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Voces que inspiran: la historia de Manuel y Ricardo frente a las secuelas de la polio

Manuel, de 53 años, y Ricardo, de 65, no se conocen, pero comparten una historia común. Ambos viven en Bogotá, capital de Colombia, y enfrentan las secuelas de la poliomielitis, una enfermedad que marcó sus vidas desde la infancia.

— Octubre 2025 —

La polio, una enfermedad altamente contagiosa causada por un virus que ataca el sistema nervioso y puede provocar parálisis permanente, afectó a miles de personas en las Américas hasta que la región fue declarada libre de poliovirus salvaje en 1994, gracias a intensas campañas de vacunación.

Manuel se desplaza a través de muletas axilares, mientras que Ricardo usa bastones canadienses y, en ocasiones, una silla de ruedas.  A pesar de los desafíos físicos, ambos han logrado destacarse como locutores profesionales y sus voces han inspirado y animado a diferentes públicos.

“Siempre quise estudiar comunicación, pero por cosas del destino antes de eso, estudié informática”, cuenta Manuel Durango, locutor y productor de radio y televisión, licenciado en informática. “Mis primeros trabajos usando la voz fueron en un almacén en Fontibón, almacenes Caravana, parado en la puerta invitando a la gente a almorzar. ¡Era muy feliz! Con el paso del tiempo, en 1996 llegué a la emisora de la Universidad Nacional, primero manejando la consola, luego realizando el sueño de estar frente al micrófono”. Hoy, Manuel coordina dos programas radiales: Por las venas del Caribe, dedicado a la salsa, y otro de Latin Jazz. Casado y padre de dos niñas, su vida refleja resiliencia y pasión.

Ricardo Becerra Sáenz, diseñador industrial y catedrático, ha enfocado su carrera en la locución corporativa y la ergonomía. “En 1998 me hago esta pregunta: siendo una persona con poliomielitis, ¿qué estoy haciendo por las personas con discapacidad? Así que formulé un proyecto y me conecté con la universidad de Carolina del Norte, que promulgó los principios del diseño universal. Fui pionero de esto y creé el concepto de Maxivalía, término contrario a la minusvalía”, explica.

En segundo de primaria, Ricardo tuvo una cirugía de transferencia para alinear un poco su rodilla izquierda que estaba salida por la polio. Recuerda que tuvo una recuperación muy dolorosa. También manifiesta que en el colegio siempre le iba muy bien y que fue elegido varias veces como el mejor compañero. Se enamoró de la mamá de sus hijos y dice: “ella es la gerente de este hogar, y mis hijos tienen las voces más bonitas, incluso que la del papá”.

La polio, que en su momento afectó a miles de niños en la región de las Américas, dejó una huella imborrable en personas como Manuel y Ricardo. En 1975, se registraron cerca de 6.000 casos en la región, pero gracias a la vacunación masiva y a la vigilancia sostenida, el último caso de poliovirus salvaje se reportó en Perú en 1991. Ese mismo año, Colombia también notificó su último caso de poliomielitis. Este logro llevó a la certificación de la región como libre de polio en 1994, un hito que se conmemora cada 24 de octubre en el Día Mundial contra la Polio.

ricardo at work
manuel at work
Recuerdos muy claros

Ambos recuerdan sus primeros momentos con la enfermedad. “Desde el mes y medio de nacido, me atacó la polio. Me contaron que no me podía sentar; en palabras de mi mamá, era como una cabuya. Esto afectaba la fuerza de las piernas: la izquierda no tiene la fuerza suficiente para sostenerme y es más corta, unos 15 centímetros menos, y la derecha, aunque podría soportar el cuerpo, hay cosas que no me permite hacer como pararme en esa pierna y saltar”, relata Manuel. Hacia los 14 años supo más sobre la enfermedad, cuando entendió que el virus no solo afecta físicamente, sino que también puede impactar el sistema neurológico.

Ricardo, por su parte, recuerda: “cuando llega la poliomielitis estaba caminando, yo tenía dos años, en 1962. Después de eso recuerdo dolores en las piernas, una fiebre muy alta. La polio me visita y sin permiso entra en mi cuerpo”. Apunta que estudió en un colegio regular e “iba con mis anteojos, mis aparatos ortopédicos desde la punta del pie hasta las caderas y con mis muletas axilares que eran un camello”.

“Recuerdo mucho mi permanencia en la cama, una lámpara roja que me colocaban en el instituto Roosevelt -que fue mi casa rehabilitadora-, pero mis piernas ya no funcionaban, quedaron paralizadas. Recuerdo a mi mamá poniéndome los aparatos ortopédicos y me movilizaba con muletas axilares”, expresa Ricardo.

Aunque la polio fue eliminada en las Américas hace 31 años, su persistencia en otros países del mundo y el riesgo de casos derivados de la vacuna en poblaciones con muy bajas tasas de inmunización, recuerdan la importancia de mantener coberturas de vacunación superiores al 95%. En 2024, el 83% de los niños y niñas de la región habían recibido las tres dosis necesarias de la vacuna contra la polio aún por debajo del 95% recomendado.

manuel speaking into a microphone
ricardo smiling while viewing a tablet
Dos padres responsables con la vacunación

Como padres, Manuel y Ricardo han sido responsables con la vacunación de sus hijos. “Desde que supe que iba a ser papá, empecé a documentarme sobre las vacunas. Yo seguí a rajatabla todo el esquema que nos recomendaban los médicos”, dice Manuel. Ricardo y su esposa también priorizaron la inmunización: “Desde chiquis debíamos protegerlos. Nosotros seguimos todo el protocolo de vacunación, les preguntamos a los pediatras porque sabíamos que era un proceso de cuidado y de protección, y que la historia no se podía repetir”.

Cuando se les pregunta cómo habría sido su vida sin la polio, ambos sonríen. “Creo que hubiese sido futbolista y ¡el mejor del mundo!, dice Manuel, riendo. “Pero las secuelas de la polio me quitaron ese sueño -aún en mi condición yo salía a jugar fútbol y me creía ‘el Diego’ (Maradona) de esos momentos". Ricardo, con una sonrisa, responde: “¡Con esta pinta y esta voz! Me encanta bailar, yo bailaba con mis bastones, pero me imagino bailando sin la silla y sin bastones…sería un excelente bailarín, un excelente jugador de ping pong, un excelente nadador. Con esta voz, hubiera aprendido a cantar”.

Frente a los padres de hoy, ambos tienen un mensaje claro.  “La gente ha tomado posiciones contrarias a la vacunación durante la pandemia. Cada uno piense lo que desee, yo lo veo muy triste, muy doloroso para un padre o para un cuidador darse cuenta de que, por la falta de esa vacuna, mi hijo o la persona a mi cargo, puede sufrir esta o aquella condición”, dice Manuel y agrega: “las vacunas son absolutamente necesarias, y a veces la desinformación y la estigmatización que permite la era moderna circulan muchas mentiras.”

Por su parte, Ricardo recalca: “usted que es papá y usted que es mamá, vacunen a sus hijos contra la poliomielitis”, mientras alista su voz para grabarnos un mensaje de audio sobre la importancia de vacunar a todas las niñas y niños.

Escucha aquí los mensajes de Manuel y Ricardo sobre la importancia de la vacunación.