Los signos de alarma para reducir la mortalidad por dengue

En 1974, se aplicó la primera clasificación de gravedad del dengue, que distinguía tres tipos de la enfermedad: dengue clásico, dengue hemorrágico y síndrome de choque por dengue. En los 30 años siguientes, se registraron diferentes problemas relativos a esa clasificación, ya que no permitía ubicar a todos los enfermos dentro de las tres categorías existentes; además, la mayoría de los casos no eran clasificados hasta el final de la evolución de la enfermedad, lo que no permitía la atención adecuada de los casos por parte del personal médico, ni la notificación temprana para vigilancia epidemiológica.

Para buscar una solución y llegar a una clasificación clínica más precisa, el Programa Especial de Investigación y Capacitación en Enfermedades Tropicales de la OMS (TDR) llevó a cabo una investigación en varios países. Con el aporte de elementos científicos de diagnóstico y tratamiento, el TDR y la OMS lanzaron en 2009 las nuevas guías para el Diagnóstico, Tratamiento, Prevención y Control del Dengue. Un año más tarde, la OPS/OMS, junto al Grupo Técnico Internacional de Expertos del Dengue, adaptaron estas guías a la experiencia de los países de las Américas y publicaron una edición específica para esta Región. El proyecto fue acompañado por un extenso proceso de capacitación del personal de salud a cargo de la atención clínica de los casos.


Un beneficio palpable del uso de la nueva clasificación es la disminución de las muertes por dengue en las Américas: se evitaron aproximadamente 3 300 muertes entre 2011 y 2014.

La nueva guía clínica del dengue ofrece una clasificación modificada de la gravedad de la enfermedad, que ha mostrado ventajas significativas sobre las pautas originales de 1974. Entre dichas mejoras se destaca la detección de casos de forma más eficiente y con mayor calidad, hecho que permite detectar con precisión los verdaderos casos graves de la infección y evitar muertes innecesarias.

Con la nueva clasificación de dengue, los hallazgos clínicos del paciente han superado mi dependencia del laboratorio” comentó la Dra. Anabelle Alfaro, de Costa Rica. El nuevo método permite entender y aplicar mejor los llamados signos de alarma, además de detectar grupos de pacientes que están evolucionando a una fase crítica de la enfermedad, y brindar el tratamiento adecuado sin depender de los resultados de laboratorio cuando no se cuenta con ellos. Un beneficio palpable del uso de la nueva clasificación es la disminución de las muertes por dengue en las Américas: se evitaron aproximadamente 3 300 muertes entre 2011 y 2014.

La guía clínica de dengue de la OPS/ OMS ha demostrado ser un instrumento fundamental para el manejo eficiente y oportuno de los casos de la enfermedad y en 2016 se publicó su segunda edición. Las nuevas pautas incluyen elementos de manejo clínico adicionales, tales como el dengue en el recién nacido, en el embarazo, en el adulto mayor y el dengue concomitante con enfermedades crónicas. También contienen un capítulo sobre el reordenamiento de los servicios de salud en situaciones de epidemias por dengue.