Radiografía de la salud de la juventud en el mundo

16 de agosto de 2011 (OPS/OMS).- Bajo el lema Cambiemos nuestro mundo, el 12 de agosto se celebró el Día Internacional de la Juventud. Los jóvenes representan la cuarta parte de la población mundial y según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año más de 2,6 millones de jóvenes de 10 a 24 años mueren por causas prevenibles.

Si bien la mayoría de los jóvenes están sanos, un número importante de ellos sufre enfermedades que reducen su capacidad para crecer y desarrollarse plenamente. Y muchos más adoptan comportamientos que ponen en peligro su salud presente y futura.

Asimismo, las enfermedades o comportamientos que comienzan en la juventud, como el consumo de tabaco, la falta de actividad física, las relaciones sexuales sin protección y la exposición a la violencia, repercutirán en su salud futura. Casi dos tercios de las muertes prematuras y un tercio de la carga total de morbilidad en adultos se asocian a estos hábitos.

La promoción de las prácticas saludables en la adolescencia y la adopción de medidas para proteger mejor a los jóvenes frente a los riesgos para su salud son fundamentales para el futuro de la infraestructura sanitaria y social de los países y para prevenir la aparición de problemas de salud en la edad adulta.

Números mundiales

 

  • Cada año mueren más de 2,6 millones de jóvenes de 10 a 24 años por causas prevenibles.
  • Cada año dan a luz aproximadamente 16 millones de mujeres adolescentes de 15 a 19 años.
  • Los jóvenes de 15 a 24 años representaron el 40% de todos los casos nuevos de infección por VIH registrados entre los adultos en 2009.
  • En el periodo de un año, aproximadamente el 20% de los adolescentes sufren un problema de salud mental, como depresión o ansiedad.
  • Se estima que unos 150 millones de jóvenes consumen tabaco.
  • Cada día mueren aproximadamente 430 jóvenes de 10 a 24 años a causa de la violencia interpersonal.
  • Se estima que los traumatismos causados por el tránsito provocan la muerte de unos 700 jóvenes cada día.


En 2002, en el periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en favor de la infancia, se reconoció la necesidad de "Elaborar y ejecutar políticas y programas nacionales de salud para los adolescentes, así como los objetivos e indicadores correspondientes, para promover su salud mental y física".

Un marco importante para la salud de los jóvenes son los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Dos de los ODM son especialmente pertinentes en relación con la salud de los jóvenes.

  • El ODM 5 aspira a implantar el acceso universal a la salud reproductiva, uno de cuyos indicadores es la tasa de embarazos entre las muchachas de 15 a 19 años.
  • El ODM 6, que apunta a detener la propagación del VIH/sida, incluye indicadores como una reducción del 25% entre los jóvenes, y mide también la proporción de jóvenes de 15 a 24 años con conocimientos amplios y correctos sobre el VIH/sida.


El derecho de todos los jóvenes a la salud está consagrado también en instrumentos jurídicos internacionales. En 2003, el Comité de la Convención sobre los Derechos del Niño adoptó una Observación General en la que se reconocían los derechos y necesidades especiales de los adolescentes y los jóvenes en materia de salud y desarrollo. Esos derechos y necesidades cuentan además con el respaldo de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y del Derecho a la Salud.

Problemas sanitarios que afectan a los jóvenes

Se describen a continuación algunos de los principales problemas de salud que afectan a los jóvenes.

Embarazos y partos precoces

Cada año dan a luz unos 16 millones de adolescentes de entre 15 y 19 años, lo que supone aproximadamente un 11% de todos los nacimientos registrados en el mundo. La gran mayoría de esos nacimientos se producen en países en desarrollo. El riesgo de morir por causas relacionadas con el embarazo es mucho mayor en las adolescentes que en las mujeres mayores. Cuanto más joven la adolescente, mayor es el riesgo. La formulación y aplicación de leyes que fijan una edad mínima para contraer matrimonio, la movilización de la comunidad en apoyo de esas leyes y un mejor acceso a la información sobre anticonceptivos y a los servicios correspondientes pueden reducir la cifra de embarazos precoces. A las adolescentes que quedan embarazadas se les debe proporcionar una atención prenatal de calidad y atención calificada en el parto. Si la ley lo permite, las adolescentes que deciden interrumpir su embarazo deben tener acceso a servicios de aborto seguros.

VIH

En 2009 la población de 15 a 24 años sufrió aproximadamente el 40% de los casos de infecciones nuevas por VIH registrados entre los adultos en todo el mundo. Cada día se contagian 2400 jóvenes, y a nivel mundial hay más de 5 millones de jóvenes afectados por el VIH/sida. La juventud ha de saber cómo protegerse y debe tener los medios necesarios para ello. Eso incluye preservativos para prevenir la transmisión sexual del virus y agujas y jeringuillas limpias para quienes se inyectan drogas. En la actualidad, entre los jóvenes, solo el 36% de los hombres y el 24% de las mujeres tienen conocimientos amplios y correctos para protegerse contra el virus. Un mejor acceso al asesoramiento y las pruebas del VIH permitirá informar a los jóvenes sobre su serología, les ayudará a obtener la atención que necesitan, y evitará una mayor propagación del virus. Cuando las condiciones sociales, culturales y económicas aumentan la vulnerabilidad de los jóvenes a la infección por VIH, la estrategia de prevención de la transmisión del virus debe abordar también esos factores para ser eficaz.

Malnutrición

Muchos niños y niñas de los países en desarrollo llegan a la adolescencia desnutridos, lo que los hace más vulnerables a las enfermedades y a una muerte prematura. En el otro extremo, el sobrepeso y la obesidad (otra forma de malnutrición, con consecuencias graves para la salud e importantes repercusiones financieras a largo plazo para los sistemas de salud) están aumentando entre los jóvenes, tanto en los países de ingresos bajos como en los de ingresos altos. Una nutrición adecuada y unos hábitos saludables de alimentación y ejercicio físico a esas edades sientan los cimientos de una buena salud en la edad adulta. Además, es importante prevenir los problemas nutricionales proporcionando asesoramiento, suplementos de alimentos y micronutrientes (por ejemplo a las adolescentes embarazadas), y detectando y tratando los problemas (como la anemia) con rapidez y eficacia en cuanto se producen.

Salud mental

En un año cualquiera, aproximadamente el 20% de los adolescentes padecen un problema de salud mental, como depresión o ansiedad. El riesgo se incrementa cuando concurren experiencias de violencia, humillación, disminución de la estima y pobreza, y el suicidio es una de las principales causas de muerte entre los jóvenes. Propiciar el desarrollo de aptitudes para la vida en los niños y adolescentes y ofrecerles apoyo psicosocial en la escuela y otros entornos de la comunidad son medidas que pueden ayudar a promover su salud mental. Si surgen problemas, deben ser detectados y manejados por trabajadores sanitarios competentes y con empatía.

Consumo de tabaco

La gran mayoría de los consumidores de tabaco que hay el mundo adquirieron el hábito en su adolescencia. Se estima en unos 150 millones los jóvenes que consumen tabaco actualmente, y esa cifra está aumentando a nivel mundial, especialmente entre las mujeres jóvenes. La mitad de esos consumidores morirán prematuramente como consecuencia de ello. La prohibición de la publicidad del tabaco, el aumento de los precios de los productos de tabaco y la adopción de leyes que prohíben fumar en lugares públicos reducen el número de personas que empiezan a consumir productos de tabaco. Además reducen la cantidad de tabaco consumida por los fumadores y aumentan el número de jóvenes que dejan de fumar.

Uso nocivo del alcohol

Motivo de creciente preocupación en numerosos países, el uso nocivo del alcohol entre los jóvenes reduce el autocontrol y aumenta las conductas de riesgo. Es una causa fundamental de traumatismos (en particular de los causados por el tránsito), violencia (especialmente violencia doméstica) y muertes prematuras. La prohibición de la publicidad del alcohol y la regulación del acceso al mismo son estrategias que reducen eficazmente su consumo entre los jóvenes. Las intervenciones breves de asesoramiento y apoyo ante los casos de consumo de alcohol pueden ayudar a reducir el uso nocivo del mismo.

Violencia

La violencia es una de las principales causas de defunción entre los jóvenes, sobre todo entre los varones: se estima que cada día mueren 430 jóvenes de 10 a 24 años a causa de la violencia interpersonal. Por cada muerte, se calcula que entre 20 y 40 jóvenes necesitan tratamiento hospitalario por una lesión relacionada con la violencia.

El fomento de una crianza satisfactoria en los primeros años de vida, la enseñanza de aptitudes para la vida y la disminución del acceso al alcohol y a medios letales como las armas de fuego pueden ayudar a prevenir la violencia. La dispensación de una atención efectiva y empática a los adolescentes que son víctimas de la violencia y el apoyo permanente pueden ayudar a paliar las consecuencias tanto físicas como psicológicas de la violencia.

Traumatismos

Los traumatismos involuntarios son la principal causa de muerte y discapacidad entre los jóvenes. Los traumatismos causados por el tránsito se cobran la vida nada menos que de unos 700 jóvenes cada día. El asesoramiento a los jóvenes sobre la conducción prudente, la aplicación estricta de las leyes que prohíben conducir bajo la influencia del alcohol y los medicamentos y un más amplio acceso a medios de transporte público fiables y seguros son todas ellas medidas que pueden reducir el número de accidentes de tránsito entre los jóvenes. En caso accidente, por otra parte, el pronto acceso a una atención traumatológica eficaz puede salvarles la vida.

Respuesta de la OMS

La OMS desempeña diversas funciones para mejorar la salud de los jóvenes:

  • Contabilizar el número de jóvenes que mueren y que sufren enfermedades y traumatismos, así como el número de los que adoptan comportamientos que pueden dar origen a enfermedades o lesiones en el futuro. Ello abarca también la evaluación de los factores presentes en la comunidad que entorpecen o favorecen la salud y el desarrollo de los adolescentes;
  • determinar las alternativas más eficaces para promover la buena salud entre los jóvenes, prevenir los problemas de salud y responder a ellos cuando se manifiestan;
  • desarrollar los métodos e instrumentos que permiten aplicar la evidencia en los países;
  • velar por que todas las personas e instituciones puedan aplicar esos instrumentos en los países;
  • sensibilizar sobre estos temas al público en general y a los colectivos pertinentes;
  • crear una perspectiva común entre los asociados y un sentido de la finalidad también común respecto a lo que debe hacerse;
  • apoyar a los países en lo que atañe a la formulación de políticas y programas y a su aplicación, vigilancia y evaluación.

 

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