Expertos recomiendan vacunarse contra la COVID-19: muestran que ya hay evidencia de sus beneficios y que los riesgos son mínimos

gach ury 2

¿Cómo se pudieron desarrollar tan rápido las vacunas contra la covid-19? ¿Son seguras? ¿Cuáles son los principales efectos adversos? ¿Cuánto dura la inmunidad? Estas son algunas de las principales inquietudes que circulan en estos días con respecto a las vacunas contra el virus SARS-Cov-2. Para responderlas, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Uruguay consultó a especialistas en medicina y virología que están analizando la información nacional e internacional. Ver serie de videos - clic aquí  

Las primeras vacunas contra la covid-19 comenzaron a aplicarse a nivel mundial el 3 de diciembre. “Los países ya están más avanzados en el proceso de vacunación ya han visto reducciones a nivel hospitalario de casos graves o casos mortales”, afirmó Lucía Alonso, médica epidemióloga y consultora de OPS. De esta forma, las vacunas están demostrando ser efectivas y confirman la eficacia que habían demostrado tener en los ensayos clínicos. Pero además de la protección personal, las vacunas buscan generar una protección colectiva; en función de la velocidad de transmisión del SARS-Cov-2, se estima que para poder detener su transmisión, debería vacunarse 70% de la población. Alonso aclaró que si un país tiene la enfermedad bajo control es posible que se necesite una proporción menor, pero esa no es la situación de Uruguay en este momento. 

Efectos adversos

Mónica Pujadas, pediatra, epidemióloga e integrante del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) creado por el gobierno uruguayo para recibir recomendaciones para manejar la pandemia de covid-19, aclaró que los efectos adversos pueden aparecer con estas vacunas, pero como ocurre con todas las vacunas. Pujadas tranquilizó al decir que “habitualmente tanto en la fase de desarrollo de estas vacunas como en la experiencia en el mundo real se viene demostrando que los efectos adversos son muy pocos y, a su vez, que son leves en su gran mayoría”. Detalló que los principales efectos adversos son “dolores en el sitio de punción, fiebre, algún malestar general y dolor de cabeza” y que, por ejemplo, en Estados Unidos, se reportaron unos 6.000 efectos adversos entre las más de 13 millones de dosis que se han dado (es decir, 0,05% de las personas vacunadas). El riesgo más severo es hacer una anafilaxia, una reacción alérgica inmediata, algo que se ha reportado un caso cada 4.500.000 dosis suministradas, explicó Pujadas. Por eso, aquellas personas que tengan antecedente de alergia a alguno de los componentes de la vacuna, se les recomienda que permanezcan en el vacunatorio durante los siguientes 30 minutos a haber recibido la dosis, para que puedan ser asistidas rápidamente en caso de que se genere una reacción. El antecedente de alergia “se considera una precaución, no contraindicación”, remarcó Pujadas.

De acuerdo a los reportes que se tienen hasta ahora de los países que hace más de tres meses que están vacunando, los efectos adversos “aparecen habitualmente en forma inmediata y aproximadamente hasta las primeras 72 horas y son en general efectos adversos leves”, insistió la médica. Para conocer si puede haber efectos que ocurran más a largo plazo, es que se creó una “vigilancia estricta” a la que se reporta a nivel mundial. 

Poblaciones particulares

“El ser humano a lo largo de la vida puede tener mayor o menor riesgo de enfermar por una determinada bacteria o un virus circulante”, explicó Giovanni Escalante, representante de OPS en Uruguay. Dijo que los factores más importantes que inciden negativamente en la covid-19 son la obesidad, la hipertensión arterial, la avanzada edad, así como tener una disminución de la capacidad inmune, por ejemplo, debido al consumo de determinados medicamentos, o por padecer enfermedades como cáncer y diabetes. “Esas personas requieren ser vacunadas primero”, sostuvo.

¿No es riesgoso que se vacune una persona que cursa una enfermedad o hace un tratamiento que comprometa su sistema inmune? Rafael Radi, médico doctor en Ciencias Biológicas y coordinador del GACH respondió que “cada una de estas situaciones deben ser analizadas con el médico y el equipo tratante para definir exactamente la oportunidad”, pero resaltó que “las personas que cursan patologías, inclusive patologías o tratamientos que afectan el sistema inmunológico deben vacunarse”.

Con respecto a las embarazadas y lactantes, Pujadas respondió que no hay evidencia de cómo funciona la vacuna en esta población, porque no fueron incluidas en los ensayos clínicos, pero mencionó que sí se cuenta con datos de embarazadas y lactantes “que fueron inadvertidamente vacunadas” y que no se constató ningún evento adverso grave sobre la madre ni sobre el bebé. Citó que la Federación de Obstetras Americanos advirtió que cuando una persona embarazada tiene covid-19 puede tener una enfermedad más grave y que, por lo tanto, “si bien en principio no es una vacuna recomendada específicamente para embarazadas, sí se recomienda hacer un balance riesgo beneficio individual” en conjunto con el médico tratante, porque si la embarazada tiene una alta exposición al contagio de covid-19, “puede ser más beneficioso que reciba la vacuna a que no la reciba”.

Con respecto a niños y niñas, Pujadas comentó que por ahora no está indicada para ellos porque no fueron incluidos en los primeros ensayos clínicos. Expresó, además, que “los niños en esta enfermedad no son los que más se contagian ni los que más se enferman, sino que en general están al final de las cadenas epidemiológicas y, a diferencia de la gripe, no son los responsables de la diseminación en la comunidad”. De todos modos, sostuvo que en este momento ya se están desarrollando ensayos clínicos que incluyen niños y que si las vacunas son seguras y eficaces para ellos, podrán recibirlas. 

Inmunidad y variantes

Otto Pritsch, médico e inmunólogo, afirmó que si bien se tienen datos muy positivos sobre la protección de las vacunas que se están usando en Uruguay contra las formas graves y moderadas de la covid-19, “todavía no tenemos con exactitud la duración de la inmunidad, es decir, el tiempo que las vacunas nos van a proteger”. De todos modos, afirmó que en función de la respuesta inmune que generan estas vacunas (medida a través del nivel de anticuerpos neutralizantes y los linfocitos T) “se ha mostrado una duración de ocho meses o más”, lo que hace pensar que pueda estar cerca del año. Dijo que tanto a nivel nacional como internacional hay muchos grupos de investigadores que están trabajando para precisar cuánto tiempo durará la protección de estas vacunas y si va a ser necesario revacunarnos y durante cuánto tiempo.

En cuanto a la protección que dan las vacunas que se están aplicando contra las nuevas variantes del SARS-Cov-2 que circulan a nivel mundial, Radi respondió que “en líneas generales son eficaces” contra ellas aunque “es posible” que con el paso del tiempo y con la aparición de nuevas variantes la eficiencia pueda disminuir un poco, así como pasa con otros virus. 

Seguridad

“Las vacunas son muy seguras”, afirmaron todos los entrevistados. Explicaron que el desarrollo científico previo fue lo que permitió tenerlas disponibles en tan corto tiempo. Afirmaron que se cumplieron todas las etapas de desarrollo necesarias “siguiendo protocolos estandarizados, y los resultados fueron analizados por comités de expertos independientes y las autorizaciones de uso fueron definidas por los organismos competentes”, especificó Pritsch.

Para ser registradas y administradas, estas vacunas han sido sometidas a análisis de diferentes organismos, entre ellos la Organización Mundial de la Salud (OMS) y agencias de medicamentos de varios países. Escalante detalló que los procesos de precalificación y la autorización de uso de emergencia de la OMS tienen “la finalidad de garantizar la calidad la seguridad y la eficacia de las vacunas; son procesos muy estrictos de control de la manufactura del producto, implica también una revisión de la capacidad de laboratorio y cómo fue el proceso”.

Alejandro Chabalgoity, químico y docente de desarrollo biotecnológico de la Universidad de la República, detalló que para crear una vacuna, así como otros medicamentos, se comienza a investigar en el laboratorio, en donde se busca la molécula que se quiere desarrollar y se hacen ensayos preclínicos, invitro y en seres vivos. Si el resultado es efectivo, se pasa al desarrollo de la etapa clínica, con seres humanos, y que consta de tres fases. En la primera, la vacuna “se prueba en unas pocas decenas de humanos” con el fin de evaluar la seguridad y la inmunogenicidad, es decir, la capacidad de despertar una respuesta inmune; en ese momento se define cuál será la dosis. Si todo resulta bien, se pasa a la segunda fase, en que se involucran centenas de personas y se continúa evaluando la seguridad y la inmunogenicidad. “Cuando todas esas fases están prontas, arranca la fase 3, donde se define la eficacia de la vacuna y se usan decenas de miles de personas”, explicó.

Chabalgoity detalló que todas las vacunas contra la covid-19 atacan a “la proteína espiga, espícula”, que es la que le permite al virus ingresar a las células. Para que el cuerpo genere una respuesta inmune contra esa proteína, las vacunas usan diferentes tecnologías, y en eso es que se diferencias los cuatro tipos de plataformas desarrolladas: las de virus inactivados –como la Coronavac-; las de subunidades proteicas -que parten de la proteína y le agregan un adyuvante, un compuesto químico para que el cuerpo humano desarrolle una respuesta más fuerte, como la Novavax-; las que utilizan ARN mensajero para que las células humanas generen la proteína (como las de Pfizer y Moderna) y las que llevan esa proteína hasta las células humanas a través de otros virus, como el adenovirus (como Sputnik V, Janssen y Oxford Astrazeneca). Chabalgoity remarcó que todas estas plataformas cumplen el objetivo de hacer que el cuerpo prepare una respuesta a partir de la vacunación, de modo que “cuando nuestro sistema inmunológico se enfrente al virus de vedad podamos reaccionar de manera más rápida y fuerte”.