En este episodio, conversamos con Matías Irarrázaval, Asesor en Salud Mental de la OPS, sobre los desafíos que enfrentan niños, niñas y adolescentes en relación con su salud mental. Desde la ansiedad y la depresión hasta el impacto de las redes sociales, el consumo de sustancias y la alimentación, se abordan señales de alerta, consejos para padres y cuidadores, y estrategias para fortalecer el bienestar emocional. Un llamado urgente a derribar el estigma, escuchar sin juzgar y actuar con empatía. Porque cuidar la salud mental de los jóvenes es construir un futuro más saludable para todos.
Sebastián Oliel: [00:00:00] Hola, bienvenidos a un nuevo episodio de Hablemos de Salud, el podcast de la Organización Panamericana de la Salud. Soy Sebastián Oliel, comunicador de la OPS y hoy vamos a hablar de un tema clave: la salud mental de los niños, las niñas y los adolescentes. Según la OMS, uno de cada siete adolescentes entre diez y 19 años vive con un trastorno de salud mental. Estos problemas representan alrededor del 15% de la carga total de enfermedades en esta etapa de la vida. ¿Pero, cómo enfrentamos la ansiedad, la depresión o incluso los pensamientos suicidas en esta edad? ¿Qué pueden hacer las familias, los docentes y los gobiernos para ayudar? Bueno, hoy vamos a estar conversando con Matías Irarrázaval, Asesor en Salud Mental de la OPS, sobre este tema, para entender mejor qué está pasando, cómo actuar y qué señales no podemos ignorar. Comencemos. Hola Matías, bienvenido al podcast.
Matías Irarrázaval: [00:01:10] Hola Sebastián. Muchas gracias por la invitación.
Sebastián Oliel: [00:01:12] No, a ti. Para empezar, Matías, entonces contanos un poco cómo está hoy la salud mental de los niños y los adolescentes en nuestra región.
Matías Irarrázaval: [00:01:22] Bueno, es una pregunta muy relevante, difícil de contestar en poco tiempo, pero habla de la importancia que tenemos sobre salud mental en la región. Los datos que tenemos son contundentes y francamente preocupantes. A nivel de la región, tenemos que uno de cada siete adolescentes tiene un problema de salud mental. Y una de las cosas más alarmantes que podemos revisar es que la mayoría tiene barreras para poder buscar ayuda; y la mayoría, no está recibiendo atención. Solamente, dos o tres de cada diez están pudiendo recibir atención y hasta una cuarta parte de los niños, niñas y adolescentes tienen algún criterio para recibir tratamiento y la mayoría de las veces estos problemas se mantienen durante la juventud y la adultez. La mayoría de los adultos, cuando uno le pregunta cuándo comenzaron sus problemas de salud mental, hablan de la adolescencia.
Sebastián Oliel: [00:02:18] Ajá. ¿Interesante, no? Todo comienza, un poco, siempre en la niñez y la adolescencia aparecen los problemas de salud en general y ahora aparece de salud mental también. Y Matías, ¿cuáles son esos problemas de salud mental? Cuando hablamos de salud mental y problemas de salud mental más comunes, ¿a cuáles nos referimos?
Matías Irarrázaval: [00:02:39] En general, en la Región de las Américas, pero también a nivel global, los trastornos de ansiedad son el problema número uno. Estimamos que casi en un 6% de la población general, estamos hablando de 58 millones de personas, se presenta un trastorno de ansiedad. Vemos un patrón importante que es más frecuente en mujeres que en hombres, y también la mayoría de las veces está poco representada, porque muchas de las personas con trastornos de ansiedad guardan los síntomas o se demoran en consultar incluso años. En segundo lugar, tenemos los trastornos del estado del ánimo, principalmente la depresión y es particularmente preocupante que en nuestra región la prevalencia es mayor que la mundial. Casi 5% de la población, cerca de 50 millones de personas y en niños pequeños, incluso 1% o 2% encontramos depresión. Pero, en la adolescencia, este porcentaje puede aumentar hasta el 4% o 5%. El trastorno por déficit de atención e hiperactividad afecta aproximadamente el 5% o 7% de los niños y adolescentes en nuestra región. Y acá no solamente preocupa la prevalencia, sino que también los diagnósticos tardíos, el impacto académico social que genera este tipo de problemas. Y luego encontramos una serie de otros problemas que en adolescentes pueden tener cierta importancia, como los trastornos de la conducta alimentaria, el uso de sustancias e incluso la conducta suicida, que puede ser muy poco frecuente comparado con el resto, pero con un impacto evidentemente muy grande en la región.
Sebastián Oliel: [00:04:11] Claro. Y Matías, vos sos psiquiatra de niños y adolescentes y mi pregunta es un poco si hablamos de ansiedad, por ejemplo, mencionaste como uno de los problemas de salud mental más comunes, pero ¿cómo uno se da cuenta de que un niño de 7 u 8 años o un adolescente tiene ansiedad, por ejemplo, o está pasando por una depresión?
Matías Irarrázaval: [00:04:32] Es muy importante la pregunta, porque muchas veces los padres no logran entender bien y a todos nos pasa. ¿Cuál puede ser una conducta esperada en un adolescente y cuándo es algo que debiera preocuparnos? El principio fundamental es que los padres conocen a su hijo mejor que nadie. Cuando un padre llega a consultar o piensa o comenta con otros padres de que algo está pasando con su hijo, adolescente o niño. Confiar en la intuición. Si algo se siente diferente, probablemente lo es. Ahora, hay algunas señales que son bien claras. Por ejemplo, en los estados de ánimo, los trastornos por bajo ánimo. Por ejemplo, la depresión es tristeza persistente que dura al menos dos semanas; irritabilidad extrema, que no tiene una causa aparente. También cambios de humor que interfieren con la vida diaria y una pérdida de interés en las actividades que antes las personas disfrutaban. Expresiones de desesperanza, "como nada tiene sentido", "para qué intentarlo", también si son mantenidas, pueden hablar de problemas o síntomas del ánimo. Cambios en el comportamiento también son relevantes: aislamiento social progresivo, que eviten a los amigos, a la familia, las actividades sociales. Un deterioro importante en el rendimiento escolar sin una explicación médica o cambios dramáticos en los hábitos de sueño, con insomnio o que duerman en forma excesiva, alteraciones significativas en el apetito y cualquier comportamiento de riesgo, por ejemplo, el consumo de alcohol y drogas, conductas sexuales riesgosas o autolesiones; también hablan de que están ocurriendo problemas psicológicos y de salud mental. Hay algunos cambios físicos que se demoran más en aparecer, pero la fatiga extrema, dolores de cabeza, de estómago, que son muchas veces somatizaciones de síntomas de ansiedad, cambios de peso, descuido en la higiene personal y autolesiones, por supuesto, que son cambios que ameritan atención. Puede haber una serie de señales de emergencia. Creo que lo más importante es entender algunas herramientas prácticas. Una es esta, por así decirlo, regla: las dos semanas, si los cambios significativos persisten por más de dos semanas e interfieren con la vida de la adolescente, hay que buscar ayuda profesional. También es importante, tratar de evitar minimizar, solamente decir "esto es una fase adolescente", "esto va a pasar" y, sin embargo, llevamos varias semanas con los síntomas. También, evitar comparar: "otros están peor que tú", "yo, a tu edad, aguantaba mucho más", "lo tuyo no es importante". Evitar culpabilización: "si hicieras más esfuerzo, podrías estar mejor", "esto es un tema de voluntad". O incluso amenazar: "si sigues así, te vamos a internar" o "te vamos a quitar las salidas". Son cosas que hay que tratar de evitar. Más bien observar y evitar, digamos, no consultar, sino que más bien a veces es mejor consultar de más que de menos para poder hacer una intervención temprana.
Sebastián Oliel: [00:07:42] Totalmente. Muy interesante esto que mencionas de la regla de las dos semanas para que los padres tengan en cuenta. ¿Pero qué pasa con esos padres de generaciones pasadas que se hablaba mucho menos de salud mental o pasaba esto que uno piensa es una etapa, ya se le va a pasar, pero como decís vos, quizás no pasa? ¿Cuál es el consejo de lo que pueden hacer los padres, los tutores, los familiares en estos casos en que identifican que es más que algo pasajero?
Matías Irarrázaval: [00:08:11] Hay un enfoque que es bastante útil, y que les hace sentido a los adolescentes, que en primer lugar es escuchar y escuchar sin juzgar. El adolescente necesita poder transmitir lo que le está pasando. Puede ser difícil, y en eso los padres y cuidadores pueden tener un desafío, porque los adolescentes no reaccionan bien. Ninguno de nosotros, creo yo, al interrogatorio, a la pregunta excesiva. Pero si los adolescentes están buscando expresar y en ese sentido tener espacio de escucha, un espacio que permita expresarse al adolescente o que se exprese a su manera. Muchos lo hacen a través de la música, a través del arte y otras formas puede ser muy importante. Lo otro es empatizar, y frase que no son clichés, sino que más bien son frases que nos permiten acercarnos como, por ejemplo, "debe ser muy difícil sentirse así", que nos ayuda a reflejar lo que él está sintiendo. Puede ser tremendamente importante. El adolescente necesita sentirse escuchado. También creer en lo que está diciendo, o sea, la frase, digamos básica: "te creo, tus sentimientos son válidos". Es importante, en cambio, frases de "tú estás manipulando, y de nuevo, tú vienes con estas cosas", son frases que invalidan lo que el adolescente está sintiendo, lo que él necesita ser creído y también ofrecerle ayuda. ¿Cómo podemos trabajar juntos para que te sientas mejor? ¿Cómo te puedo ayudar? ¿Te gustaría que pudiéramos hacer esto? ¿Te gustaría hacer esto otro? Son preguntas abiertas, pero ya directamente relacionado con cómo salir de esto. ¿Cómo ayudarte específicamente? ¿Qué tipo de ayuda necesitas? Esos son enfoques que son importante. Luego, amplificando un poco lo que hablamos anteriormente, es reaccionar en forma adecuada: si el adolescente está transmitiendo que necesita ayuda y, si efectivamente se dan estos elementos bandera roja elemento de urgencia, hay que consultar. Algo que no nos puede pasar como un adulto es no reaccionar o minimizar los problemas de salud mental de los adolescentes.
Sebastián Oliel: [00:10:26] Tal cual. Y quería preguntarte un poco sobre las redes sociales y el mundo digital. Cuando nosotros éramos chicos no existían las redes sociales todavía, sí existían los videojuegos, pero no las redes sociales y el mundo digital como lo tenemos hoy. Entonces, quería saber si hubo un cambio o está eso afectando la salud mental hoy en día de los adolescentes de alguna otra manera que antes no, no pasaba.
Matías Irarrázaval: [00:10:57] Es una excelente pregunta y creo que no hay respuestas absolutas, pero sí hay que considerar que la relación entre la tecnología y la salud mental es matizada. Necesitamos entenderla con la evidencia que tenemos para poder intervenir en forma efectiva. La evidencia actual es que el uso de redes sociales puede tener tanto efectos negativos como positivos, dependiendo de cómo, cuándo y por qué se usa. Yo creo que es importante matizar y revisar el caso específico. Tenemos efectos negativos documentados, eso sin duda. Los adolescentes están en una etapa donde se comparan habitualmente, donde la identidad está en construcción y las redes sociales pueden amplificar la tendencia natural a compararse con los pares, pero lamentablemente con versiones que están muy diferente a la realidad, están muy filtradas de la realidad. También puede causar en los adolescentes una sensación de angustia o ansiedad. El miedo a perderse experiencias que genera una sensación de ansiedad constante y necesidad, casi compulsiva, de estar conectado. Reconozcamos también que puede haber situaciones de hostigamiento, en un espacio que es diferente al acoso tradicional: es 24/7, es anónimo, tiene audiencia masiva. Una publicación humillante puede ser vista por cientos de personas en forma muy rápida y temas más biológico o médicos: la interrupción del sueño. Sabemos que la luz de los dispositivos puede interferir con los ciclos de sueño-vigilia. Puede ser difícil la desconexión mental, pero también puede causar, digamos, algunos temas de dejar de tener espacio para, por ejemplo, el deporte, la actividad física o incluso temas de estudio. Ahora hay algunos efectos positivos documentados. La conexión social mejora y muchas adolescentes que tienen dificultades sociales presenciales pueden recurrir a redes para tener una comunidad genuina que les ayuda, que no es suficiente. Evidentemente, siempre se prefiere la conexión física, pero para algunos adolescentes puede ser un buen paso o un buen, digamos, una buena alternativa transitoria. También el acceso a la información sobre salud mental. Los adolescentes jóvenes saben mucho más sobre salud mental que lo que sabíamos nosotros. Saben sobre depresión, sobre ansiedad. Obtienen recursos de ayuda a través de plataformas digitales. Son elementos que nosotros no contábamos con ellos, se pueden expresar creativamente. Uno ve TikTok, Instagram y otros. La verdad es que pueden haber mucho contenido que es banal, pero hay otros contenidos que son súper creativos. La construcción de identidad positiva que se puede generar en algunos grupos es muy positivo y el apoyo en crisis también se está promoviendo en algunas redes sociales. Entonces, el impacto va a ser principalmente según el tiempo de uso. Nunca se recomienda más de tres horas diarias de uso, porque eso puede tener riesgos de problemas de salud mental. El tipo de uso. Hay que reconocer que el uso pasivo, ese scroll sin interacciones o estar viendo permanentemente diferentes estímulos, es más problemático que el uso activo de crear contenido e interactuar con los amigos. La edad de inicio también tiene una incidencia. El uso temprano, antes de los 13 años, se asocia con mayores riesgos y, aquellos usos que no tienen supervisión parental, también causan algunos problemas. Se recomienda una supervisión apropiada, no invasiva, pero que evite riesgos que son evidentes.
Sebastián Oliel: [00:14:41] Bien, cambiando un poco de tema, te quería preguntar: vemos en redes algunas preguntas que tienen que ver con la alimentación y la salud mental. Si hay algún vínculo o alguna conexión entre lo que comemos y el estado de la salud mental de los adolescentes y jóvenes.
Matías Irarrázaval: [00:15:03] Es una excelente pregunta, porque de a poco nos damos cuenta de que somos todo un uno. Es cierto, separamos desde el punto de vista del conocimiento y la ciencia a lo que es la salud psicológica, lo que es la salud biológica, pero en la realidad somos un todo e incluso se ha visto que lo que hacemos físicamente, pero también lo que comemos afecta nuestra salud mental. La relación tiene que ver con que todo lo que son las bacterias y la microbiota del intestino, es decir, digamos, toda la actividad intestinal, produce cambios que, finalmente, se reflejan en el funcionamiento del cerebro. De partida, el cerebro utiliza hasta un 30% o 40% de la energía de nuestra alimentación. Entonces, según cómo nos alimentemos, según la energía que le demos a nuestro cuerpo es como va a funcionar el cerebro. Se ha visto que algunos alimentos, por ejemplo, que producen más actividad cerebral y que permiten que la persona tenga más atención y tenga más concentración y tenga más memoria. Por ejemplo, todos estos alimentos y suplementos ricos en Omega3, se ha visto que reduce los síntomas de trastorno por déficit de atención y, en una persona sin trastorno por déficit de atención, puede mejorar la capacidad de concentración. Y sabemos también de que otras sustancias pueden alterar el funcionamiento cerebral, por ejemplo, el alcohol. Entonces no quiero saltar inmediatamente al tema, pero sí dar a conocer rápidamente que el consumo de alcohol en adolescentes puede causar ciertos efectos en el cerebro, que pueden afectar sin duda la salud mental y psicológica. Por eso la recomendación es no usar alcohol en ninguna etapa, especialmente en la etapa de formación del cerebro, que es la etapa adolescente. Eso para resumir. Efectivamente, nosotros somos lo que comemos y eso impacta en cómo pensamos y, por eso, vale la pena tratar de hacer una buena educación sobre comer comida saludable, que en este momento es tratar de evitar los alimentos ultraprocesados, tratar de seguir comiendo comida casera, que es la comida más recomendada desde el punto de vista del balance. Y también evitar alteraciones en los hábitos de alimentación, que nos puedan llevar, por ejemplo, los trastornos de la conducta alimentaria u otros problemas asociados.
Sebastián Oliel: [00:17:40] Gracias, Matías, que justamente te quería preguntar o aprovecho que mencionaste recién lo del consumo de alcohol, que puede afectar también la salud mental de los adolescentes. Si podés explicar un poco de vuelta a eso. Y también si es el alcohol. Y también vemos también que quizás los adolescentes también recurren al tabaco y al cannabis o la marihuana. ¿Eso afecta, digamos, el desarrollo, o puede traer trastornos de salud mental? ¿Y por qué?
Matías Irarrázaval: [00:18:09] Bien, eso es bien importante porque tenemos, algunas estadísticas, que no son alentadoras y una de ellas es que el consumo de alcohol en adolescentes en la región es de los más altos a nivel global. Según datos recientes, hasta el 3% de los adolescentes presentan un trastorno por uso de sustancias. Pero eso estamos hablando de la punta del iceberg, porque desde el punto de vista porcentual, son mucho más los adolescentes que están consumiendo o experimentando el consumo de alcohol. Y eso evidentemente que puede no solamente conducir al consumo de otras sustancias, sino que generar problemas específicos, desde el punto de vista de salud. Ningún consumo de alcohol es aceptable desde el punto de vista de la salud. Todo consumo de alcohol puede generar algún tipo de efectos a nivel biológico y a nivel psicológico. Por lo tanto, la recomendación sigue siendo, evitar y suprimir todo el consumo de alcohol en adolescentes.
Sebastián Oliel: [00:19:11] Perfecto. Y Matías, ¿qué podemos hacer o qué pueden hacer también los mismos adolescentes como para blindarse un poco? Será un poco difícil, porque todo lo que pasa, quizás en el contexto de afuera, no sé, el bullying, violencia, pobreza, situaciones de separaciones familiares, todo puede repercutir en nuestra salud mental, nuestra salud emocional. ¿Pero cómo se puede hacer para estar mejor preparado para enfrentar estas situaciones? Digo, cuando uno quiere tener mejor estado físico, uno entrena, hace ejercicio físico, pero con la salud mental existe algo. ¿Qué podemos hacer?
Matías Irarrázaval: [00:19:49] Hay algunas recomendaciones, que son bien importantes. Y hay una triada que, por básica, no hay que dejarla de tomar en cuenta. Por ejemplo, el tema del sueño. Nosotros necesitamos poder recuperarnos del ejercicio diario, del esfuerzo diario como para poder estar bien desde el punto de vista de salud general y salud mental. En el caso de adolescentes, eso puede verse afectado porque sabemos que los adolescentes muchas veces terminan haciendo algunas actividades durante la noche, se conectan con amigos o usan pantallas que puede reducir la cantidad de horas totales de sueño. Eso puede afectar directamente la concentración, también el ánimo, aumentar la irritabilidad y bajar las posibilidades incluso de poder crecer adecuadamente. Recordemos que durante la etapa del sueño es donde se secretan la mayor parte de las hormonas que tienen que ver, por ejemplo, con el crecimiento. Entonces el sueño, las horas mínimas de sueño en adolescentes al menos siete horas. Es algo que se recomienda en forma transversal: cuidar el sueño. En segundo lugar, el tema de la alimentación. Hablábamos recientemente de tratar de evitar los alimentos ultraprocesados y tratar de evitar basar la alimentación en la comida rápida. Tratemos de llevar comidas, tratemos de alimentarnos en la escuela. Tratemos de buscar comida que sea saludable, evitando también los extremos. Acá no se trata de reducir la ingesta en forma estricta, sino que más bien balancear y mejorar lo que pueden ser los hábitos relacionados con la alimentación. Y, en tercer lugar, la actividad física. Y nuevamente, no estamos hablando de deportes extremos y ni deportes intensivos. Estamos hablando de movernos. Puede ser una caminata rápida, puede ser andar en bicicleta si el barrio lo permite. Puede ser, digamos, correr o trotar en el barrio. Puede ser bailar. Puede ser hacer alguna actividad energética al menos tres veces a la semana, ojalá al menos 30 minutos. Eso es parte de la triada que necesitamos como para estar mejor.
Sebastián Oliel: [00:22:03] Pero si hablamos de hacer frente a una pérdida, a una situación de bullying, a una situación violenta que atraviesan. ¿Qué es lo que se recomienda que se puede hacer?
Matías Irarrázaval: [00:22:16] Bueno, eso puede ser diferente, porque ahí lo que necesitamos es algunas herramientas específicas para cuidar mi salud mental en el día a día. Lo primero es tratar de desarrollar lo que puede ser una caja de herramientas emocional. Es cierto que muchas veces, en muchos edificios y lugares hay una caja en el caso de incendios y entonces uno abre y puede haber generalmente, digamos, una manguera, eventualmente algún tipo de instrumento como para poder romper ventanas. En fin, creo que debemos tener una caja de herramientas personal, técnicas de respiración que realmente funcionen para el adolescente. Actividades físicas que disfruten, que no tiene nuevamente que ser deporte. Puede ser bailar, caminar, andar en skate. Fórmulas saludables de expresar las emociones. ¿Qué me tranquiliza cuando estoy así? Escribir, dibujar, escuchar música, hablar con los amigos, conectarme con otras personas. O también considerar qué lugares o actividades me calman cuando estoy abrumado, cuando estoy con lleno de cosas. Eso puede ser una caja de herramientas que se abre en caso de emergencia. En segundo lugar, construir conexiones reales. Eso puede ser todo un desafío, porque las redes sociales son útiles, pero no reemplazan las conexiones cara a cara. Me puedo involucrar en algún taller, en algún grupo de la escuela, en algún grupo de la comunidad de mi barrio. Tratar de identificar dos o tres personas con las que puedo hablar honestamente cuando las cosas se pueden poner difíciles, que pueden ser también mis papás, eventualmente. Pero si no pueden ser hermanos, primos, tíos, amigos. Rutinas que ayudan a anclar, en la adolescencia todo puede parecer como muy rápido, pero rutina predecible de hora de levantarse, la comida, ejercicio, sueño, es un ancla emocional importante. Y seguir aprendiendo sobre salud mental, ya sea que sigan escuchando este podcast y sigan viendo información de OPS y otros lugares que sean confiables como para poder aprender sobre salud mental. A lo mejor una última recomendación, Sebastián, es practicar la autocompasión, hablar consigo mismo como lo harían con un buen amigo. No sean demasiado exigentes ni crueles consigo mismos. Si ustedes no le dirían algo feo a su amigo, tampoco se lo digan a ustedes. Y entonces en eso, reconocer de que nos podemos equivocar pero que nuestros cerebros están en desarrollo en durante la etapa de la adolescencia y lo importante es seguir adelante.
Sebastián Oliel: [00:24:45] Claro, a veces tenemos que querernos más a nosotros mismos también. Matías, te quería preguntar por la medicalización. ¿Es necesario medicar a un niño o a un adolescente si están pasando por una situación de salud mental difícil o por mucho estrés o depresión? Teniendo en cuenta que son chicos y también están en desarrollo y en crecimiento.
Matías Irarrázaval: [00:25:09] Es una excelente pregunta, porque creo que no podemos entender que la salud mental, va a mejorar exclusivamente con medicamentos. Yo creo que esa es una exageración y que lamentablemente en algunos grupos y algunos equipos incluso van recomendando. Hemos hablado durante todo este podcast de diferentes cosas que tienen que ver con la salud mental, que son más bien promocionales y preventivas y que no tienen que ver con medicamentos. Pero, considerando todo lo anterior y que la mayor parte de los problemas de salud mental vienen por temas ambientales, culturales y determinantes sociales; sí reconocemos que, en algunos momentos específicos, las persona pueden requerir algún medicamento para poder reducir los síntomas. Los medicamentos no solucionan la enfermedad y, en ese sentido, no son lo único necesario para que la persona se recupere desde el punto de vista de la salud mental. Pero si en algunos momentos en que la persona no se siente bien, puede ser necesario. Las metáforas no son siempre completamente acertadas. Pero si uno tiene fiebre y a uno le duele mucho la cabeza, tratar de reducir esa fiebre y ese dolor de cabeza, a pesar de que no sepamos la causa, puede ser importante, puede ser aliviador. No es suficiente. Y en eso creo que hay que ser bien claros en decir que las intervenciones de medicamentos tienen que estar acompañadas intervenciones psicosociales. Por otro lado, evitar las intervenciones de medicamentos pueden producir de que los síntomas se mantengan por un tiempo excesivamente largo o que tengan una intensidad demasiado alta. Entonces creo que son una parte del tratamiento, no exclusivo, pero para algunos problemas específicos sí pueden ser de bastante ayuda. Mucha información en cada uno de los países y regiones acerca de qué medicamentos están aprobados, para qué cosas. Importante ser juicioso sobre qué medicamentos se pueden usar, desde qué edad, por cuánto tiempo. Siempre tienen que ser tiempo limitado y en qué dosis. Que no pueden ser las mismas dosis que los adultos. Pero efectivamente, los medicamentos pueden ser de ayuda en algunos casos específicos.
Sebastián Oliel: [00:27:23] Y Matías, al principio vos mencionabas que había ciertos problemas de acceso a la atención en salud mental para niños y adolescentes y, en general, en nuestra región. Pero quería, si nos puedes contar un poco cómo estamos, si ha habido más avances en cuanto a este tema y qué se necesita hacer más.
Matías Irarrázaval: [00:27:45] Es una excelente pregunta porque nos hemos dado cuenta, especialmente después de la pandemia, que tenemos que aumentar el acceso a los problemas de salud mental. Lamentablemente, como decía al principio, la mayor parte de las personas que tienen problemas de salud mental no están recibiendo la atención y menos de tres de cada diez personas que lo requieren están recibiendo atención en salud mental. Entonces, hay una serie de iniciativas que está haciendo OPS/OMS para tratar de reducir esa brecha de tratamiento o de atención en salud mental. En primer lugar, tenemos que permitir que los profesionales de la salud tengan capacidad de detectar los problemas de salud mental. Eso que suena tan obvio no lo es tan así, porque la formación de pregrado de los profesionales de salud en salud mental es muy baja a nivel regional. Entonces, la formación de MH Gap, que es una estrategia de la OMS para que profesionales no especialistas en salud mental puedan detectar y manejar los problemas comunes de salud mental, es una estrategia importante que está implementada en casi toda la región. En segundo lugar, debemos aumentar el financiamiento en salud mental. Menos del 2% de los recursos de salud se destinan a salud mental y, por lo tanto, si de ese porcentaje sacamos lo que es niño, niña y adolescente, vamos a encontrar que un muy bajo porcentaje del presupuesto de salud de las naciones, de los países, se destina a salud mental. Entonces, en ese sentido, necesitamos aumentar el presupuesto para aumentar los sitios de atención y la capacidad de los profesionales. Hay algunas estrategias interesantes que han hecho los países, por ejemplo, para jóvenes es adaptar la forma de atención. Hay lo que se llaman espacios amigables o consultorios que están transformados para la atención de adolescentes que permiten que los adolescentes puedan hacer diferentes actividades sociales y, al mismo tiempo atender su salud mental si es que es necesario, pero mezclan equipo de atención con equipos de promoción y prevención en salud. Pero, también necesitamos poder seguir implementando herramientas basadas en evidencia. OPS/OMS tiene una serie de intervenciones o paquetes psicosociales que pueden utilizar los equipos para poder hacer intervenciones en depresión, en trastornos de ansiedad, en prevención de suicidio y en tantos otros problemas de salud mental. Hay que hacer un esfuerzo, continuar con la integración de la salud mental en la atención primaria. La atención primaria es la puerta de acceso de los adolescentes en general. Ahora, si somos más específicos, también los adolescentes están en la comunidad y, por lo tanto, la posibilidad de acciones comunitarias que permitan promover su salud en temas deportivos, culturales y de otro tipo también son fundamentales. La escuela es donde pasan la mayor parte del tiempo. Los niños, niñas y adolescentes y, por lo tanto, los programas de prevención de hostigamiento escolar, pero también de detección de casos de suicidio y otros, también es importante y no hemos podido hablarlo en este podcast, pero la reducción del estigma y los cambios culturales, hablar de salud mental y evitar de que sea un tema tabú en muchos contextos también es importante. En fin, son varias de las acciones que debiéramos hacer, pero lo que sí necesitamos son cambios urgentes desde el punto de vista de financiamiento, de escalamiento, de las intervenciones de formación del recurso humano, de usar la tecnología e innovación en forma positiva para los niños, niñas y adolescentes, el abordaje de determinantes sociales y mejorar la participación de los adolescentes en la búsqueda de soluciones para este problema.
Sebastián Oliel: [00:31:37] Seguro y como sociedad también. Lo de no discriminar y no estigmatizar y tratarnos un poco mejor entre todos. Creo que puede ayudar a que la salud mental de todos esté mejor. Matías, para cerrar, ya te quería preguntar también como psiquiatra infantil, cuál ha sido tu mensaje o tu consejo más frecuente que le has dado a un adolescente en una consulta y también a un padre para apoyar, digamos, a sus a sus hijos.
Matías Irarrázaval: [00:32:09] Qué buena pregunta. Se me vienen algunas ideas, no sé si son las mejores o la más acertadas. Pero, primero para los adolescentes que nos están escuchando. Primero, es importante que sepan algo que es bien fundamental: lo que están sintiendo es real y válido. Están pasando por un momento difícil. Si sienten que algo no está bien, si están preocupados por su salud mental, confíen en esa intuición. Busquen ayuda. No están dramatizando, no están exagerando. No es solo una fase. La mayoría de las veces las emociones de ustedes son importantes. Entonces el mensaje número uno es pedir ayuda. Es un acto más bien de valentía, no es de debilidad. La cultura muchas veces nos dice e incluso los amigos, que no deberíamos pedir ayuda, debiéramos poder hacer esto nosotros solos, especialmente hombres jóvenes. Pero eso no es tan así. Nosotros estamos diseñados para vivir en comunidad, para apoyarnos, buscar ayuda cuando la necesitan. No solamente es valiente, sino que también es inteligente y es maduro, desde el punto de vista de lo que están pasando y sus cerebros son resilientes, tienen una capacidad de recuperación que los adultos envidiaríamos. Los problemas que están enfrentando ahora, aunque sea muy real y doloroso, también pueden superarse. Pero para eso necesitamos apoyo. Esta etapa que están viviendo, puede ser difícil, pero también es cuando ustedes están más abiertos al aprendizaje, al cambio, a la creatividad es súper envidiable, la etapa en que están. Entonces aprovechemos lo bueno y recuperemos lo que se pierde, muchas veces, por problemas de salud mental o enfermedad y para eso sí existe solución. Para los padres y los cuidadores, el mensaje fundamental es que no tienen que ser perfectos, pero sí tratemos de estar presentes. La parentalidad perfecta no existe, pero sí necesitamos padres y cuidadores suficientemente buenos, consistentes, amorosos. Los hijos no necesitan padres que nunca cometan errores. Creo que habitualmente lo hacemos, pero si logramos reconocer los errores que hacemos, si estamos genuinamente disponibles y no detrás de un celular o de un dispositivo. Si nos ven como alguien que estamos preocupados genuinamente por ellos y no buscando solamente la perfección de ellos, lo vamos a estar haciendo bien. Y finalmente, como adultos en la primera línea de detección de apoyo. Y entonces, en ese sentido, estemos atentos a las alertas, pero también nosotros mismos busquemos ayuda, porque ninguno de nosotros tiene un manual de cómo actuar frente a algunas situaciones en niños, niñas y adolescentes. Busquemos ayuda y apoyo. Son algunas de las cosas que se me ocurren, Sebastián, como mensaje. Y solamente reconocer que esta generación es una generación que tiene muchos desafíos. La pandemia y las consecuencias de ella, la crisis climática, la polarización extrema, la tecnología que va cambiando muy rápido. Pero también tenemos acceso a información, herramientas, oportunidades que generaciones anteriores, nunca tuvieron. Así que la salud mental y esto para terminar, no es responsabilidad exclusiva de los equipos de salud mental, es responsabilidad de todos nosotros. Como lo decía Sebastián, es responsabilidad de la comunidad, los maestros, padres, entrenadores, líderes, vecinos, todos lo que trabajamos en comunidad. Entonces, no necesitamos ser perfectos, pero sí ayudarnos, estar presentes y pedir ayuda cuando sea necesario.
Sebastián Oliel: [00:35:47] Es de valientes pedir ayuda y tratemos de estar presentes y estar disponibles para el otro. Me quedo con esas dos frases tuyas, Matías. Muchas gracias, por haber participado en el podcast.
Matías Irarrázaval: [00:35:58] Muchas gracias, Sebastián, y a todo el equipo de comunicación.
Sebastián Oliel: [00:36:04] Amigos. La salud mental de nuestros niños, niñas y adolescentes es una prioridad. No podemos ignorar las señales. Hablemos, escuchemos, busquemos ayuda y sobre todo derribemos el estigma que todavía existe. Una mente sana es la base de un futuro saludable. Si les gustó este episodio, denle un "Me gusta", compártanlo y suscríbanse al canal y nos reencontramos en el próximo episodio para seguir hablando de salud. Porque como decimos, la salud es de todos. Hasta pronto.