Rueda de prensa semanal sobre COVID-19: Palabras de apertura de la Directora, 6 de octubre de 2021

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Buenos días y gracias, Sebastián. Quiero agradecerles sinceramente su participación en la rueda de prensa de hoy.

Durante el último mes, el número de casos de COVID-19 ha disminuido en toda la Región, aunque sigue siendo alto.

La semana pasada se notificaron casi 1,2 millones de casos nuevos de COVID-19 y 24.000 muertes conexas en la Región de las Américas.

En América del Norte, el número de casos ha disminuido en Estados Unidos y Canadá, pero México notificó un repunte en el número de casos nuevos. Sin embargo, para ver la imagen completa de la situación no basta con mirar los datos nacionales. Si ahondamos un poco más, vemos que las tendencias locales siguen siendo preocupantes.

En muchas provincias del suroeste de Canadá se está registrando el mayor número de hospitalizaciones e ingresos en las UCI desde que comenzó la pandemia. En el estado de Alaska, donde se está produciendo el peor brote de COVID‑19 en estos momentos en Estados Unidos, las salas de urgencias están desbordadas de pacientes y los médicos se enfrentan a decisiones difíciles a la hora de asignar camas de hospital.

En el Caribe, está disminuyendo el número de casos en términos generales, aunque en Cuba y las Bermudas se siguen notificando altas tasas de casos nuevos y en Barbados el número de casos aumentó casi 75% en la última semana.

En Centroamérica el número de casos está disminuyendo, con la excepción de Costa Rica, donde las tasas de hospitalización y de ocupación de camas de UCI siguen siendo elevadas. El número de hospitalizaciones también ha aumentado en casi 70% en Belice.

En América del Sur, a pesar de que el número de nuevos casos sigue disminuyendo en la mayoría de los países, se está produciendo un repunte en Chile, debido sobre todo a los brotes en centros urbanos como la Región Metropolitana de Santiago y las ciudades portuarias de Coquimbo y Antofagasta.

Al repasar la situación en la Región, es importante recordar a los gobiernos que deben vigilar de cerca las tendencias locales, porque la dinámica de la transmisión varía mucho dentro de cada país, en parte debido a las diferencias en la disponibilidad y aceptación de las vacunas.

Este enfoque más local será fundamental para mantener los brotes bajo control.

Actualmente, solo 37% de la población de América Latina y el Caribe está completamente vacunada contra la COVID-19.

Hay siete países y territorios de la Región que han vacunado a más de 70% de su población, pero también hay otros siete países que aún no ha vacunado a 20%. En el caso de Jamaica, Nicaragua y Haití, ni siquiera han alcanzado una cobertura de 10%. Nuestra prioridad debe ser cerrar esa brecha lo antes posible.

La semana pasada llegaron 875.000 dosis de vacunas a países de América Latina y el Caribe, pero sabemos que no son suficientes.

Por eso seguimos instando a los países con dosis sobrantes a compartirlas con los países de nuestra Región, donde pueden salvar vidas.

Permítanme asegurarles que la OPS está haciendo todo lo posible para acelerar la vacunación en la Región de las Américas. Entre otras cosas, está entregando dosis del Mecanismo COVAX, brindando apoyo para la donación de dosis, comprando vacunas en nombre de la Región y estableciendo una plataforma para ampliar la producción de vacunas en la Región. Me complace anunciar que la OPS ya ha llegado a acuerdos con tres productores de vacunas incluidas en la lista para uso de emergencia de la OMS: Sinovac, Sinopharm y AstraZeneca. Estamos manteniendo conversaciones con los Estados Miembros que desean aprovechar esta alternativa para la compra directa a través del Fondo Rotatorio. Hay dosis de las vacunas de Sinovac y AstraZeneca disponibles para este año y también hay dosis disponibles de los tres productores para el 2022.

Independientemente de si se trata de entregar vacunas en nuestra Región o rastrear la propagación de variantes, para poder controlar la pandemia dependemos del trabajo y el apoyo de los asociados de nuestra Región y de todo el mundo.

Y nuestra colaboración no debe limitarse al control de esta pandemia, sino que debemos considerar las formas en las que podemos colaborar para evitar pandemias futuras.

Si bien la COVID-19 ha sido única en cuanto a su escala e impacto, no es la primera enfermedad emergente cuyas consecuencias se extienden por todo el mundo. Ya sea la COVID-19, el ébola, el chikunguña, la fiebre amarilla, la gripe aviar o el zika, hemos visto que las enfermedades que pasan de los animales a las personas pueden tener graves repercusiones.

Todos los agentes patógenos emergentes con potencial para poner en riesgo la salud pública son zoonóticos, es decir, que pueden transmitirse de animales a personas, o bien son comunes tanto en los seres humanos como en los animales.

A medida que el cambio climático afecta a los ecosistemas y se estrecha el contacto entre humanos y animales por la urbanización y la deforestación, aumenta el potencial de transmisión. El sector de la salud desempeña un papel fundamental a la hora de gestionar este riesgo, pero no puede hacerlo solo.

Por eso es crucial que los planes y las políticas para las pandemias reflejen la experiencia y las recomendaciones de los expertos de los sectores de la salud pública, la sanidad animal y el medioambiente.

Esto es especialmente importante en una Región como la nuestra, donde hay zonas tropicales con alto potencial para albergar nuevas enfermedades, como la cuenca del Amazonas, el Gran Chaco, la selva lacandona, el istmo del Darién y La Mosquitia.

Además, en muchos países de la Región de las Américas, la producción agrícola y la exportación son ejes fundamentales de la economía, por lo que la amenaza de las enfermedades de procedencia animal es grande y tiene el potencial de afectar a industrias enteras y al desarrollo nacional. Además, siempre existe el riesgo de que surja una nueva pandemia.

El enfoque de "Una salud" ha sido una prioridad de la OPS durante mucho tiempo. Durante más de 70 años, la OPS ha organizado un programa de salud pública veterinaria que reúne a los sectores de salud pública y sanidad animal para abordar las enfermedades zoonóticas y la seguridad alimentaria. A fines de los años noventa, la OPS formuló una estrategia para fortalecer la vigilancia de las enfermedades infecciosas emergentes que incluye la interfaz entre seres humanos y animales, y constituye uno de los pilares del enfoque de "Una salud". Nuestra vigilancia integrada involucra a los institutos de sanidad animal para vigilar las enfermedades animales y humanas, realizar evaluaciones de riesgo conjuntas, y organizar talleres y sesiones de capacitación sobre temas como la fiebre amarilla.

En nuestro último Consejo Directivo, los Ministros de Salud aprobaron una nueva política de "Una salud" que traza un plan para que los países reúnan a expertos y funcionarios de todos los sectores para abordar algunos de los mayores retos de nuestro tiempo, incluidas las enfermedades zoonóticas, la seguridad alimentaria, la resistencia a los antimicrobianos y el cambio climático.

Necesitamos que los países se aseguren de convocar a todos los asociados en los sectores agropecuario y medioambiental para construir sistemas de vigilancia más robustos, con mayor capacidad para detectar riesgos, priorizar las inversiones en la inversión y el desarrollo relativas a los agentes patógenos de alto riesgo, y establecer respuestas sólidas a las pandemias que aprovechen los puntos fuertes de cada sector.

El costo de prevenir una pandemia es mucho menor que el costo de responder a una pandemia.

Por sí sola, la COVID-19 ha causado pérdidas por valor unos 4 billones de dólares en el PIB mundial, y aún no estamos fuera de peligro.

En los próximos meses, a medida que los países revisen su presupuesto de salud, reconsideren la forma en que brindan atención de salud y participen en las iniciativas mundiales para prevenir la próxima pandemia, hacemos un llamado a aplicar el enfoque de "Una salud" como la forma más inteligente y eficaz de protegernos de la próxima crisis que pueda desembocar en una pandemia mundial. Permítanme darles las gracias de nuevo.