Hablemos de salud - Ep. 9: Hepatitis: lo que necesitas saber

Episodio 9

En este episodio especial, a pocos días del Día Mundial contra la Hepatitis (28 de julio), exploramos todo lo que necesitas saber sobre esta enfermedad silenciosa pero prevenible. El Dr. Enrique Carrera, hepatólogo en Ecuador, nos explica los distintos tipos de hepatitis, cómo se transmiten, cómo prevenirlas y los avances médicos que permiten incluso curar la hepatitis C. Además, escuchamos el poderoso testimonio de Antonio Oñate, activista y sobreviviente de hepatitis C, quien comparte su experiencia de diagnóstico, tratamiento y lucha contra el estigma. Un episodio lleno de información vital, esperanza y llamado a la acción.

Bienvenidos a Hablemos de Salud, el podcast de la Organización Panamericana de la Salud. Soy Sebastián Oliel, comunicador de la OPS y hoy, a pocos días del Día Mundial contra la Hepatitis, que se conmemora el 28 de julio de cada año, vamos a estar hablando de ellas, las hepatitis: lo que necesitas saber. ¿Por qué? Porque 10 millones de personas en nuestra región viven con hepatitis B o hepatitis C, y muchas ni siquiera lo saben. Además, cada 30 segundos alguien en el mundo muere por complicaciones como cirrosis o cáncer de hígado relacionadas con la hepatitis. Hoy responderemos qué es la hepatitis y cómo prevenirla. ¿Es posible curarse? Y también qué avances médicos están cambiando el panorama. Pero, además, vamos a escuchar la experiencia de una persona diagnosticada y curada de hepatitis C. Sobre todo esto hablaremos con el doctor Enrique Carrera, gastroenterólogo y hepatólogo del Hospital de Especialidades Eugenio Espejo, en Quito, Ecuador, que nos dará una visión médica detallada. Y luego, vamos a hablar con Antonio Oñate, que es representante de las Américas de la World Hepatitis Alliance desde México, quien nos compartirá su experiencia como paciente y también como activista. Primero lo médico, luego la experiencia personal. Empecemos.

Doctor Carrera, bienvenido al podcast. Gracias por acompañarnos.

Muchas gracias a ustedes por la invitación.

Vamos a aprovechar entonces su experiencia para hacerle varias preguntas, para despejar dudas específicas que tenemos sobre la hepatitis. Empecemos con lo básico. Para la gente que no está del todo enterada qué es o qué son las hepatitis y cómo las diferenciamos, porque vemos que hay diferentes tipos.

Las hepatitis es el nombre técnico cuando el hígado tiene una inflamación y esta, cuando es causado por infecciones, podemos asociarle a una hepatitis del tipo infeccioso. Las más comunes que tenemos están de los virus que van a atacar al hígado directamente y esto se los ha clasificado por letras. Tenemos desde la letra A hasta la letra E.

Perfecto, doctor. ¿Y qué tan comunes son las hepatitis virales? ¿Y también qué tan graves son?

Las hepatitis virales tienen una alta prevalencia e incidencia. Es decir que cada año tenemos nuevos casos asociados a estos virus a nivel de América. Por ejemplo, acá en Ecuador tenemos una prevalencia importantísima de hepatitis A, pero también tenemos casos nuevos. Todos los años en nuestros hospitales, vemos y tenemos casos de hepatitis por el virus de hepatitis A y también, obviamente, al buscar y encontrar los otros virus podemos encontrar varios cuadros clínicos que asumen una gravedad diferente. Por lo tanto, no es lo mismo la hepatitis A que la hepatitis B, por ejemplo.

Y las más comunes son las B y la C. ¿Es así? ¿Y nos puedes contar un poco más en detalle sobre estas dos?

En relación a la hepatitis B y a la hepatitis C, que son las más comunes en nuestro medio, es similar, un poco como la presentación puede al inicio tenerla, es decir, un paciente que tenga cansancio, decaimiento y un grupo de pacientes van a ponerse amarillos. Pero lo más complejo de todo esto es que estas dos hepatitis, tanto B como C, son asintomáticas. El 60%-70% de pacientes desconocen que portan el virus y pueden pasar muchos años antes de que clínicamente pueda saltar esta sospecha.

¿Y cuáles son las consecuencias para la salud de la persona que tiene hepatitis y quizás esto no tiene muchos años en lo que fue silenciosa y no sabía que la tenía. ¿Qué puede pasarle en su salud?

Por ejemplo, el paciente que sufre de hepatitis A, cuando es niño probablemente sea muy asintomático. El problema es cuando se contagia de adulto este virus puede incluso provocar una falla hepática. La falla hepática significa que el hígado colapsa, deja de funcionar y necesitaríamos hacer un trasplante hepático asociado a una infección grave por virus. En cuanto a hepatitis B y hepatitis C, el paciente al portarlo crónicamente y al no saberlo, puede desarrollar justamente una cirrosis hepática o tumores en el hígado.

¿Y la consecuencia final cuál sería? ¿Tener que someterse a un trasplante? ¿Y si se consigue, no? ¿Porque cuál es el riesgo ahí?

Totalmente, porque al no encontrar este virus en una etapa temprana y ya encontrar una complicación, el trasplante sería una opción. Pero, lastimosamente no todos tenemos el acceso en nuestros países a programas de trasplante y a un cambio de un órgano. Y sobre todo también que tendríamos que hacer una vigilancia para detectar cáncer, que es uno de los más temidos en relación al virus B y al virus C.

Claro, claro. Y ahora, como decimos que son silenciosas y asintomáticas. ¿A qué síntomas o a qué la persona tiene que estar atento si hay algún síntoma para descubrir a tiempo que está infectado?

Probablemente el cansancio sea una de las manifestaciones primordiales de tener o portar un virus B o un virus C, pero lastimosamente el cansancio está asociado a múltiples situaciones, desde un agotamiento laboral, por ejemplo, hasta ya patologías un poco más severas o más complejas puede haber el agotamiento, pero lo que es muy importante es que las transaminasas, es decir, lograr detectar alteraciones en el perfil hepático en sangre, hace que se cree esta alerta y el médico debe tener en su radar el poder encontrar hepatitis B o hepatitis C asociada a una alteración del perfil hepático. Por tal razón es una condición sine qua non que si yo tengo un paciente de las condiciones clínicas o quirúrgicas que sea y tenga alteración de este perfil hepático, es la obligación del sistema de salud y del médico buscar estos virus.

Y doctor, cuando dice alteración del perfil hepático, ¿cómo uno se da cuenta? ¿Eso se mide en un examen de rutina anual o cómo se llega a eso?

Generalmente en rutinas de laboratorio como, por ejemplo, cuando uno quiere ver azúcar en sangre mide la glucosa y la glicemia, que es un estudio que está muy marcado ya en nuestra población. Entonces, de la misma manera debería ser el perfil hepático, que tanto el paciente como el médico y muy importante, por ejemplo, los médicos de atención primaria, son aquellos que están en el primer contacto con el paciente, incluso en áreas rurales. Son aquellos en los cuales, al tener un paciente con enzimas altas, poder testear al virus. Pero también es importante que eso me olvidé comentarles son los grupos de riesgo. Hay pacientes y factores de riesgo que hacen que, en mi radar, como sistema de salud, tengo que obligatoriamente buscar estos virus.

Interesante. Entonces, ¿cuáles serían, si es que hay, personas en mayor riesgo que otras o grupos de edad? ¿Cuáles serían?

Exactamente. Por ejemplo, aquellos pacientes que tienen un diagnóstico de, por ejemplo, de HIV. Entonces ellos obligatoriamente tendrían que testearse tanto para virus B como para virus C. Aquellos pacientes que se dializan, es decir, que tienen una patología renal crónica, los médicos saben que hay que estudiar para tanto virus B como virus C. Aquellos pacientes que han tenido un antecedente de tatuajes de transfusiones sanguíneas es importante saber que hay que correr estos estos estudios para saber y descartar que tengan estos virus. Aquellos con conductas sexuales de riesgo o aquellos que tienen hombres sexo con hombres, hacen que este escenario de las hepatitis tengan que ser estudiadas y buscadas.

Perfecto. Y vamos un paso más atrás. Si hablamos de prevención, cuáles son las medidas, las recomendaciones para prevenir y evitar, si se puede, infectarse con alguna de las hepatitis.

Básicamente, al hablar de hepatitis A, por ejemplo, un método de prevención es el método de sanitización del agua, o sea, que tengamos correctas medidas sanitarias del agua y, por ejemplo, que en países donde existe todavía incidencia de casos de hepatitis A, se debería vacunar.

La vacuna contra hepatitis B entró también a fines de la década de los 90. Entonces, ahora en todos nuestros países tenemos ya establecido que los niños al nacer necesitan recibir tres dosis de vacunación contra hepatitis B. Entonces, alcanzar altas tasas de vacunación es uno de los mejores objetivos que se propone la Organización Mundial de la Salud para evitar justamente contagiarse con virus B. Lastimosamente, no tenemos una vacunación contra el virus de hepatitis C, por lo tanto el personal, adultos factores de riesgo, dado lo que involucra poder contagiarse hace que tengamos estas medidas que se podría mencionarlas de forma general, cómo tener sexo seguro, tener una actividad sexual segura, entonces hace que tengamos y evitemos justamente el contagiarnos.

Claro, doctor y ¿hay tratamiento contra las hepatitis?

El tratamiento para la hepatitis A es un tratamiento sintomático, es decir, el paciente que lo sufre es cuidar, por ejemplo, que no se deshidrate, por ahí el dolor abdominal, mejorar la náusea, el vómito y la deshidratación, y esperar que pase el acceso grave del virus.

En el momento que encontramos un paciente que tenga hepatitis B, existen tratamientos actuales que lo que hacen es frenar el virus, la replicación. En tal razón, hace que se detenga y se frene justamente lo que sucede con el virus de hepatitis B, y el paciente pasa y cursa crónicamente tomando el tratamiento.

El tema con el virus de hepatitis C, que en los últimos años ha sido una ganancia completa para su eliminación, porque la tasa de eliminación es mayor al 95-97%. Entonces lo logramos curar, pero lo importante es encontrarlo al virus C y dar un tratamiento óptimo para tener su curación.

¿Doctor y usted en sus consultas y demás, cuáles son las principales dudas que encuentra con las personas que se acercan para consultar o que quizás tienen un diagnóstico de hepatitis?

Es algo muy complejo porque, por ejemplo, en cuanto al virus B y al virus C, todavía tenemos un estigma social. Lastimosamente en nuestros países el hecho de que un paciente tenga hepatitis B y hepatitis C ya tiene ese estigma social. Entonces, por tal razón muchos de los pacientes, por ejemplo, es de la vida real. Cuando yo veo un paciente que viene a la consulta conmigo de hepatitis B y requiere un certificado de salud y no la consulta, el paciente me pide que no coloque que tiene hepatitis B, sino más bien que solo pongamos, por ejemplo, que acudió a un chequeo de salud rutinaria por ese estigma que tienen todos. En tal razón, esto es una enfermedad que todavía en nuestros países la señalamos con el dedo al paciente que lo tiene, entonces es necesario que a través de campañas de educación, tanto el sistema de salud como los pacientes, logremos e identifiquemos y concienticen que es una patología que la vemos todos los días y que, a su vez, todos tenemos que luchar por controlarla.

Seguro, y doctor, ya mencionó un poco que ha habido logros últimamente en los últimos años o décadas, pero ¿cuáles cree que han sido los mayores logros en cuanto a prevención y tratamiento de la hepatitis? ¿Y también cuáles son o siguen siendo los desafíos que tenemos?

Creo que uno de los mayores desafíos que tenemos, y justamente la OPS nos ha puesto una meta a todos los que nos involucramos en salud hepática es que al 2030 logremos eliminar la hepatitis. Es un desafío y, a la vez, tenemos que justamente tratar de buscar más estos pacientes. Como les decía, hay un porcentaje importante de pacientes que tienen el virus, pero lo desconocen. Entonces esto involucra educación y la educación es para población general y para el sistema de salud médico, porque muchas de las veces no pedimos, no buscamos y se dice que al menos, por ejemplo para hepatitis C deberíamos tener un estudio para un paciente en toda su vida. En tal razón hace que encontremos y busquemos esta patología. Otro desafío importante es que todos tengan acceso al tratamiento tanto de virus B como hepatitis C.

Doctor, ¿qué pasa con las embarazadas? ¿Una mujer embarazada que le hacen los controles y le diagnostican que tiene hepatitis? Imagino que la B, ¿qué se hace en ese momento a partir de ahí'

La idea es que una de las vías de transmisión de hepatitis B va a ser de madre a hijo, que se llama una transmisión vertical. Entonces, cuando nosotros detectamos que una embarazada en los en el primer trimestre del embarazo hay que hacer un seguimiento estricto y justamente hay que pedir una carga viral, pedir las transaminasas para que si esta paciente requiere un tratamiento se le puede dar y es un tratamiento que es bastante bueno en embarazadas. Si tiene una categoría que se la puede dar para bajar la carga viral y lo ideal es que si esta paciente al final de su embarazo bajamos de esta carga viral, obviamente se baja el porcentaje de que pueda dar o afectar a su bebé. Sin embargo, actualmente también existen métodos para evitar que el recién nacido justamente que nazca de una madre que sea hepatitis B, existen medidas actuales para justamente evitar que este niño se contagie con el virus de hepatitis B.

Claro, doctor, una pregunta, ¿la vacuna de la hepatitis B se la puede dar cualquier persona a cualquier edad o cuando es recomendada?

La vacuna de hepatitis B se inicia en el esquema inicial cuando uno es bebé, entonces esta tiene un porcentaje de vida de 10 a 15 años. Entonces es importante que en el crecimiento y en el seguimiento y, dependiendo los factores de riesgo que pueda tener, hacerse un estudio para saber cuánto es el porcentaje de vacunación que tiene y darse una dosis extra cada cierto tiempo, que podría ser cada diez o 15 años, para tener un buen escudo contra el virus de hepatitis B.

Muy bien. Bueno, doctor, muchísimas gracias por todas sus respuestas, todas sus explicaciones tan claras y detalladas. Estoy seguro que todos los que nos escuchan, nos están viendo, van a entender mucho mejor lo que son las hepatitis y lo que se puede hacer para prevenirlas y para tratarlas, porque como vimos, también se las puede controlar y hasta se las puede curar ahora. Y esperamos que también haya también más acceso para todos al tratamiento de la hepatitis C.

Muchas gracias a ustedes por la invitación y que siempre todos nos concienticemos que el 28 de julio es el Día Mundial contra la Hepatitis y luchemos contra esto.

Ahora vamos a pasar a la perspectiva del paciente.

Estamos de vuelta en Hablemos de Salud. Ahora vamos a conversar con Antonio Oñate, que es representante de las Américas de la World Hepatitis Alliance desde México, quien nos compartirá su experiencia como paciente y también su trabajo para combatir las hepatitis. Antonio, gracias por estar acá con nosotros.

Al contrario, un placer estar con ustedes el día de hoy.

Gracias, Antonio. Cuéntenos un poco cómo comienza su historia con la hepatitis.

Mira, yo inicié en el asunto de la hepatitis C en el año 2002, cuando fui diagnosticado con hepatitis C. Fue una situación fortuita. No lo estábamos buscando la enfermedad. Llegué al hospital unos seis meses antes por una razón de un ataque cardíaco, que no era ataque cardíaco, sino era estrés. Pero en la sala de urgencias los médicos tuvieron tiempo de realizarme estudios de sangre y apareció que mis pruebas de funcionamiento hepático estaban alteradas. El médico que me atendió en ese momento decidió hacerme más estudios para saber por qué mi hígado apareció un poco dañado y a los seis meses ya en el año 2002, en mayo, me dieron el diagnóstico de hepatitis C y una biopsia posterior confirmó de que ya tenía indicios de cirrosis.

¿Y qué le pasó? ¿Cómo fue enterarse de este diagnóstico? ¿Usted sabía algo de la hepatitis C hasta ese momento?

Mira, lo único que yo sabía de la hepatitis era que había una sola hepatitis. O sea, en general no sabía de la existencia de que había hepatitis virales, menos de la hepatitis C, y lo que sabía era de niño, no desde niño, de que se contagiaba en la niñez y que se curaba con dulces. Era lo único que yo sabía. El diagnóstico no fue muy bueno porque desafortunadamente el médico que me atendió yo creo que era muy joven. No es una excusa, pero era muy joven, yo creo. No tenía mucha experiencia en el virus, aparte no había mucha información sobre el virus para la comunidad médica y me lo dijo de una manera muy fría, sin tacto, sin empatía, que me destrozó, no, la esperanza de inmediato. Me dijo de que por el tiempo que yo ya tenía con la infección y yo tuve una cirugía en 1985. Tenía 15 años en esa cirugía en donde me hicieron una transfusión de sangre. Lo más probable es que ahí haya venido el virus y en el 2002, cuando me hacen el diagnóstico, pues ya habían pasado unos 18 años y con el diagnóstico también de la cirrosis. Entonces el médico me dijo que muy probablemente por el tiempo que yo ya tenía de daño, iba a ser muy difícil que funcionara el tratamiento porque yo tenía un genotipo, 1A que en ese momento con ese tratamiento que teníamos, tenía muy bajas probabilidades de éxito. El médico me dijo francamente de que era muy probable que no funcionara el tratamiento y que si me cuidaba bien, tal vez podría vivir diez años más y que mi única esperanza, pues era un trasplante de hígado. El problema no fue lo que me dijo, el problema fue cómo me lo dijo y pues me destrozó. Me mató la esperanza desde un inicio y pues la esperanza debe de morir al final con uno, no al inicio de la batalla. No fue algo muy agradable.

Bueno, por suerte lo tenemos acá todavía con nosotros. ¿Pero cómo fue? ¿Qué pasó con su tratamiento y demás, que superó estos obstáculos, o sea, y cómo fue su su su tratamiento?

Mira, varios obstáculos para empezar, muy poca o nada de información de la hepatitis C. Tuve que hacer yo una investigación en línea, pero en línea había muy poca información y muy confusa. Tuve que ir a platicar con médicos especialistas en gastroenterología en México, con hepatólogos. Me fui como como ratón de biblioteca a la a la biblioteca de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto Nacional de Nutrición de la Ciudad de México a ver qué información encontraba yo del virus. El segundo obstáculo fue el costo. En ese momento el tratamiento era Interferón Pegilado con Ribavirina y era muy costoso y no lo podía pagar. Y el tercer obstáculo fue básicamente la nula información por parte de las autoridades de salud. Entonces lo que yo decidí hacer fue cuidarme lo mejor posible, cambiar mi estilo de vida, prepararme con la información que más pudiera averiguar del virus para ahorrar, obviamente ya sea para el tratamiento o buscar ahorrar para el trasplante de hígado. Ese fue mi camino por tres años hasta que en un tratamiento que me ofreció un médico del Instituto Nacional de Nutrición, en un protocolo de investigación, en donde el tratamiento era gratis, ahí lo logré obtener en finales de 2005, en diciembre de 2005, e inicié el tratamiento en enero del 2006, que duró 48 semanas, y en donde logré eliminar el virus, logrando la respuesta viral sostenida.

Qué bueno, me alegro entonces. Y una pregunta esto fue en el 2002, o sea que ya pasaron más de 20 años. Quería saber si en ese momento, quizás ahora todavía sigue habiendo. ¿Pero cómo fue contar su diagnóstico a otra gente? ¿Usted lo contaba, sintió estigma o discriminación por esto?

Claro. Mira, nadie, obviamente, si yo no sabía eso, la mayoría de las personas tampoco sabían de la existencia del virus y tuve una buena respuesta. Mi familia me apoyó de inmediato. Mis amigos más cercanos, que también desconocían qué era la enfermedad, tuve un gran apoyo de ellos. Entonces fueron mi, mi bastión, mis amistades y mi familia. Con respecto a la gente. Mira, yo no oculté mi tratamiento. Me di cuenta que si nadie lo sabía, yo tenía que hablar de eso. Incluso cuando iba yo a la barbería a cortarme el cabello, yo ya no les pedía, les pedía yo al barbero que no me afeitara con navajas de afeitar y les explicaba la razón. Me veían con miedo, pero al momento en que yo les explicaba que pues no era yo contagioso, digamos, entonces entendían. Al principio la gente no es que me rechazara, tenían un poco de incertidumbre y tal vez hasta un poco de temor, porque lo que se sabía también de la hepatitis es que era contagiosa. Cuando yo les explicaba en los términos más sencillos y de forma breve qué era la enfermedad que yo tenía y que no se contagiaba de contacto físico, ya comprendían. Entonces yo comprendí eso y no vi mal que la gente me viera, o con un poco de temor o con un poco de, digamos, de curiosidad.

En estos 23 años, Antonio, ¿qué piensa que cambió en forma positiva, digamos, y qué desafíos todavía existen?

Muy bien, mira, ha cambiado mucho. Yo creo que vivimos un momento histórico. La ciencia a partir de los años noventas para acá, de nuestra fecha, ha tenido grandes avances hablando en el ramo de la hepatología y más específicamente de la hepatitis C, ha sido fenomenal el cambio en un ya no en décadas, sino en diez, 20 años. En 20 años ha habido un cambio radical. Por primera vez la humanidad ha visto que la ciencia desarrolló una cura para una enfermedad viral, que es la hepatitis C. Tenemos ya medicamentos. Cuando inició el tratamiento en los 90 era Interferón con Ribavirina y era una bomba química que en muchas ocasiones los pacientes suspendían el tratamiento porque no podían con los efectos. El tratamiento se mejoró con Interferón Pegilado, que es el que yo tomé, y te puedo decir que las primeras cuatro semanas creí que me iba a matar el tratamiento. Si no me mataba el virus, me iba a matar el tratamiento porque fue extremadamente difícil para mí. Después de unas ocho semanas, mi cuerpo se empezó a adaptar y ya no fue tan duro el tratamiento. Pero ahora, con los nuevos antivirales de acción directa, gracias a la investigación científica, a la investigación médica, contamos con un tratamiento de una pastilla que en 12 semanas puede curar la enfermedad en un 95% de los casos. Es un salto cuántico. La información ya está más detallada.

Hemos aprendido más acerca de las experiencias de los pacientes, de los miles y miles de pacientes a nivel mundial, de las ONG a nivel mundial, colaborando con la comunidad médica y colaborando con los laboratorios farmacéuticos.

¿Los obstáculos? Yo creo que sigue habiendo. El principal obstáculo me parece que son las autoridades de salud. Yo lo que he visto es de que hay gente muy buena en los gobiernos que realmente de forma interesada quieren ayudar a su población, pero les falta recursos y he visto yo de que cada vez hay menos recursos en el sistema de salud de todos los países de América Latina. Cada vez hay menos recursos y eso imposibilita estas buenas personas, a los gobiernos, a hacer planes serios de información acerca de esta enfermedad, los cuidados y sobre todo de dar los tratamientos. Yo creo que ese es todavía un obstáculo. Y el otro obstáculo es de que, aunque ya tenemos mucha, mucha información y vivimos en la época de de la información mundial, podemos a un clic tener esa información. La gente sigue teniendo todavía tabúes, miedos, pero por desconocimiento. Yo creo que ahí como gobierno, ONG, comunidad médica, todavía hemos fallado y el gobierno debe de trabajar más con nosotros, no obstaculizar, debe de trabajar más con nosotros para hacer planes y ver qué podemos hacer con lo que se tiene para revertir eso seguro.

¿Qué consejo le daría a alguien que acaba de ser diagnosticado con hepatitis C?

¡Qué difícil! Me estás haciendo recordar al 2002. Va a pasar por un proceso. Esto es un proceso y el conocimiento es poder. Se va a sentir mal dependiendo de la enfermedad que tenga y lo que le diga el médico o lo que esta persona sepa. Puede pensar que la vida se terminó. No es así. Hay gente en todo el mundo que sientes que tienen la experiencia en esta enfermedad y que nos podemos ayudar, que se acerquen con nosotros. Que sean honestos. Honestos con sus médicos acerca de que les indiquen qué es lo... ¿Cuál es su estilo de vida? Que hacen ejercicio o no hacen ejercicio, beben alcohol, fuman y lo que comen, si usan productos naturistas, que den toda la información porque eso es básico. Que no tengan miedo. La esperanza se mueve al final. Y algo que he aprendido. Y yo se los diría a los pacientes. La esperanza no es una estrategia. Hay que elaborar una estrategia con información verídica. Pero la esperanza, ese es el motor que ayuda a esa estrategia para seguir adelante.yo creo que eso es lo que les diría. Con miedo o sin miedo. No están solos. La peor batalla es aquella, la que no se da. Y siempre, pero siempre hay algo que hacer. Siempre.

¿Y hoy, entonces, cómo está tu salud? ¿Cómo está tu hígado?

Perfecto. Hay algo muy interesante. Por qué insisto yo a la comunidad médica de todo el mundo, a los gobiernos, sobre todo, por qué sí hay que invertir en el diagnóstico oportuno y te voy a comentar mi caso. Yo fui y tengo todas las pruebas. Tengo las biopsias de hígado que comprueban que yo tenía cirrosis en Child A. Ahora yo ya sé que es Child A. Porque ellos me dijeron que era cirrosis, nada más. Y cirrosis en México en esa época, aún hoy, era sinónimo de muerte. En tres años sin tratamiento antiviral, solo con el cambio de mi estilo de vida, manejando sobre todo muy bien el estrés, mi hígado y tengo todas las pruebas, mi hígado pasó de una cirrosis en Child A, es decir, cirrosis inicial a hígado sano en fibrosis cero en tres años, aún teniendo el virus en mi sistema y pasando con una carga viral en el año 2002 de 566.000 unidades al año 2005 en 866.000 unidades. Previo a tomar el tratamiento. Mi hígado ha sido, se ha mantenido saludable. Estoy en muy buenas condiciones de salud y yo creo que eso marca la importancia de por qué sí es importante diagnosticar a las personas a tiempo. Yo me di cuenta con los cientos y cientos de pacientes que conocí en todo México, cuando ellos se diagnosticaban a tiempo y aún con cirrosis ya no inicial en Child A, sino en Child B, que es una cirrosis intermedia, cómo lograban vivir 20, 30 años más con los cuidados, aún teniendo cirrosis, con un buen estilo de vida, buena alimentación, una buena actitud, un buen tratamiento médico con buenos especialistas. Muchos lograron tener tiempo para conseguir el tratamiento, ya sea vendiendo sus casas, vendiendo sus carros, solicitando préstamos y comprando los medicamentos. Otros tuvieron tiempo de esperar a los nuevos antivirales de acción directa y se curaron. Muchos no lo lograron, muchísimos no lo lograron. Pero esos 10, 20 años de vida te aseguro que marcan la diferencia.

Seguro, seguro. Bueno, muchas gracias, Antonio. Ahora sabemos que tenemos, por suerte, nuevos medicamentos contra la hepatitis C y que se puede curar. Así que muchas gracias por compartir tu historia y tu pasión por este tema que estoy seguro que va a ayudar a muchos que están en este camino de la hepatitis.

Y solamente un último mensaje: no se rinda. No están solos y la esperanza muere al último.

Así es. Gracias, Antonio nuevamente.

Hasta luego. Gracias a ustedes.

Como escuchamos, la hepatitis no tiene que ser más una sentencia de muerte o una necesidad obligatoria de un trasplante, con vacunas con pruebas de manera temprana y con tratamientos podemos salvar vidas. Si crees que podés tener hepatitis o conoces a alguien en riesgo, hacete la prueba, consulta a un profesional de salud y vacúnate contra la hepatitis A y contra la hepatitis B. Y este 28 de julio y más allá de esta fecha, también unite al llamado de la OPS, de la OMS para eliminar las hepatitis como problema de salud pública para el 2030. Podés visitar nuestra página web www.paho.org, para más información. Si te gustó este episodio, no te olvides de darle un "Me gusta", de comentar y de compartir, además de suscribirte al canal. Nos vemos en el próximo episodio de Hablemos de Salud. Gracias por acompañarnos y recordá que la salud es y la hacemos entre todos. Chau.