Un solo segundo puede cambiar tu vida para siempre

Tras un aparatoso choque automovilístico que en 1995 a punto estuvo de costarle la vida, Adam Blomberg se comprometió a combinar su labor profesional como médico con acciones de promoción de cambios de actitudes y conductas sobre seguridad vial. Su principal audiencia son jóvenes, uno de los sectores poblacionales con mayor riesgo y prevalencia a sufrir lesiones e incidentes adversos en las carreteras. El hermano de Adam, Michael, no tuvo la misma suerte, y en el año 2000 murió en la carretera. En ambos casos, ninguno de los dos llevaba puesto el cinturón de seguridad en el momento de los siniestros.

Dr. Blomberg: muchos expertos y promotores de la seguridad vial coinciden en afirmar que leyes duras y consistentes constituyen una herramienta fundamental para revertir la incidencia de muertes y lesiones en las carreteras. ¿Cuál es su opinión al respecto?

Coincido con ese planteamiento, pero con una salvedad. Estoy de acuerdo en la premisa de que las leyes duras tanto para conductores adultos como jóvenes pueden contribuir a una reducción en el número de muertes y lesiones en nuestras carreteras. Sin embargo, junto con leyes duras, nuestras sociedades necesitan mayor educación en materia de conducción responsable. La educación desde las edades más tempranas cambiará las actitudes y los comportamientos en vehículos motores. Si cambian las actitudes respecto de la conducción, esto a su vez permitirá un cambio de nuestros comportamientos; y esto a su vez contribuirá con las leyes a marcar la diferencia.

La industria fabricante de automóviles así como la industria cinematográfica y el mundo del entretenimiento y la publicidad, presentan el binomio vehículos-velocidad como un valor agregado a la hora de anunciar sus productos. Se suele escuchar la crítica de que esto se hace sin una minima consideración a asuntos relacionados con el bien común tales como seguridad y prevención. De alguna manera, las técnicas utilizadas son similares a las que habitualmente utilizan las industrias del tabaco y del alcohol, con mensajes destinados especialmente a los más jóvenes. ¿Qué mensaje personal tiene usted hacia estas industrias?

Yo he observado en los últimos años que las películas y los programas de televisión presentan ahora a individuos con sus cinturones de seguridad abrochados. Pienso que esta tendencia va por el camino correcto. Insisto: tanto en cuanto cambien las actitudes de las personas en relación a los vehículos motores, así cambiarán los comportamientos.

¿Cómo podemos hacer para cambiar estas actitudes?

Pienso que esto se puede lograr por medio de educación y leyes. A medida que los comportamientos cambien, la industria cinematográfica incorporará también la idea de la responsabilidad en vehículos motores. Yo estaba viendo el otro día un programa de dibujos animados con mi sobrina en un canal de televisión de mucha audiencia y el espacio tenía un segmento completo dedicado a la conducción responsable. El personaje principal se veía diciéndole a su padre que se pusiera el cinturón de seguridad y que no se distrajera. Creo que esto es magnífico y es un indicativo de que nos estamos moviendo en la dirección correcta.

Desde su posición como superviviente de un choque, familiar directo de una víctima mortal y como fuerte promotor de la seguridad vial, ¿cuál es el mejor consejo que le puede ofrecer a los jóvenes que entran a formar parte de la población conductora de vehículos?

Pienso que el mejor consejo es que logren entender que no son invencibles. Le aseguro que una tragedia le puede pasar a cualquiera. Nadie es infalible. Basta un segundo para que te cambie la vida. Una decisión que tomen o no tomen hoy día les podrá afectar para el resto de sus vidas.

En base a la evidencia recopilada a través de los años, si los gobiernos y tomadores de decisiones a todos los niveles saben que las leyes son un elemento crítico en la respuesta al reto de la seguridad vial, por qué en tantos lugares existe aún un gran déficit tanto en leyes como en la aplicación de su cumplimiento por parte de las autoridades. ¿Sobre quién ha de recaer la responsabilidad?

Esta es una cuestión difícil de responder. Creo que los oficiales y los gobiernos e instituciones están intentando hacer muchas cosas, pero muchos de los oficiales de tráfico y seguridad que conozco también están de alguna manera sobrecargados. Creo que la responsabilidad no recae únicamente sobre los gobiernos sino también sobre todos los individuos. La educación cambiará las actitudes y las actitudes cambiarán los comportamientos.

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