Se publican las primeras directrices mundiales para mejorar la atención del embarazo en mujeres con enfermedad de células falciformes

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Washington DC, 19 de junio de 2025 (OPS)- La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó hoy sus primeras directrices mundiales sobre el manejo de la anemia de células falciformes (o drepanocitosis) durante el embarazo, con el fin de abordar un importante problema de salud que va en aumento y que puede tener consecuencias potencialmente mortales tanto para la mujer como para el niño.

La anemia de células falciformes es un grupo de trastornos sanguíneos hereditarios caracterizados por glóbulos rojos de forma anómala que se asemejan a medias lunas u hoces. Estas células pueden afectar la circulación sanguínea, particularmente en pequeños vasos y producir obstrucciones en el torrente sanguíneo y provocar anemia grave, episodios de dolor intenso, infecciones recurrentes, además de urgencias médicas como accidentes cerebrovasculares, sepsis o insuficiencia orgánica.

Los riesgos para la salud asociados a la anemia de células falciformes se intensifican durante el embarazo, debido a las mayores demandas en el suministro de oxígeno y nutrientes del organismo. Las mujeres con esta enfermedad tienen una probabilidad de muerte materna de 4 a 11 veces mayor que las mujeres que no la padecen. Son más propensas a tener complicaciones obstétricas como la preeclampsia, mientras que sus hijos corren mayor riesgo de muerte fetal o de nacer antes de tiempo o con bajo peso.

“La nueva guía de la OMS proporciona una base fundamental para que los países de las Américas fortalezcan los sistemas de salud y desarrollen marcos técnicos que garanticen una atención del embarazo y resultados perinatales seguros, informados y respetuosos para las mujeres con enfermedad de células falciformes”, dijo el Dr. James Fitzgerald, Director de Sistemas y Servicios de Salud de la OPS.

En todo el mundo hay unos 7,7 millones de personas con anemia de células falciformes, una cifra que ha aumentado más del 40 % desde el año 2000. Se estima que la anemia de células falciformes causa más de 375 000 muertes cada año. En la Región de las Américas, el Caribe presenta la mayor incidencia de esta enfermedad fuera de África Occidental. La investigación sobre las células falciformes se ha llevado a cabo desde la década de 1950, y en los últimos veinte años varios países y territorios han implementado programas de detección neonatal (NBS, por sus siglas en inglés). Estas iniciativas han demostrado beneficios significativos en la reducción de la mortalidad y morbilidad infantil mediante el diagnóstico y tratamiento tempranos. Sin embargo, muchas partes de las Américas aún carecen de estas iniciativas de detección precoz.

La OPS apoya a los países de la región para cerrar esta brecha. A través de la cooperación técnica y talleres de desarrollo de capacidades, la OPS ha ayudado a establecer programas de detección neonatal en dieciséis países de la región. También brindando apoyo en el desarrollo de políticas, legislación y otras áreas técnicas.

Hasta ahora, las orientaciones clínicas para el manejo de la anemia de células falciformes en el embarazo se basaban en gran medida en protocolos de los países de ingreso alto. Las nuevas directrices de la OMS ofrecen recomendaciones basadas en la evidencia que son también pertinentes para entornos de ingreso bajo y mediano, donde ocurren la mayoría de los casos y muertes por la enfermedad. Así pues, las directrices incluyen más de 20 recomendaciones que abarcan lo siguiente:

  • suplementación con ácido fólico y hierro, con ajustes para zonas de paludismo endémico;
  • manejo de las crisis por este tipo de anemia y alivio del dolor;
  • prevención de infecciones y trombosis;
  • transfusiones de sangre profilácticas; y
  • monitoreo adicional de la salud de la mujer y del feto durante la gestación.

Cabe señalar que las directrices subrayan la necesidad de una atención respetuosa e individualizada, adaptada a las necesidades particulares, antecedentes médicos y preferencias de las mujeres. También abordan la importancia de combatir la estigmatización y la discriminación en los entornos de salud, que pueden ser un reto importante para las personas con anemia de células falciformes en varios países del mundo.

Dada la complejidad del trastorno, en las orientaciones se señala la importancia de incorporar a personal especializado y experto en el equipo de atención de la mujer embarazada con anemia de células falciformes. Puede tratarse de especialistas como hematólogos, o matronas, pediatras y obstetras-ginecólogos que ofrezcan servicios de salud reproductiva y neonatal.

La anemia de células falciformes es una afección de salud desatendida considerablemente infrafinanciada e infrainvestigada, pese a su creciente prevalencia mundial. Si bien las opciones de tratamiento mejoran entre la población general, en las directrices se subraya la necesidad urgente de más investigaciones sobre la seguridad y eficacia de los tratamientos contra esta anemia para las mujeres embarazadas o que amamantan, grupos que generalmente se excluyen de los ensayos clínicos.
Actualmente, la OPS está trabajando en una guía clínica sobre la detección neonatal, aprobada por el Comité de Revisión de Directrices de la OMS (GRC, por sus siglas en inglés), que incluye la enfermedad de células falciformes entre diecisiete afecciones que se detectan al nacer. Esta guía proporcionará la evidencia necesaria para respaldar e informar las políticas y protocolos nacionales.