Con apoyo de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO) y la OPS, Bolivia, Guatemala, Honduras, Panamá y Paraguay fortalecieron la vigilancia, la atención clínica y la participación comunitaria, contribuyendo a contener la epidemia.
— Diciembre de 2025 —
Hace un año, Bolivia enfrentó un aumento significativo de casos de dengue, lo que encendió las alertas de las autoridades de salud. A partir de entonces, el país comenzó a evaluar cómo intensificar la vigilancia epidemiológica y fortalecer el manejo clínico para contener una epidemia que, a nivel nacional, alcanzó en 2024 casi 59.000 casos.
Como respuesta inmediata, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) diseñó junto a las autoridades una estrategia para fortalecer la atención clínica. Más de 200 profesionales de la salud —entre intensivistas y equipos de hospitales de segundo y tercer nivel— recibieron capacitación para mejorar la capacidad del país en la detección oportuna, la clasificación adecuada y el tratamiento de los pacientes con dengue, que en su forma grave puede ser mortal.
El primer paso fue identificar líderes clínicos en dengue para conformar la Red Nacional de Expertos Clínicos, integrada por personal de salud en la primera línea de atención a los pacientes con sospecha de la enfermedad. Luego se definieron prioridades temáticas y se llevaron a cabo entrenamientos en distintos puntos del país, principalmente en Santa Cruz, el departamento con mayor transmisión. Estas actividades permitieron estandarizar, actualizar y fortalecer los conocimientos para el diagnóstico, la clasificación y el tratamiento del dengue.
“Se ha optimizado el manejo de los pacientes con dengue para protocolizar la atención desde un hospital de mayor complejidad hasta un centro de primer nivel o un puesto médico”, explicó la doctora Eliana Vega, del Hospital Francés de Santa Cruz, Bolivia.
Para las familias, el fortalecimiento de la atención clínica también marcó una diferencia tangible. Amalet Angulo, madre de Jaime Manuel, quien estuvo hospitalizado por dengue en el Hospital Francés de Santa Cruz, recuerda el alivio que sintió al llegar al servicio de salud: “Cuando uno va al médico, te da una confianza y te sentís segura al llegar a un lugar donde sabes que están capacitados para atender, porque no estás llevando a cualquier persona, estás llevando a tu hijo”.
Jaime Manuel, su hijo, que al principio no creía en la gravedad de la enfermedad, cambió de opinión al ingresar a terapia intensiva: “Cuando alguien va a terapia intensiva es porque está muy grave, y tan grave será esto (por el dengue), yo mismo me pregunté. Ya cuando fui a terapia intensiva era el único que estaba despierto porque los demás estaban entubados”, cuenta.
