22 de octubre de 2021 -- La Comisión Nacional para la Certificación de Erradicación de la Poliomielitis trabaja día a día para poner fin a la enfermedad en su forma salvaje.
Un equipo de 80 veedores a nivel nacional y 20 directores provinciales vela por que los programas que lleva a cabo el Ministerio de Salud Pública (MSP) se cumplan, y vigila que los vacunatorios cumplan los requisitos para una inmunización adecuada.
Corría el año 1955 cuando Gonzalo Baquero Paret, de tan solo seis años, acudió con su madre al pediatra. Él sería uno de los primeros niños en Quito,Ecuador, que recibiría la vacuna desarrollada por Jonas Salk contra la poliomielitis. Ahora, 66 años después, recuerda la experiencia como su primer acercamiento no solo a la medicina, sino también a la especialización de neurología pediátrica y, sobre todo, al estudio de la polio.
No es la única imagen que guarda sobre la enfermedad. El doctor Baquero también recuerda a algunos de sus compañeros de aulas que tenían parálisis flácida y debían caminar con sus extremidades “llenas de hierros”. Junto a esos niños, años después y ya en la universidad, estudiarían a la polio para combatirla y, por qué no, erradicarla. “Yo creo que si le dan a usted la oportunidad no de salvar una vida, sino de salvar millones de vidas, y más si son los niños de nuestro país, es una oportunidad única”, asegura emocionado el pediatra para justificar su decisión a la hora de elegir su carrera.
Con la satisfacción de la labor, Baquero inicia un relato que data de 1977. Para entonces, la Universidad Central del Ecuador lo convocó para integrar un grupo que viajó por el país para “convencer”, dice, a las poblaciones en alto riesgo sobre la amenaza de la poliomielitis. En esos años fue cuando Ecuador empezó a suministrar las vacunas contra la enfermedad. Enamorado de esa labor, de ese trabajo y de la experiencia, se inclinó por la neurología pediátrica. “Lógicamente, las inmunizaciones son muy importantes en el campo de la pediatría y los pediatras tenemos un sentido de lo social bastante agudizado”, destaca. Uno de sus orgullos fue participar en la fase uno de la erradicación del virus salvaje de la polio en la Comisión Nacional de Vacunas.
El médico de 72 años sigue dedicando su vida a combatir y erradicar la polio de manera global. Su granito de arena lo deja día a día, desde las 7 de la mañana, cuando inicia su jornada de trabajo con la atención a los pacientes. Por las tardes dedica su tiempo a enseñar neurología y al programa Controversias de Neurología al que pertenece desde hace 15 años.
Sin embargo, la labor va más lejos aún. Dentro de la misión para eliminar la polio, en 2015 asumió la presidencia de la Comisión Nacional de Certificación de la Erradicación de la Poliomielitis en Ecuador después de recibir el llamado para que se incorporara a un grupo de expertos en poliomielitis.
El trabajo de la comisión tiene un objetivo bien definido. Se trata de una agrupación de representantes de distintas áreas de la salud que se ocupan de que el país cumpla los requerimientos que debe ejecutar en salud pública, en inmunizaciones y en contención para erradicar la enfermedad. “No solo en el país, sino en las Américas y en el mundo. Si nosotros no cumplimos, es el mundo el que se pone en peligro de que falle en la erradicación”, agrega Baquero.
En tanto, para el doctor Adrián Díaz, representante interino de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) en Ecuador, el trabajo es destacable no solo a nivel nacional, sino también internacional. “La comisión no solamente cumplió su rol en el momento que se eliminaba la enfermedad en nuestra región, sino año a año. Es una labor encomiable, desinteresada, porque son personas que lo hacen de manera voluntaria, sin pago,y son profesionales independientes y de alto nivel técnico-científico”, advierte.
Gracias a la colaboración de la Sociedad Ecuatoriana de Pediatría , la comisión puede disponer de 80 veedores a nivel nacional y 20 directores provinciales. Además de velar por que los programas que lleva a cabo el Ministerio de Salud Pública se cumplan, son los encargados de vigilar que los vacunatorios privados cuenten con la vacuna contra la polio y cumplan los requisitos para una inmunización adecuada.
La poliomielitis es una enfermedad neurológica de alta contagiosidad que afecta principalmente a niños y es producida por tres tipos de poliovirus. Se propaga a través de la vía fecal-oral, es decir, cuando las heces de una persona infectada llegan a la boca de otro individuo, algo que puede suceder a través de agua o comida contaminadas.
Hasta 1990, cada día el mundo reportaba 1.000 niños con parálisis flácida a causa de poliomielitis. Actualmente solo se registran casos en Afganistán y Pakistán. La enfermedad es altamente contagiosa y sus síntomas son similares a los de la gripe. En 1 de cada 200 casos el virus destruye partes del sistema nervioso. Este ataque ocasiona la parálisis permanente en piernas o brazos. Además, el poliovirus también puede atacar las partes del cerebro que ayudan a respirar, lo que puede causar la muerte.
La región de las Américas no ha vivido casos de poliomielitis desde hace 30 años. El último, data de 1991 en la región de Junín, en Perú. En Ecuador, la última persona detectada fue en 1990 y vivía en el cantón Durán, provincia del Guayas.
Pero, aunque la eliminación de esta enfermedad en la región es un hito, el doctor Díaz advierte sobre el hecho de que los ciudadanos han perdido la sensibilidad sobre la gravedad del virus, algo que junto con los movimientos antivacunas, representa una amenaza. La poliomielitis aún no tiene una cura. Por eso, los esfuerzos de los Estados radican en brindar el financiamiento necesario para vacunar a la población infantil y prevenir la enfermedad. “¿Cuándo se va a erradicar totalmente la poliomielitis? - se pregunta Baquero-. Posiblemente en los próximos años. Pero para eso necesitamos trabajar todos juntos”.
