Instituciones internacionales y brasileñas debaten estrategias para enfrentar a la industria tabacalera en Brasil y el mundo

tobacco industry
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La epidemia de consumo de tabaco es una de las mayores amenazas para la salud pública que haya enfrentado el mundo y la causa de defunción de más de 8 millones de personas al año, entre ellas, 1 millón en la Región de las Américas. Muchos países, como Brasil, han alcanzado progresos considerables, pero la industria tabacalera sigue actuando para mitigar esos esfuerzos. Ese fue uno de los temas abordados el jueves 25 de julio en Río de Janeiro, en un seminario celebrado con varios organismos internacionales, el Gobierno de Brasil y la sociedad civil.

Según Anselm Hennis, Director del Departamento de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el aumento de los impuestos a los productos del tabaco es una de las medidas más eficaces y de mayor impacto positivo en los grupos poblacionales vulnerables, como los niños, los adolescentes y jóvenes y las personas más pobres. “Es una intervención mutuamente beneficiosa. Las medidas de ajuste de precios y los impuestos al tabaco son medios eficaces e importantes para reducir el consumo de tabaco y los costos de la atención de salud y, además, aumentar la recaudación de recursos para financiar el desarrollo”

Roberto Iglesias, coordinador de la Unidad de Economía del Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS), puso de relieve que la industria intenta detener constantemente el aumento de los impuestos y otras medidas eficaces mediante el uso de “tácticas atemorizantes” e información falsa. “La industria dice que el aumento de los impuestos incrementará el comercio ilícito y destruirá el empleo. También sobrevalora su propia importancia al afirmar que se reducirán los ingresos y alega que el aumento del impuesto acabará con la alegría de los pobres. Ese es un producto que mata y que no causa ninguna alegría. Justificar que el tabaco debe ser barato para que los pobres puedan comprarlo es, como mínimo, cinismo.”

Para Vera da Costa e Silva, jefe de la Secretaría del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, la respuesta para la reducción del comercio ilícito es la aplicación del Protocolo para la Eliminación del Comercio Ilícito de Productos de Tabaco. “Ese nuevo tratado permitirá ejercer un mayor control de la cadena de suministro de productos del tabaco, facilitará la aplicación de las leyes al definir los patrones de conducta ilegales y promoverá un mayor intercambio de información por medio de instrumentos de cooperación internacional.”

Brasil

Luciana Monteiro, coordinadora general de la Sección de Enfermedades y Afecciones no Transmisibles del Ministerio de Salud de Brasil, presentó los resultados de la investigación sobre la vigilancia de los factores de riesgo y la protección contra las enfermedades crónicas realizada por medio de una encuesta telefónica (Vigitel), 2018. “La prevalencia de fumadores activos se redujo en 40% en el período del 2006 al 2018 y fue mayor en las mujeres que en los hombres y en los grupos etarios de 35 a 44 y de 45 a 54 años”, apuntó.

A partir de esos datos, Tania Cavalcante, secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional para la Implementación del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CONICQ, por su sigla en portugués), comentó que, a pesar del descenso de la prevalencia del número de fumadores, Brasil sigue siendo un “paraíso para la industria tabacalera”.

En su opinión, una de las principales fuentes de poder de las empresas tabacaleras transnacionales es la capacidad de controlar toda la cadena de producción, principalmente en la fase agrícola. “Es una producción que involucra a 150.000 familias de agricultores en Brasil. Las compañías contratan, prestan asistencia técnica, se benefician de las tierras fértiles y de la mano de obra barata de esas familias, y mantienen a los agricultores en un círculo vicioso de dependencia económica, deudas, enfermedades ocupacionales, trabajo infantil y una serie de otros problemas afines”, afirmó la secretaria ejecutiva de la CONICQ.

Para Mônica Andreis, directora ejecutiva del grupo Promoción de la Salud, que es la asociación para el control del tabaco, el descenso de la prevalencia de humo en Brasil fue resultado de la unión de esfuerzos y la adopción de medidas educativas, preventivas, legislativas y regulatorias. “Esa coalición que reúne a la sociedad civil, las sociedades médicas, las universidades y los gobiernos, es algo que puede marcar la diferencia al enfrentarse al poder de influencia de la industria tabacalera.”

Ana Cristina Pinho, directora del Instituto Nacional de Cáncer José Alencar Gomes da Silva (INCA), destacó la importancia de las alianzas para el fortalecimiento del control del tabaco. “Aún tenemos inmensos desafíos, como el mantenimiento de la prohibición del comercio de dispositivos electrónicos para fumar, el mantenimiento de la política de precios mínimos de los cigarrillos y el aumento de los impuestos, la adopción del empaquetado neutro, el cumplimiento del protocolo de lucha contra el comercio ilícito y la prohibición definitiva del uso de aditivos en los productos del tabaco. Pero también sabemos que seguiremos juntos con el fin de mantener a Brasil como un país de referencia mundial en el control del tabaco.”