Montevideo, 05/05/2020 CLAP/OPS
Leonor Andino jamás imaginó que iba a ayudar a embarazadas y recién nacidos durante una pandemia. Cuando tenía 5 años se dibujó a sí misma con un delantal blanco y una toga con una cruz roja y rodeada de guaguas (bebés).
Pasó el tiempo y al cumplir 17 años comenzó a estudiar para ser matrona. Cada día se entusiasmaba más con lo que había elegido. Sobre todo, cuando presenciaba los partos. Recuerda el día que asistió al primero: "Me había interesado tanto que me quedé a seis partos seguidos. Al rato ya estaba ayudando a la partera, que era la docente, y le sostenía la bolsa para poner la placenta”.
A los 21 años terminó la carrera y comenzó a trabajar en el Hospital de San José, en Santiago de Chile, donde continúa su labor hasta ahora. Actualmente está ubicada en el área de neonatología. Cuando llegó a esa área recordó aquel dibujo profético con bebés a su alrededor.
El día de esta entrevista, Leonor acababa de terminar una guardia de 24 horas. Una rotación distinta debido a la nueva modalidad de trabajo adoptada para reducir la circulación de personas en el contexto de la pandemia. El personal de salud trabaja un día entero y libra tres. Llevan dos uniformes para cambiarse a la mitad del turno. “Hay una serie de medidas que estamos adecuando, además de ponernos nuestros equipos de protección. Por ejemplo, nos llevamos nuestra propia comida, no vamos a la cantina y en mi caso, duermo en mi auto para evitar aglomeraciones en la sala de descanso. Ahora estamos haciendo todo para realizar nuestra tarea de la mejor forma posible, para no contagiar ni contagiarnos”, sostiene. A pesar de esta situación, dice que su trabajo es lo que más le gusta hacer, además de la docencia en la Universidad de Chile.
En Latinoamérica hay más de 65.000 parteras, según cálculos de la Federación Latinoamericana de Obstetras (FLO) a partir de datos proporcionados por asociaciones de parteras. Estas profesionales asisten en muchos de los cerca de 10,5 millones de nacimientos al año que ocurren en la región.