No. No hay evidencia de ningún vinculo entre ninguna vacuna y el autismo o trastornos autistas.
Asimismo, no existe asociación entre la vacuna contra el sarampión, la rubeola, y las paperas (SRP) y el autismo. Un único estudio, que fue mal diseñado y ya refutado, reportó esta asociación en 1998. Desde ese entonces, cientos de estudios bien diseñados han confirmado que no hay riesgo de autismo por vacunación.
No. Aunque los ingredientes en las etiquetas de las vacunas pueden verse intimidantes (p.ej. mercurio, aluminio o formaldehído), usualmente se los encuentra naturalmente en el cuerpo, en la comida que consumimos y en el medio ambiente a nuestro alrededor – por ejemplo, en el atún. Las cantidades en las vacunas son muy pequeñas y no “envenenarán” o lastimarán al cuerpo.
Además, las vacunas se prueban y pasan por ensayos científicos rigurosos y largos, así como procesos de certificación con la OMS y organismos nacionales de reglamentación para garantizar que sean seguras y eficaces. Las vacunas ofrecidas en clínicas públicas son tan seguras y eficaces cómo las que se ofrecen en clínicas privadas.
Sí, deberías recibir todas las vacunas recomendadas por tu programa nacional de inmunización. Aunque las enfermedades prevenibles por vacunación se han vuelto poco comunes en muchos países –gracias a la vacunación– los virus y las bacterias que las causan continúan circulando en algunas partes del mundo. No respetan las fronteras y pueden infectar a cualquiera que no esté protegido.
La vacunación es la mejor manera de evitar que las enfermedades prevenibles por vacunación se propaguen y alcanzar la inmunidad comunitaria –también conocida como inmunidad de rebaño- que ocurre cuando hay suficiente gente inmune a una enfermedad para que su propagación sea improbable. Como resultado, toda la comunidad está protegida, incluso aquellos que no son inmunes. Esto protege a individuos que no pueden vacunarse como aquellos que están inmunocomprometidos o son muy jóvenes, porque las personas vacunadas forman una barrera que rompe la cadena de transmisión antes que la enfermedad llegue a los que no están vacunados
Los programas de inmunización exitosos, como las sociedades exitosas, dependen de la cooperación de cada individuo para garantizar el bien de todos.
No. Las vacunas pasan por procesos cientificos largos y rigurosos para asegurarse que son seguras, y son monitoreadas continuamente para detectar problemas de seguridad. El riesgo de efectos a largo plazo de enfermedades prevenibles por vacunación como el sarampión y la poliomielitis es mucho mayor.
Algunas personas pueden experimentar efectos secundarios leves a corto plazo a la vacunación, como dolor en el lugar de la inyección, fiebre de bajo grado, malestar general o erupción cutánea. Aunque pueden ser incómodos durante un corto período de tiempo, no son graves y significan que el sistema inmunológico está practicando cómo combatir el virus o las bacterias si se expone a estos.
Sí. Si bien una mejor higiene, lavado de manos y agua limpia ayudan a proteger a las personas de enfermedades infecciosas, muchas otras pueden propagarse a través de otros medios, independientemente de lo limpia que sea una persona o su entorno. Si las personas no están vacunadas contra enfermedades que hemos logrado controlar, como la polio y el sarampión, éstas volverán a aparecer rápidamente.
No, las enfermedades prevenibles por vacunación no tienen por qué ser "hechos de la vida". Las enfermedades como el sarampión, las paperas y la rubéola son graves y pueden llevar a complicaciones graves tanto en niños como en adultos, incluyendo neumonía, inflamación del cerebro, ceguera, diarrea, infecciones de oído, síndrome de rubéola congénita (si una mujer se infecta con rubéola en el embarazo temprano) y muerte. Todas estas enfermedades y sufrimientos pueden prevenirse con la vacunación. La falta de vacunación contra estas enfermedades deja a los niños innecesariamente vulnerables.
De igual manera, siempre es mejor vacunarse que tratar de obtener inmunidad mediante la enfermedad. Las vacunas se prueban para asegurar que nuestros cuerpos desarrollen una respuesta inmunológica adecuada que nos ayude a combatir los virus y las bacterias que causan las enfermedades. Elegir omitir la vacunación a favor de contraer una enfermedad siempre es extremadamente riesgoso.
No. La evidencia científica ha demostrado que darles a los niños más de una vacuna al mismo tiempo no tienen ningún efecto adverso a sus sistemas inmunológicos.
Los niños están expuestos a diferentes sustancias que activan respuestas inmunológicas todos los días. Un niño está expuesto a muchos más antígenos por un resfriado común o dolor de garganta que los de las vacunas. Comer alimentos puede introducir nuevos antígenos en el cuerpo, y varias bacterias viven en la boca y la nariz.
Por otro lado, hay muchas ventajas en recibir varias vacunas al mismo tiempo:
- menos visitas a la clínica;
- los niños y niñas tienen más oportunidades de completar a tiempo sus calendarios de vacunas recomendadas; y
- las vacunas combinadas (p.ej. la vacuna pentavalente contra la difteria, el tétanos, la tos ferina, la hepatitis B y el Hib) significan menos inyecciones.
No. Esto es imposible. Absolutamente ninguna vacuna - incluidas las vacunas contra la COVID-19 cuando estén disponibles - contiene microchips incluido, que permitan a los gobiernos o a cualquier otra entidad en el poder rastrear a las personas.
Sí. Las personas embarazadas no sólo pueden vacunarse contra varias enfermedades prevenibles por vacunación como la influenza, el tétanos, la tos ferina y la hepatitis B, sino que es extremadamente importante que lo hagan para protegerse a sí mismas y a sus bebés de enfermedades y complicaciones innecesarias.
Algunas vacunas, como la SRP y la vacuna contra la varicela, no deben administrarse a las personas embarazadas, pero pueden administrarse antes o después del embarazo. Se alienta a las personas embarazadas a que pregunten a sus proveedores de salud en sus chequeos prenatales qué vacunas necesitan y cuándo.
No. Varios estudios han demostrado que las niñas que se vacunan contra el VPH no son más propensas a involucrarse en actividades sexuales a edad temprana que aquellas que no se vacunan.