El desafío de trabajar juntos: gobiernos, médicos, instituciones, comunidades
La fuerza de este simulacro radicó en su trabajo interinstitucional y binacional. Entre chalecos y personal de salud, uniformes, se destacó la participación activa de equipos técnicos y operativos de los cuatro Estados Parte del MERCOSUR (Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay), así como del personal de salud de control sanitario de Argentina y Paraguay.
Por Paraguay participaron además el Servicio de Emergencias Médicas Extrahospitalarias (SEME), funcionarios del Hospital Regional de Encarnación, Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) de la VI Región Sanitaria de Itapúa y PAI Nacional, Dirección Nacional de Migraciones, Secretaría Nacional de Turismo (SENATUR) Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT); Administración Nacional de Navegación y Puertos (ANNP), Armada Paraguaya, Sanidad de Frontera, Gendarmería, Aduana Argentina, Migraciones Argentina y otros organismos.
Blas Arzamendia, de la Dirección Nacional de Migraciones, comparte su reflexión tras el simulacro: “El ejercicio nos enfrentó a un desafío fundamental: cómo proteger vidas sin que la frontera se detenga y visibilizar el importante rol de nuestra institución. Durante todo el simulacro, el foco estuvo puesto en llevar a cabo el protocolo sanitario de la manera más estricta posible”.
“Nos tocó poner manos a la obra ante un caso sospechoso, aislando rápidamente a la persona y coordinando su derivación a un centro de salud apenas detectamos síntomas de una enfermedad transmisible.”, añade Blas.
Su relato confirma la importancia de poner a prueba lo que estaba en los papeles “El ejercicio nos permitió ver en acción cada procedimiento del plan de contingencia bilateral. Tuvimos que activar mecanismos de evaluación, gestionar traslados y brindar atención sanitaria, todo en tiempo real. Eso sí, el simulacro también puso al descubierto algunas debilidades. Notamos, por ejemplo, ciertas dificultades en la comunicación y coordinación con las autoridades argentinas. ¡Qué bueno que fue durante este ejercicio! Esta experiencia nos dejó en claro lo importante que es mantener siempre abiertos y claros los canales de comunicación: de eso depende que podamos responder rápido y de manera eficiente cuando la situación lo exige”, relató.
Su reflexión final es alentadora “Nos llevamos la tranquilidad de que hay aspectos que ya están funcionando bien, pero también la tarea de seguir trabajando en aquello que todavía necesita ajustarse”
Al cerrar el simulacro, quedó claro que ningún país puede proteger solo su lado de la frontera.
Por ello los resultados son importantes. Sobre este punto, el Dr. Francisco es enfático “Los evaluadores y observadores nos han entregado insumos valiosísimos. Cada observación, cada sugerencia—desde un retraso en un protocolo hasta una falla de comunicación—es una oportunidad para fortalecer nuestro sistema de vigilancia fronteriza. Estamos conscientes de que la frontera no es una línea divisoria para las enfermedades. Por eso, tampoco puede serlo para nuestra capacidad de respuesta”
“Hemos identificado algunas debilidades no previstas en el Plan bilateral, lo que nos permite reforzar el seguimiento de las acciones”, indicó el Dr. Francisco.
“Es además una oportunidad para fortalecer las capacidades del personal de salud y las instituciones involucradas en sinergia con el proyecto “Fortalecimiento de las funciones críticas de prevención, preparación y respuesta ante pandemias en Paraguay", que estamos encaminando con el apoyo técnico de agencias implementadoras como, OPS/OMS, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)”, concluye.
En un mundo donde las crisis sanitarias no reconocen límites, este simulacro fue más que un ejercicio: fue un compromiso con la vida.