La Paz, Bolivia, 31 de julio de 2025 (OPS) - En Bolivia, el suicidio ya no puede seguir siendo un tema invisible. Con cifras que preocupan entre adolescentes, jóvenes y poblaciones vulnerables, el país avanza hacia una respuesta estructurada y concreta al validar su primer Plan Nacional de Prevención del Suicidio, un esfuerzo impulsado por el Ministerio de Salud y Deportes, con apoyo técnico de la cooperación internacional, OPS/OMS y la participación de múltiples sectores.
Durante las jornadas de trabajo en La Paz, autoridades nacionales, especialistas en salud mental, organizaciones de la sociedad civil y agencias internacionales se reunieron en el Taller Nacional de Validación Técnica para revisar y consensuar un documento que busca marcar un antes y un después en la forma de abordar el suicidio: como un problema de salud pública, con enfoque preventivo, comunitario y basado en derechos humanos.
El suicidio es un problema de salud pública importante, pero a menudo descuidado, rodeado de estigmas, mitos y tabúes. Cada caso de suicidio es una tragedia que afecta gravemente no sólo a los individuos, sino también a las familias y las comunidades. Cada año, más de 703.000 personas se quitan la vida tras numerosos intentos de suicidio, lo que corresponde a una muerte cada 40 segundos.
Una respuesta necesaria frente a una realidad silenciada
Aunque el suicidio es prevenible, en Bolivia sigue siendo una causa de muerte preocupante, especialmente entre jóvenes y adolescentes en algunas regiones del país. Detrás de estas cifras hay historias atravesadas por la depresión, el consumo de sustancias, la violencia, el abuso y la discriminación, agravadas por el déficit de acceso a servicios de salud mental oportunos y adecuados.
“Las redes de apoyo, personal capacitado o simplemente alguien de los círculos cercanis que note las señales de alerta, son clave”, comenta el asesor de Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental de OPS, Héctor Ojeda. “Por eso este plan es tan importante: busca llegar antes, intervenir a tiempo y construir comunidad”, explica el experto.
La OPS señala que los suicidios son prevenibles con intervenciones oportunas, basadas en la evidencia y a menudo de bajo costo.
De la atención clínica al enfoque comunitario
El plan plantea una estrategia integral que supera el abordaje clínico tradicional. Incorpora a sectores como educación, justicia, comunidades y familias en la prevención, y promueve la sensibilización sobre la salud mental como parte esencial del bienestar colectivo.
Uno de los ejes clave es el fortalecimiento del primer nivel de atención en salud, dotando al personal sanitario de herramientas para la detección temprana, intervención oportuna y seguimiento de personas en riesgo. Además, se contempla la capacitación de educadores y líderes comunitarios para que puedan actuar como primeros respondientes.
“El suicidio no empieza en el hospital. Empieza en la casa, en la escuela, en los barrios. Por eso, la comunidad tiene que formar parte de la solución”, explicó uno de los técnicos del Programa Nacional de Salud Mental.
Un plan con respaldo técnico y participativo
Este documento estratégico fue construido de manera participativa con la colaboración de instituciones clave como el Programa Nacional de Salud Mental, SAFCI Mi Salud, TeleSalud, Promoción de la Salud, la Sociedad Boliviana de Psiquiatría, el Colegio Nacional de Psicología, UNICEF, OPS/OMS y redes comunitarias. Durante el taller se analizaron su aplicabilidad, operatividad y los indicadores de monitoreo que permitirán medir el impacto en el mediano y largo plazo.
Entre los resultados esperados tras la validación están su aprobación oficial mediante Resolución Ministerial, la progresiva implementación en los servicios de salud, y la consolidación de un sistema de atención articulado, empático y basado en evidencia.
Hacia un cambio cultural
Más allá de su implementación técnica, el Plan Nacional de Prevención del Suicidio busca provocar un cambio cultural. Hablar del suicidio, romper el estigma, identificar las señales de alerta y pedir ayuda ya no pueden ser tabúes.
“La salud mental nos atraviesa a todos, y prevenir el suicidio no es solo tarea de los profesionales: es una responsabilidad colectiva”, concluyó Ojeda.
