Uno de cada tres adultos tiene presión arterial elevada en Argentina

Así lo indican cifras oficiales. El Ministerio de Salud de la Nación lleva adelante el programa "Menos sal, más vida", en sintonía con las recomendaciones de la OPS/OMS. En los últimos años, la población redujo el consumo de sodio, un paso clave para disminuir la prevalencia de la hipertensión.

Buenos Aires, 18 de mayo de 2015 (OPS/OMS).- Uno de cada tres adultos argentinos tiene presión arterial elevada, una afección que golpea a la población mundial y puede ser causante de enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal.  La Organización Panamericana de la Salud/ Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) llama a toda la sociedad a prestar más atención al control de la presión arterial para prevenir estos problemas de salud. 

En Argentina, el Estado lleva adelante desde 2011, en asociación con otros sectores, el programa "Menos sal, más vida" para reducir el consumo de sal por parte de la población. En este marco, se firmaron acuerdos con panaderías artesanales de todo el país, con la industria alimentaria e hipermercados para la reducción voluntaria y progresiva de la sal contenida en más de 500 alimentos procesados.

Argentina se convirtió además en el segundo país del mundo detrás de Sudáfrica en aprobar un proyecto de ley integral para reducir el consumo de sal. Luego de ese hito, el porcentaje de la población nacional que añade sal a los alimentos tras cocinar o sentarse a la mesa se redujo del 25% en 2009 al 17% en 2013. Las cifras reflejan además que se redujeron las ventas de la sal de mesa en un 9 por ciento anual desde 2011, cuando se implementó el programa "Menos sal, más vida".

Estos resultados se han obtenido como consecuencia "del trabajo que el Estado ha hecho en asociación con otros sectores, gracias a una decisión política en este sentido", afirmó el secretario de Promoción y Programas Sanitarios de la Nación, Federico Kaski, durante un acto celebrado en la cartera sanitaria con motivo del Día Mundial de la Hipertensión, que tiene lugar cada 17 de mayo. "En este marco, el Estado trabaja en la accesibilidad de los tratamientos, en la prevención y promoción, y en la capacitación" de profesionales de la salud y en la población, sostuvo el funcionario. 

Por su parte, el representante interino de la OPS/OMS en Argentina, José Moya, explicó que "la hipertensión es un factor de riesgo para la epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles, al igual que la obesidad, la alimentación no saludable y la inactividad física". "Tienen además un impacto en la economía de la familia y de la sociedad. Por eso se requieren cada vez más esfuerzos desde los servicios de salud de atención primaria hasta los especializados para prevenir y controlar la hipertensión", planteó Moya, quien destacó además el "liderazgo" de Argentina en el abordaje de esta temática. 

"Las estrategias para lograr resultados llevan muchos años de trabajo y a medida que la población envejece, la hipertensión puede ir subiendo. Por eso son muy importantes las acciones orientadas hacia la educación y comunicación para la prevención", señaló Felipe Inserra, en representación de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial, durante el acto al que asistieron funcionarios, sociedades científicas, representantes de organizaciones no gubernamentales y de la industria.

En Argentina, se consumen 11 gramos de sal diarios en promedio por habitante, frente a los 5 gramos recomendados por la OPS/OMS para prevenir la hipertensión arterial. De acuerdo con los datos del Ministerio, creció la cantidad de personas hipertensas que están cubiertas con tratamiento farmacológico al pasar del 42 por ciento en 2005, al 52 por ciento en la actualidad. 

Las mujeres son quienes más se controlan la presión  y hay menos control en los sectores sociales más vulnerables por el nivel educativo más bajo, -entre otros determinantes- y donde además hay una mayor prevalencia de hipertensión. Continuar los esfuerzos en la prevención de la hipertensión arterial, en mejorar el diagnóstico y asegurar la disponibilidad de medicamentos para el control de la presión son los retos a seguir enfrentando en los próximos años en Argentina y en la región.