¿Están las mujeres y los niños de Haití recibiendo menos ayuda tras el terremoto?

Haitian girl treated in Dominican Republic

La experiencia tras otros desastres del pasado indica que probablemente las mujeres y los niños en Haití no estén recibiendo una proporción justa de la enorme ayuda de socorro que está llegando al país después del terremoto de la semana pasada, afirman expertos en salud pública de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS).

 

"Me perturban profundamente las imágenes en los medios difusión que muestran a los haitianos en fila y recibiendo ayuda, y que sean todos hombres" dijo la Dra. Marijke Velzeboer-Salcedo, la principal experta de la OPS/OMS en cuestiones relativas al género. "Estamos viendo imágenes en los periódicos y en la televisión con solo hombres o con una mayoría de hombres, parados o avanzando en las filas para recibir alimentos o agua. No podemos dejar de preguntarnos, ¿dónde están las mujeres? ¿Han todas ellas encomendado su supervivencia a sus hombres? ¿Sabemos que los recursos están siendo compartidos por igual por estos hombres y otros miembros de sus familias?"

Las mujeres y los niños son especialmente vulnerables después de un desastre, subrayan Velzeboer-Salcedo y otros expertos. Esto es especialmente cierto en Haití, donde las tasas de violencia contra las mujeres y las niñas ya eran elevadas antes del terremoto. 

En un estudio llevado a cabo por el Banco Interamericano de Desarrollo en Haití en el 2006, un tercio de las mujeres y las niñas dijeron que habían sufrido violencia física o sexual, y más de 50% de las que habían sido víctimas de la violencia tenían menos de 18 años. 

"Esperamos y rogamos que las fuerzas de seguridad puedan prevenir y controlar la violencia contra las mujeres" dijo el Director Adjunto de la OPS, Dr. Jon Andrus, citando informes acerca de la creciente violencia tras el terremoto. 

"Tenemos que tener presente que los desastres hacen que las desigualdades existentes empeoren aun más" indicó Velzeboer-Salcedo. "Los que son más fuertes y más poderosos, ya sea física o psicosocialmente, o ambas cosas, van a tener mejor acceso a los escasos recursos. Pero cuando las mujeres son privadas de los recursos, es probable que las familias enteras estén privadas de ellos también."

Ambos expertos instaron a las organizaciones de socorro a que aborden las necesidades distintas de las mujeres, las niñas, los niños y los hombres al realizar evaluaciones de necesidades que tengan en cuenta las diferencias entre los sexos y al procurar que haya tanto hombres como mujeres en los equipos de evaluación. 

Los datos recogidos por las organizaciones de socorro acerca de las muertes, las heridas, el desplazamiento y quién está recibiendo ayuda deben recogerse y analizarse por sexo y edad. Esto es fundamental para dirigir los servicios y asistencia según las necesidades reales, explicó Velzeboer-Salcedo. 

Las mujeres se enfrentan con otros retos específicos después de los desastres. Por ejemplo, los niños pequeños, las embarazadas y las mujeres que amamantan se consideran en mayor peligro de sufrir desnutrición aguda moderada o grave, al igual que las personas mayores. 

El peligro de la desnutrición aumenta cuando, debido a los efectos perturbadores de un desastre, las mujeres dejan de amamantar a sus hijos o no logran iniciar lactancia materna de sus bebés recién nacidos. 

"Cuando dejan de funcionar los sistemas de abastecimiento de agua y de saneamiento, es aun más importante que las madres amamanten a sus bebés en lugar de darles leche maternizada mezclada con agua que podría estar contaminada" explico la Dra. Chessa Lutter, una especialista en nutrición de la OPS/OMS. 

Velzeboer-Salcedo también instó a los trabajadores que prestan asistencia a que estén alertas ante posibles casos de violencia sexual, explotación y abuso.

"Hace falta más concientización y un esfuerzo mayor para empoderar a las mujeres, que son quienes cuidan principalmente a los heridos y las familias en estas trágicas circunstancias", agregó. 

La OPS se estableció en 1902 y es la organización de salud pública más antigua del mundo. Colabora con todos los países de la Región de las Américas para mejorar la salud y calidad de vida de las personas de este continente. Su secretaría actúa además como la Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).   

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