El Chaco cruceño está fortalecido en la preparación y respuesta a emergencias como la COVID-19

Chaco Salud

Chaco, Bolivia, 23 de mayo de 2023 (OPS)- Freddy Segundo es médico y director del Hospital de Gutiérrez, ubicado en la autonomía indígena de Kereimba Iyambae, guerrero sin dueño, en español. El Hospital está a 212 km de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en la provincia Cordillera, en el Chaco boliviano. Kereimba Iyambae es parte de la nación guaraní, una cultura guardiana de raíces y tradiciones ancestrales. 

El doctor Segundo junto a un equipo de 30 profesionales de la salud afrontó el inicio de la pandemia por COVID-19 con insumos y equipamientos médicos escasos, telecomunicación difícil, personal de salud limitado, planificación deficiente y falta de agua potable, uno de los problemas históricos más críticos en el Chaco, una región subtropical semiárida con lluvias esporádicas.

Entre octubre de 2021 y marzo de 2023, los municipios de Cabezas y Camiri y las autonomías indígenas guaranís Kereimba Iyambae y Charagua Iyambae se vieron beneficiadas con la ejecución del proyecto “Fortalecimiento de las capacidades de respuesta al COVID-19-Chaco Salud”, implementado por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), junto a la organización no gubernamental Plan Internacional, con el financiamiento de la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil Europea (ECHO). El proyecto fue coordinado con el Ministerio de Salud y Deportes, las autoridades de salud del departamento de Santa Cruz, los municipios y las comunidades indígenas beneficiadas. 

Servicios de salud fortalecidos

Tras 18 meses de ejecución, los resultados del proyecto arrojan más de 60 mil pobladores beneficiados; 20 establecimientos de salud con sus capacidades fortalecidas y mejoradas en vigilancia epidemiológica, con la ampliación de la capacidad de atención de salud de calidad con la entrega de equipamientos nuevos e insumos a hospitales y centros de salud para el manejo clínico de la COVID-19; se instalaron cinco salas situacionales; se elaboraron cuatro planes de contingencia; pobladores de 67 comunidades y pueblos indígenas comprometidos y sensibilizados con la prevención de nuevos casos de COVID-19. Se optimizaron los sistemas de agua en 17 establecimientos de salud; se dotó de filtros de vela cerámica a 995 familias para garantizar el consumo de agua segura y 800 familias recibieron kits de higiene para la práctica del lavado de manos.

El director del Área de Salud del Municipio de Cabezas Dr. Eddy Illanes, manifestó que “ha sido una ayuda única”.

Agua segura

El proyecto, con la acción de Plan Internacional, cumplió la meta de optimizar los sistemas de agua en los establecimientos de salud y brindar agua potable suficiente y segura para uso doméstico. Facilitó insumos para reforzar las medidas de prevención y control de infecciones (PCI) con el uso del agua y el jabón y la protección de los trabajadores sanitarios y los pacientes en los entornos sanitarios. Distribuyó kits de higiene y manejo de la higiene menstrual (MHM) a familias más vulnerables; así como capacitó en el monitoreo regular de la calidad del agua y distribuyó a la comunidad filtros de vela cerámica.
“A través de este proyecto en el Chaco, Plan International aseguró el agua en 17 establecimientos de salud y más de 3.800 familias ya pueden consumir agua segura y limpia”, dijo Emma Donlan, directora país de Plan international.

Liliana Cruz, madre que vive en Salitramil, se valía de un ojo de agua a kilómetros de su vivienda para abastecerse o, en tiempo de estiaje, apelaba a la cosecha de agua de lluvia para llenar sus tanques, corriendo el riesgo de enfermar. Ahora cuenta con filtro de vela cerámica que le permite tener agua potable y segura, despejando el miedo que sus hijos sufran de enfermedades estomacales.

“Como no había agua tomábamos de la laguna y esa agua es contaminada, hasta los animalitos tomaban de ahí, nosotros igual, nuestros hijos y eso causaba infección en nuestros hijos, hasta en nosotros mismos”, relató Liliana.

Ahora reconoce que el filtro de vela cerámica dotado ayuda bastante: “Ahí echamos agua y con lo que el filtro va colando se queda todo lo sucio, arriba del filtro y pasa el agüita dulce y limpia”, dice Liliana Cruz.

Comunidades empoderadas

La participación comunitaria fue esencial para el desarrollo del proyecto. Las comunidades estuvieron involucradas desde el inicio.  Cristina Farel, es promotora de salud comunitario, habitante de Guirapayeti, participó en las capacitaciones comunitarias. En la actualidad tiene conocimiento sobre los riesgos de la transmisión de la COVID-19, la detección de señales de alarma y la prevención. Farel alienta a sus vecinos a actuar para cuidarse unos a otros y está dispuesto a cumplir con protocolos de respuesta operativa al COVID-19 dentro de los comités de operaciones de emergencia municipales e indígenas. 

El proyecto Chaco Salud también apoyo al desarrollo de planes de contingencia para los comités de operaciones de emergencia municipales e indígenas de Camiri, Cabezas, Kereimba Iyambae y Charagua Iyambae. Estos documentos son una herramienta esencial para la toma de decisiones, contención y mitigación de todo tipo de eventos adversos. Las instancias de organización local en salud, los diferentes sectores de los municipios de Cabezas y Camiri, como también de las autonomías indígenas Kereimba Iyambae y Charagua Iyambae elaboraron los planes de contingenia con mucho compromiso, gracias al apoyo del PNUD.

Antes de la elaboración de los planes de contingencia, Isaid Aramayo, representante legal del Gobierno Autónomo Indígena Kereimba Iyambae (GAIKI) reconoció que no existía ningún tipo de instrumento, ni un plano, ni una cartografía donde se pueda evidenciar los riesgos. “Pero con este documento importantísimo nos va a ayudar. Podemos identificar los riesgos para poder atacar y contener…”, sostuvo Aramayo.

Gricel Ávila Zegarra, coordinadora Senior de Proyectos y Portafolio del Área de Desarrollo Socioeconómico del PNUD manifestó que “el proyecto Chaco Salud ha permitido definir los protocolos operativos de actuación ante la pandemia bajo sus propios usos y costumbres dando legitimidad al proyecto con esta forma de actuar ante estos efectos adversos”.

Complementando las medicinas

El Chipi y el Matico son plantas a las que los guaranís les otorgan propiedades medicinales.  Crecen en la aridez de la tierra chaqueña y, según relatos de los Ipayes, curanderos o médicos tradicionales, sirvió para aliviar algunos síntomas de la COVID-19. El proyecto facilitó el intercambio de saberes del pueblo guaraní con el personal de salud, complementando aún más la salud intercultural en el Chaco, aportanto al Ñande Reko o “modo de ser del guaraní”, para lograr, entre todos, el tekó kaví: “el buen modo de ser y vivir”.

Alma Morales Salinas, representante de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) relevó que el proyecto fue muy bien organizado en los diferentes niveles. “Este es un proyecto que deja competencias, capacidades, instalaciones, equipamiento y que se espera que pueda haber una sostenibilidad de toda esta generación de competencias y conocimientos”, apuntó Morales Salinas.

Varias voces beneficiadas han coincidido en que el proyecto dejó huella. Desde los directores de los Hospitales Municipal Universitario de Camiri, de Cabezas, de Gutiérrez, del Centro de Salud “José Iyambae” del Área Isoso de Charagua Iyambae; los pobladores guaranís como Lilian Cruz que agradece el financiamiento de la Dirección General de Ayuda Humanitaria y Protección Civil Europea (ECHO) porque se ha impactado en la vida de las comunidades.  
“Sin su ayuda no pudiéramos lograr lo que estamos logrando ahora, que es atender con más calidez y calidad a nuestras comunidades”, finalizó el Dr. Juan Carlos Mamani, director del Centro de Salud “José Iyambae” del Área Isoso de Charagua Iyambae.

El Chaco boliviano tiene el desafío de implementar y responder eficazmente a cualquier evento de emergencia sanitaria de magnitud como la COVID-19.  Sus herramientas: establecimientos de salud fortalecidos, agua segura, comunidad participante y comprometida.