Etapas de la fabricación de la vacuna contra la gripe pandémica

Ginebra, 6 de agosto de 2009 (OMS).- La Organización Mundial de la Salud (OMS) aseveró que una vez que se identifica y aísla una nueva cepa del virus de la gripe, deben transcurrir entre cinco y seis meses para que estén listos los primeros lotes de la vacuna aprobada. Este lapso es imprescindible porque la producción de una nueva vacuna entraña una secuencia de muchas etapas y cada una exige cierto tiempo. En los párrafos que siguen se resume la fabricación de la vacuna de principio a fin: es decir, desde la obtención de una muestra del virus hasta la elaboración de una vacuna lista para usarse.

Actividades en los centros colaboradores de la OMS

  1. La identificación de un virus nuevo. Laboratorios de todo el mundo que forman parte de una red de vigilancia recogen sistemáticamente muestras de los virus de la gripe circulantes y las envían para su análisis a los Centros Colaboradores de la OMS para Referencia e Investigaciones sobre la Gripe. La primera etapa de la producción de una vacuna antipandémica empieza cuando uno de estos centros detecta una nueva cepa del virus que difiere considerablemente de las cepas circulantes y notifica de ello a la OMS.
  2. Obtención de la cepa vacunal (el llamado virus vacunal). Primero que todo, el virus debe adaptarse para poder usarlo en la fabricación de una vacuna. Con el fin de que el virus se vuelva menos peligroso y aumente su capacidad de multiplicarse en huevos de gallina (el método de producción que emplean casi todos los fabricantes), se lo mezcla con una cepa estandarizada de virus de laboratorio y se dejan multiplicarse juntos. Transcurrido cierto tiempo, se forma un híbrido que por dentro contiene los componentes de la cepa de laboratorio y por fuera los de la cepa pandémica. Se necesitan unas tres semanas para obtener el virus híbrido.
  3. Verificación de la cepa vacunal. El virus híbrido así obtenido tiene que someterse a prueba para comprobar que en verdad produce las proteínas exteriores de la cepa pandémica, que es inocuo y que se multiplica en huevos de gallina. Terminada esta etapa, que tarda más o menos otras tres semanas, la cepa vacunal se distribuye a los fabricantes.
  4. Preparación de los reactivos para someter a prueba la vacuna (reactivos de referencia). Simultáneamente, los centros colaboradores de la OMS preparan sustancias estandarizadas (llamadas reactivos) que se facilitan a todos los fabricantes para que estos cuantifiquen el rendimiento vírico que están obteniendo y envasen las dosis correctas de la vacuna. Esta etapa tarda al menos tres meses y a menudo representa un cuello de botella para los fabricantes.

Actividades en las fábricas productoras de vacunas

  1. Optimización de las condiciones de multiplicación del virus. El virus vacunal híbrido que se recibe de la OMS se somete en la fábrica a distintas pruebas para determinar las mejores condiciones que permitan su multiplicación en huevos. Esta etapa tarda aproximadamente tres semanas.
  2. Fabricación de la vacuna a granel. Casi todas las vacunas antigripales se producen en huevos de gallina que tienen entre 9 y 12 días de fecundados. El virus vacunal se inyecta en millares de huevos, que luego se incuban durante dos o tres días para favorecer la multiplicación vírica. En ese punto, se extrae la clara de huevo, que contiene muchos millones de virus vacunales, y estos se separan luego de aquella. El virus parcialmente puro se destruye con sustancias químicas. Acto continuo, las proteínas del virus se purifican y se obtienen cientos de millares de litros de proteína vírica purificada que constituye el antígeno, es decir, el ingrediente activo de la vacuna. Se necesitan unas dos semanas para producir cada lote de antígeno, y cada pocos días se puede empezar la producción de otro lote. El tamaño del lote depende de la cantidad de huevos que se puedan obtener, inocular e incubar. Otro factor es el rendimiento por huevo. Se producen tantos lotes como sea necesario para obtener la cantidad necesaria de vacunas.
  3. Control de la calidad. Esta etapa solo puede empezar cuando los laboratorios de la OMS proporcionan a los fabricantes los reactivos para las pruebas, según lo descrito anteriormente. Cada lote se somete a las pruebas y también se comprueba la esterilidad del antígeno a granel. Esta etapa tarda dos semanas.
  4. Envasado y liberación de la vacuna. El lote de vacuna se diluye hasta alcanzar la concentración deseada de antígeno y el producto resultante se envasa en frascos o jeringas que son debidamente etiquetados. A continuación se realizan las siguientes pruebas:
    • de esterilidad
    • de confirmación de la concentración de proteínas
    • de bioseguridad mediante pruebas en animales.
  5. Estudios clínicos. En determinados países, cada nueva vacuna antigripal debe someterse a prueba en algunas personas para demostrar que funciona según lo previsto. Para ello hacen falta cuatro semanas como mínimo. En otros países esto puede ser innecesario porque se han efectuado muchos ensayos clínicos con las vacunas anuales similares y se da por sentado que la nueva vacuna antipandémica funcionará de manera parecida.

Actividades de los organismos de reglamentación: la aprobación oficial

La aprobación reglamentaria es imprescindible antes de que una vacuna pueda expenderse o administrarse a las personas; cada país tiene sus propias reglas al respecto. Si la vacuna se elabora siguiendo los mismos procedimientos que se aplican con la vacuna antigripal estacional, y en la misma fábrica, esta etapa puede ser muy rápida (uno a dos días). En algunos países, los organismos de reglamentación pueden exigir estudios clínicos antes de aprobar la vacuna, lo que prolonga el tiempo para poder empezar a utilizarla.

En las mejores condiciones posibles, todo el proceso puede llevarse a cabo en cinco o seis meses. Solo entonces se podrá empezar a distribuir y utilizar la vacuna antipandémica.

La inocuidad de las vacunas antipandémicas

La OMS aseveró que los procedimientos reglamentarios implantados para otorgar la licencia a las vacunas antipandémicas, incluidos los trámites para expedir la aprobación oficial, son rigurosos y no ponen en peligro la inocuidad de las vacunas ni los controles de calidad.

En el curso de una pandemia, las vacunas son una de las intervenciones médicas más importantes para disminuir el número de casos y defunciones. Para que surtan el máximo efecto posible, tienen que producirse rápidamente y en grandes cantidades.
 
En ocasión de las pandemias de gripe de 1957 y 1968, las vacunas llegaron tardíamente y no pudieron emplearse como un instrumento de mitigación eficaz durante las fases más graves. En 1918, cuando la pandemia de gripe asoló el mundo y causó la muerte de unos 50 millones de personas, aún no se habían obtenido las vacunas antigripales.

En 2007, como parte de la preparación para afrontar una eventual pandemia de gripe, la OMS colaboró con funcionarios de salud, autoridades normativas y fabricantes de vacunas para examinar una amplia gama de cuestiones en torno a la aprobación reglamentaria de las vacunas antipandémicas.

Se buscaron formas de abreviar el tiempo que transcurre entre el surgimiento de un virus pandémico y la obtención de vacunas inocuas y eficaces. Se evaluaron distintas vías de reglamentación y se definieron con pormenores las precauciones necesarias para velar por la calidad, la inocuidad y la eficacia.

Procedimientos acelerados para la aprobación

Las autoridades de reglamentación han mostrado una gran flexibilidad a la hora de elaborar procedimientos acelerados para aprobar y otorgar licencias a las vacunas antipandémicas.

En algunos casos, las autoridades de reglamentación no consideran que las vacunas antipandémicas sean enteramente «nuevas», pues para elaborarlas se aprovecha la tecnología para fabricar las vacunas contra la gripe estacional, los procedimientos establecidos para las pruebas y los controles reglamentarios, y un amplio acervo de datos sobre su inocuidad.

En estas circunstancias, los procedimientos de aprobación son semejantes a los que se aplican a los «cambios de cepa» que se efectúan cada año cuando las vacunas estacionales se modifican para proteger contra los virus circulantes en los hemisferios norte y sur.

Se han ideado procedimientos de reglamentación especiales para agilizar la aprobación de las vacunas antipandémicas. Por ejemplo, en los Estados Unidos de América se exigen menos datos cuando el fabricante ya elabora una vacuna antigripal que tiene licencia y se propone aplicar los mismos métodos de fabricación para preparar la vacuna antipandémica.

En la Unión Europea, la Agencia Europea de Medicamentos aplica un procedimiento de examen gradual por el cual los fabricantes pueden ir presentando conjuntos de datos para el examen reglamentario conforme los van obteniendo, a fin de no tener que esperar a reunir todos los datos y presentarlos como parte de una sola solicitud oficial.

También en Europa, algunos fabricantes han realizado estudios por adelantado utilizando una vacuna que llaman «maqueta». Se trata de un producto que contiene el ingrediente activo de un virus de la gripe que no ha circulado recientemente en poblaciones humanas y que por ello simula la situación inédita de un virus pandémico. Estos estudios pueden agilizar mucho la aprobación reglamentaria.

Preocupaciones especiales con respecto a la inocuidad

Las vacunas antigripales se han venido usando por más de 60 años y tienen un historial establecido de inocuidad en todos los grupos de edad. Se han notificado algunos efectos adversos graves, pero han sido muy poco frecuentes.

A pesar de todo, es inevitable que en el curso de una pandemia en que la vacuna se administra a escala masiva se planteen cuestiones de inocuidad. Por poner un ejemplo, los efectos adversos que son muy poco frecuentes para manifestarse en un gran ensayo clínico pueden evidenciarse cuando la vacuna se aplica a un número enorme de personas.

Algunos eventos adversos pueden aparecer por coincidencia; es decir, guardan una relación temporal con la aplicación de la vacuna, pero no son causados directamente por esta. También pueden presentarse eventos adversos genuinos, es decir, causados directamente por la vacuna, pero no se pueden predecir. Habida cuenta del historial de inocuidad de las vacunas estacionales, se prevé que dichos eventos sean infrecuentes.

La premura determina que los datos clínicos recabados cuando las vacunas antipandémicas se empiezan a administrar sean por fuerza limitados. Por eso, las pruebas de inocuidad y eficacia tendrán que proseguir después de haber empezado a administrar la vacuna.

Por los motivos anteriores, la OMS aconseja que todos los países que administren vacunas antipandémicas monitoreen intensivamente la inocuidad y eficacia; muchos países ya han implantado los planes para hacerlo. Un aspecto positivo es que las campañas de vacunación masiva pueden generar datos de inocuidad importantes en unas cuantas semanas.

El intercambio internacional de los datos obtenidos mediante la farmacovigilancia de estas características será definitivo para guiar las valoraciones de la relación riesgo-beneficio y determinar si se necesita introducir cambios en las normas de vacunación. La OMS ha elaborado protocolos estandarizados para la recopilación y la notificación instantánea de los datos y comunicará los resultados a la comunidad internacional por medio de su sitio web.