertir en la salud y en la economía de la salud, ni se habían hecho tan evidentes las consecuencias de la falta de inversión en la salud.

Aun así, la pandemia también demostró lo que podemos lograr cuando los sectores de la salud y la economía trabajan juntos.

Fuimos testigos de la manera en que los gobiernos y los organismos internacionales movilizaron rápidamente fondos de emergencia y reasignaron los recursos existentes para responder a la pandemia.

También recibimos una enorme muestra de apoyo. Se estima que los países de nuestra Región recibieron unos US$ 135.000 millones en financiamiento externo para apoyar la respuesta a la pandemia.

Este estímulo ayudó a impulsar el mayor aumento en la prestación de servicios de salud registrado en los 120 años de historia de nuestra Organización Panamericana de la Salud.

La OPS actuó con rapidez para brindar apoyo a nuestros Estados Miembros durante este período extraordinario.

La Organización distribuyó más de 270 toneladas de equipos de protección personal a 35 países y territorios y, con el apoyo que brindó a los países de América Latina y el Caribe, se distribuyeron más de 1.350 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19, con lo cual se llegó a más del 70,9% de la población que reunía los criterios para vacunarse.

Más de 1,8 millones de trabajadores de salud participaron en las plataformas de la OPS de educación para la salud, y capacitamos a más de 900.000 trabajadores de atención primaria y equipos de emergencia para que trataran a pacientes con COVID-19 y utilizaran el equipos de protección personal de manera que pudieran preservar su seguridad mientras salvaban vidas.

Nos enorgullece en particular que nuestra Región haya podido lograr avances transformadores para expandir su capacidad científica y tecnológica a medida que respondía a este virus.

Los países recurrieron con rapidez las tecnologías digitales para que los pacientes pudieran seguir recibiendo atención.

Los países dieron un paso adelante para desarrollar y producir vacunas y otras tecnologías sanitarias críticas para hacer frente a la pandemia.

Y nuestra nueva plataforma regional está en marcha para llevar la tecnología de ARNm a América Latina y el Caribe.

Tendremos que mantener estos esfuerzos y asegurar que los sectores de la salud y la economía de nuestros países sigan trabajando juntos a fin de llevarnos a un futuro mejor, más saludable y más prometedor para nuestra Región.

La pandemia demostró las graves repercusiones que pueden tener años de negligencia y falta de inversión en nuestros sistemas de salud. Es fundamental que los ministerios de salud y economía aumenten el gasto público en salud mucho más allá de los niveles actuales del 4,4% del PIB para que podamos construir sistemas de salud más resilientes que estén equipados para responder a la COVID 19 y las inevitables amenazas futuras.

Para ello será fundamental fortalecer nuestros sistemas de atención primaria de salud para que puedan abordar las necesidades de salud de las comunidades locales y servir de base de nuestra preparación y respuesta frente a las pandemias. Para materializar esta visión será necesario mejorar las funciones esenciales de salud pública y fortalecer la capacidad de nuestro personal de salud. Todo esto requiere inversiones sistemáticas. 

De cara al futuro, también debemos coordinar más estrechamente los temas transversales que inciden en el sector de la salud y en el sector económico.

Algunas cuestiones como la asignación de recursos, la regulación, la preparación frente a pandemias, la protección financiera y social, y el establecimiento de cadenas resilientes de suministro de productos médicos requieren una mayor alianza entre nosotros.

El Diálogo de Economía y Salud de las Américas nos brinda la oportunidad de reunir a los responsables de las políticas de todos los sectores para realizar esta labor.  

Proteger la salud en nuestra Región es fundamental para promover el desarrollo económico y social, y para lograr la paz y la seguridad en nuestra Región.

Invertir en la salud es una decisión política, y además, es una decisión acertada. 

Esperamos con interés trabajar con todos ustedes para continuar avanzando en el Diálogo de Economía y Salud de las Américas.

Muchas gracias.