• La OPS visitando y prestando servicios a poblaciones desplazadas

Esperanza en medio de la adversidad: Combatiendo el cólera en los campamentos para personas desplazadas en Haití

Agosto 2025


“Cuando empezó la diarrea, estaba tan débil que apenas podía mantenerme en pie. El dolor era insoportable”, recuerda G., residente de uno de los tantos campamentos para personas desplazadas internas (PDI) en Haití, cuyo nombre se mantiene en reserva para proteger su identidad.

Su historia es dolorosamente común. La violencia y la inestabilidad han forzado a casi 1,3 millones de haitianos a abandonar sus hogares. Muchos viven ahora en asentamientos improvisados y hacinados en el área metropolitana de Puerto Príncipe, donde el acceso al agua potable es limitado, las condiciones de saneamiento son precarias y el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua —especialmente el cólera— sigue siendo alto.

Aunque el número de casos sospechosos de cólera ha disminuido a nivel nacional, la amenaza persiste. Desde enero de 2025, se han reportado más de 2.500 casos, incluyendo brotes localizados en sitios que alojan a personas desplazadas.

Para proteger a estas comunidades, el Ministerio de Salud Pública y Población (MSPP), con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), ha intensificado sus esfuerzos en 66 campamentos en la capital y sus alrededores. Con financiamiento de la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea (ECHO) y la Fundación Bill y Melinda Gates, esta respuesta coordinada está salvando vidas y devolviendo un sentido de dignidad a las personas afectadas.

Personal del Ministerio de Salud y de OPS proveen apoyo a las poblaciones desplazadas


Un eje central de esta estrategia es la detección temprana y la respuesta rápida. Desde comienzos del año, se han capacitado y desplegado 87 agentes de vigilancia y 13 gestores de datos para identificar y reportar casos sospechosos. La OPS/OMS también ha contribuido a la instalación de un nuevo centro de tratamiento de cólera (CTC) y ha brindado capacitación en manejo clínico del cólera, prevención y control de infecciones (PCI) en seis CTC existentes, incluyendo el Hospital Saint Luc, donde G. fue atendido.

“Cuando llegué, me dieron una cama, un balde y medicamentos. Tenía acceso a un médico casi las 24 horas del día”, cuenta. Ya de regreso en el campamento con su familia, reflexiona sobre la vida allí: “Lo que pido es seguridad para poder volver a casa. Porque la forma en que vivimos aquí no es vida humana… es como la vida de un animal”.

Tabletas para purifical el agua

Más allá del tratamiento, la prevención es igualmente fundamental. Sesiones de sensibilización comunitaria —apoyadas por la OPS/OMS— han llegado a cerca de 7.000 personas y han sido acompañadas por la distribución de mosquiteros, tabletas para purificar el agua y sobres de sales de rehidratación oral.

“Esto pasa por cómo vivimos aquí”, dice Jacinthe, cuya hija de 6 años enfermó de cólera el mes pasado. “En casa, tendrías una sillita para sentar a la niña. Pero aquí, pasa la mayor parte del tiempo en el suelo. La llevé al centro de salud, le dieron sales de rehidratación y la diarrea se detuvo”.

Con la temporada de lluvias acercándose y la inseguridad empujando a más personas al desplazamiento, el riesgo de nuevos brotes sigue siendo alto. Personal de salud, voluntarios comunitarios y socios humanitarios trabajan contrarreloj para asegurar que cada familia tenga acceso a agua potable, saneamiento adecuado y tratamiento oportuno.

Madre dando de lactar a su hijo en campamento para personas desplazadas


Para G., Jacinthe y miles de personas que enfrentan la vida en condiciones de desplazamiento, cada intervención de salud es más que un servicio: es un paso hacia una mejor salud, mayor seguridad y la esperanza de un futuro fuera de los campamentos.