¿Dónde está mi cabeza? volvió en su tercera edición

El equipo de OPS/OMS Ecuador junto a los muralistas de ¿Dónde esta mi cabeza?
Roberto Peñafiel
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Quito, 23 de junio de 2025. En Alausí, provincia de Chimborazo, inició la tercera edición del festival de salud más importante de Ecuador, una iniciativa de la Organización Panamericana de la Salud /Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), que tuvo el apoyo de la alcaldía del cantón y la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA).

Talleristas y asistentes al festival comparten una de las actividades

Familias, decenas de niños, niñas, jóvenes, adultos mayores, personas con discapacidad; vivieron experiencias diferentes creadas para el bienestar emocional de la población a través de la metodología dispuesta por el festival y aplicada por los talleristas en diversas actividades, talleres y charlas.

"Conversatorio sobre salud mental desde el territorio, realizado entre los asistentes, Sonia Quezada, representante de OPS/OMS en Ecuador; Remigio Roldán, alcalde de Alausí; y Nahomy Flauba, representante de la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA)".

A media jornada hubo un conversatorio con los asistentes. En ese espacio, Sonia Quezada, representante de OPS/OMS en Ecuador, dijo que el objetivo de la iniciativa es  rescatar y dar fuerza a los activos en salud de la comunidad; es decir, potenciar las capacidades de los actores locales al reconocer sus propias herramientas de apoyo y, con ello, cultivar técnicas y habilidades para el cuidado de la salud mental individual y colectiva, que fortalezcan el tejido social.

Remigio Roldán, alcalde de Alausí, aseguró que las obras y las carreteras son importantes para el desarrollo y el bienestar pero que ese bienestar también hay que entenderlo desde otra perspectiva, desde el sentir de la gente, saber cómo está y cómo la comunidad podría sostenerse en las dificultades.

Entre los talleristas hubo también un “aliento esperanzador” que significó reconectar, reconstruir desde lo emocional a ese tejido social integrado por quienes viven en el cantón, más todavía cuando el recuerdo y las secuelas del gran deslizamiento de tierra ocurrido en 2023 permanecen en la memoria de la comunidad a pesar de su capacidad de resiliencia.