Heidy Galindo, fue la coordinadora del proyecto CERF "Alerta Temprana y Respuesta Humanitaria en Salud para Poblaciones Vulnerables en Zonas Fronterizas y de alta movilidad humana" en Choluteca. Nunca imaginó cuánto cambiaría su vida al asumir este cargo. Desde el primer día, se comprometió con las comunidades más vulnerables, aquellas que enfrentan serias dificultades para acceder a servicios de salud.
D urante este período, Heidy colaboró con el personal de salud para implementar un programa integral de promoción de la salud. Se organizaron más de 15 jornadas, llegando a más de 13,800 personas. Cada jornada fue diseñada para abordar las necesidades específicas de la población, tratando de brindar soluciones prácticas a problemas de salud reales.
Por ejemplo, se abordó la prevención del dengue y la malaria, ofreciendo estrategias claras para protegerse. También proporcionaron orientación sobre la prevención del embarazo adolescente y apoyo en la prevención del suicidio, temas que surgieron como prioridades en las comunidades. Además, se promovieron activamente los servicios integrales para la mujer y las campañas de vacunación.
Heidy menciona que “este proyecto fue un ejercicio continuo de superación. Aprendimos a navegar en entornos complejos, a enfrentar desafíos inesperados, y a cultivar una resiliencia que nos permitirá afrontar futuros proyectos con mayor confianza. Sin embargo, el aprendizaje más profundo fue el humano. Ser testigos de las vulnerabilidades que atraviesan los beneficiarios nos conectó de manera especial con la importancia de nuestro trabajo. Comprendimos que cada mensaje que compartimos, cada consulta que brindamos, puede ser un momento clave para salvar una vida o la de muchas personas. Esa conexión, esa empatía, es algo que llevaremos con nosotros siempre”.
Un aspecto crucial de su trabajo fue facilitar el acceso a la atención urgente y especializada que brindan los servicios de salud de SESAL en Choluteca, especialmente para la población en tránsito. Esta colaboración fue fundamental para generar confianza y brindar una respuesta oportuna a sus necesidades.
Uno de los mayores desafíos que enfrentó fue llegar a las comunidades más alejadas. La geografía, a menudo con caminos difíciles, las fluctuaciones del clima y la falta de infraestructura y recursos representaron obstáculos importantes. Para superarlos, trabajó con líderes locales y utilizó medios de transporte adaptados a las condiciones del terreno, fortaleciendo sus capacidades para encontrar una sostenibilidad y lograr un efecto cascada en sus comunidades.
Uno de los momentos más difíciles fue durante las emergencias por inundaciones. Heidy se encontró con casos de extrema vulnerabilidad, donde la urgencia de la situación superaba sus capacidades inmediatas. Las poblaciones, ya de por sí vulnerables, se encontraban en un riesgo aún mayor, perdiendo sus hogares, viviendo en albergues temporales y sin acceso a centros de salud. Sentir la impotencia ante la necesidad apremiante de las personas fue un desafío emocional muy fuerte, especialmente cuando la magnitud de los eventos sobrepasaba las capacidades del proyecto. Sin embargo, en esas ocasiones, pudo hacer alianzas con otros actores, complementando acciones y dando respuesta de manera priorizada. Esto le enseñó el valor de la colaboración y la importancia de adaptarse a situaciones de crisis.
El momento más gratificante para Heidy fue, sin duda, trabajar con los niños en las casas para migrantes. Niños que venían de situaciones complejas en su ruta migratoria. Ver la transformación en sus ojos, pasar del miedo y la incertidumbre a la alegría y la tranquilidad, fue algo que la tocó profundamente. Saber que estaba contribuyendo a su bienestar emocional, dándoles herramientas para enfrentar sus desafíos, fue una experiencia que la marcó para siempre.
